La misma había sido sancionada por el Concejo Deliberante a propuesta del presidente del cuerpo, Daniel Boillos a los quince días del mes de diciembre del año pasado.
La mencionada norma nacional fue sancionada por el Congreso de la Nación el día 13 de Noviembre del 2013 y promulgada automáticamente a partir del 6 de diciembre del mismo año.
El objeto de dicha ley es promover la reducción del consumo de sodio en la población. En la misma establece que la autoridad de aplicación de la presente ley es el Ministerio de Salud. La redacción vine acompañada de un anexo en el cual se fija los valores máximos de sodio que deberán alcanzar los distintos grupos alimentarios.
En el articulado de la ley se fijan las funciones de esta autoridad de aplicación, tales como determinar los lineamientos de la política sanitaria para la promoción de hábitos saludables y prioritariamente reducir el consumo de sodio en la población; establecer, fijar y controlar las pautas de reducción de contenido de sodio en los alimentos; fijar los valores máximos y su progresiva disminución para los grupos y productos alimentarios no previstos en el Anexo I; determinar en la publicidad de los productos con contenido de sodio los mensajes sanitarios sobre los riesgos que implica su consumo excesivo; determinar en acuerdo con las autoridades jurisdiccionales el mensaje sanitario que deben acompañar los menús de los establecimientos gastronómicos; desarrollar campañas de difusión y concientización que adviertan sobre los riesgos del consumo excesivo de sal y promuevan el consumo de alimentos con bajo contenido de sodio.
Impacto en la salud
Es sabido que la sal consumida en exceso es una de las principales causas de la hipertensión arterial, hace que las arterias, que transportan la sangre por el organismo, pierdan elasticidad y se vuelvan más rígidas, dificultando el trabajo del corazón y los riñones.
La hipertensión arterial en sí misma es causa de crisis hipertensivas, que provocan hasta un 5 % de las muertes por enfermedades cardiovasculares. Es una enfermedad crónica que con frecuencia requiere tratamiento de por vida y eleva mucho el riesgo de padecer otros trastornos mucho más graves. La hipertensión arterial es la principal causa de ictus y una de las más importantes de infartos, que son dos de los motivos más frecuentes de muerte y de discapacidad en nuestra sociedad.
Ictus o accidente cerebrovascular: tanto por hemorragias cerebrales como por embolias, provocan aproximadamente un tercio de los fallecimientos por enfermedades circulatorias, pero un alto porcentaje de las personas que sobreviven a un ictus sufren secuelas físicas y neurológicas graves para el resto de su vida.
Insuficiencia cardiaca e infartos: el consumo excesivo de sal tiene además efectos adversos directos, no mediados por la hipertensión arterial, sobre el músculo cardiaco, lo que también empeora el funcionamiento del corazón, favoreciendo enfermedades como los infartos o la insuficiencia cardiaca, cuando el corazón es incapaz de bombear la sangre necesaria para el cuerpo.
El consumo en exceso de sal también provoca otras consecuencias negativas en el cuerpo humano, como por ejemplo, dificulta la función de los riñones: el sistema renal es igualmente básico para la salud, pues lleva a cabo una labor de filtrado y depuración de la sangre imprescindible para la vida. Esta función de filtrado se ve perjudicada por el exceso de sal, potenciando asimismo la hipertensión arterial en un círculo vicioso. Además, la ingesta excesiva de sal es un importante factor que predispone la formación de cálculos renales.
Así mismo también disminuye la cantidad de calcio: como la ingesta de sal es el factor más importante para la eliminación de sodio por la orina, cuanto más sodio se elimina, también se elimina más calcio, lo que hace que se disminuya la cantidad de calcio en los huesos y que haya mayor tendencia a la osteoporosis (mayor predisposición a fracturas óseas, especialmente en personas de edad más avanzada).
Produce también una retención de líquidos: lo cual empeora el funcionamiento de los riñones, corazón e hígado y también genera edema e hinchazón de las piernas y los tobillos.
Favorece el sobrepeso y la obesidad: puesto que la toma de sal aumenta la sed, y ésta trata de ser saciada con bebidas azucaradas y energéticas, tales como refrescos, cuyo consumo continuado y excesivo desequilibran el balance entre calorías ingeridas y calorías consumidas, predisponiendo al sobrepeso y obesidad.