Los ataques, según la organización, se produjeron por medio de «voceros oficiosos, los formales y los informales», que difunden y reproducen información falsa (fake news) atacando a personas.
«En la mayoría de los casos se trata de trolls, es decir, cuentas en Twitter que de modo directo (@AlfredoDarrigo), con seudónimo o en forma anónima (@PajaritaTW), contribuyen a esparcir agresiones o difamaciones», señaló AI.
La entidad, que inscribió al fenómeno dentro de una tendencia mundial creciente de campañas de acoso virtual que son motivo de preocupación desde la perspectiva de la defensa de los derechos humanos, dijo que en Argentina existe «una alta actividad de cibertropas vinculadas discursivamente al gobierno nacional que tenían por objetivo atacar o deslegitimar el discurso de periodistas o referentes de derechos humanos».
La denuncia fue incluida en el informe «El debate público limitado. Trolling y agresiones a la libre expresión de periodistas y defensores de derechos humanos en Twitter Argentina», un relevamiento que analizó 354.000 tuits publicados entre el 22 de octubre y el 14 de noviembre del año pasado, cuando la agenda pública estaba concentrada en temas de derechos humanos y justicia, como la muerte de Santiago Maldonado.
Para AI, «los efectos del acoso serial» tienen el propósito «no sólo de descalificar a los objetos directos de la agresión» sino también «como un dispositivo de disciplinamiento del resto de la sociedad, que es disuadida de poner en circulación opiniones e ideas que provocan el acto reflejo del hostigamiento en las redes».
AI estudió ciberataques contra los periodistas Hugo Alconada Mon, Edi Zunino, María O’Donnell, Reynaldo Sietecase, Romina Manguel, Marcelo Longobardi, Ernesto Tenembaum, Nelson Castro y Carlos Pagni, y los referentes de derechos humanos Adolfo Pérez Esquivel y la propia Belski.
«El ataque a posiciones críticas amenaza la libre circulación de información, ideas y opiniones y viola la libertad de expresión», dijo Belski.
«En el último año, organizaciones de la sociedad civil en todo el mundo hemos manifestado preocupación acerca de los ciberataques. Esta tendencia merece una atención mayor en el marco del uso creciente de las redes sociales como espacios de información y debate público», agregó.
AI aseguró que «el método utilizado en la Argentina combina la acción de cuentas personales de referentes políticos, trolls (cuentas cuyo registro violento bloquea el debate y desvía la conversación), bots (cuentas parcial o totalmente automatizadas en sus interacciones) y seguidores regulares».
En tanto, explicó, el modus operandi de las agresiones que constató en redes sociales en Argentina consiste en una secuencia de responsabilidades en cuyo origen «hay funcionarios o voceros formales del oficialismo pero también cuentas que, identificadas políticamente con el gobierno nacional, no tienen un vínculo formalizado o público aunque en las redes sociales son reconocidas (y en sus perfiles así también las reconocen las propias cuentas) por su oficialismo».
El procedimiento de agresión suele contar con la intervención de agentes de diferente rango, algunos de los cuales funcionan como habilitadores y otros como replicadores, dijo el estudio, en el que trabajaron académicos como Martín Becerra y consultores como Luciano Galup.
El estudio dijo además que la metodología usada para los ataques virtuales necesita de figuras autorizadas como agentes de pasaje del disenso y el debate «hacia la agresión personal y el abuso» y cuenta con «cibertropas que sincronizan actividad tanto voluntaria como automatizada».
«Una vez identificado el objetivo de escarnio se producen ataques en escala donde actúa un número de cuentas anónimas, bots (robots) y perfiles que se activan, en algunos casos como células dormidas, al sólo efecto de participar de la agresión, en lo que puede denominarse ‘efecto carroña’ o ‘trolling'», aseguró.
El número de acciones que desarrollan estas «patrullas automatizadas y semiautomatizadas» es muy elevado, consideró AI, y agregó que en algunos casos supera la cantidad de interacciones de cuentas de personales reales.
Además, indicó que la intensidad en los ataques a los periodistas varía según su agenda de trabajo.
«Cuando la agenda que cubre un periodista es incómoda para el oficialismo el volumen de las acciones contra el periodista crece» y las «agresiones en las redes sociales» se intensifican, concluyó.