Como adelantó LA NACION en octubre del año pasado, el Gobierno alista un plan de inversión de $15.000 millones para transformar integralmente el Aeropuerto Internacional de Ezeiza con el objetivo de aumentar su capacidad, sumar nuevas posiciones para aviones y aumentar los servicios disponibles para este predio donde transitan 10 millones de pasajeros cada año.
El Ministerio de Transporte y la empresa Aeropuertos Argentina 2000 está a cargo de la ejecución del proyecto, enmarcado en el plan «la revolución de los aviones», que lleva adelante la administración Macri y que busca potenciar el mercado aerocomercial argentino. Con la nueva traza, aumentará cuatro veces la superficie de Ezeiza, que pasará de los 58.400 m2 actuales a 217.230 m2.
Además, las puertas de embarque pasarán de 27 a 52, los mostradores de check-in crecerán de 132 a 138 y las máquinas de self check-in (que permiten registrarse a través de computadoras) de 32 a 128. También se añadirán cinco cintas de equipajes de arribos (más largas y anchas para soportar mayor cantidad de equipajes) y el número de cocheras subirá 53% hasta 5264.
La iniciativa asimismo contempla cuadruplicar las posiciones de los aviones, la construcción de una nueva torre de control, los trabajos de repavimentación de la pista principal, la reparación de las calles de rodaje y del sistema de balizamiento, entre otras obras. En rigor, la remodelación comenzaron en 2016 y se extenderán durante los próximos tres años, hasta 2021.
Nuevos edificios
Las operaciones de partida quedarán unificadas en un edificio de dos plantas, que ya se encuentra en construcción. La planta baja contará con 138 puestos de check-in distribuidos en cinco islas y 128 unidades de self check-in, mientras que en la planta alta se realizarán las tareas de seguridad y control migratorio.
Al oeste de esta construcción se situará la nueva terminal de arribos, que incluirá en su planta baja 14 nuevas cintas para retiro de equipajes, una gran sala para el control de aduanas con 14 escáneres, 19 e-gates y un hall de arribos. Por su parte, la planta alta contendrá las áreas de embarque (sumarán nueve puertas, seis con mangas y tres por pista), un corredor de arribos internacionales y un control migratorio con 34 puestos de atención.
Las terminales de arribos y partidas estarán conectadas por un edificio intermedio que, en su planta baja, atenderá a pasajeros de cabotaje y en la alta tendrá un área comercial y sectores de orientación. Asimismo, se construirán dos prolongaciones de estos edificios con la meta de ganar más salas de embarque y posiciones para los aviones.
También comenzaron las tareas de repavimentación de la pista principal (que no se renovaba desde 2001) y el recambio del balizamiento con luces LED. «El aeropuerto de Ezeiza está muy atrasado en materia de infraestructura», admitió en una rueda de prensa el titular del Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (Orsna), Patricio Destéfano. En ese aspecto, recordó que las últimas reformas datan de comienzos de este siglo, mientras que en otras partes del mundo estas terminales «se renuevan cada 10 años.»
Por su parte, el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich , destacó su deseo de que «Ezeiza también sea una opción de cabotaje» para los pasajeros que residen en localidades aledañas. En ese sentido, dijo que su cartera está analizando qué alternativas de transporte urbano pueden ayudar a mejorar la conectividad del aeropuerto y remarcó el ritmo de las obras de este Gobierno: «Entre 1998 y 2015 se construyeron 12 pistas, nosotros en cuatro años llegaremos a las 13.»
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