La policía sospecha que los dos episodios, que sucedieron a pocos kilómetros de distancia en la ciudad estadounidense de Austin, están conectados entre sí. Alarma total en territorio norteamericano.
Esto pasa menos de dos semanas después de que otro estallido similar causó la muerte de un hombre en esa ciudad, capital del estado de Texas, en el sur de Estados Unidos.
Según fuentes policiales, estos ataques estarían motivados por una relación racial ya que todas las víctimas son integrantes de minorías, concretamente negros e hispanos.
Los hechos ocurren en momentos en que miles de personas visitan Austin para asistir al festival de música South By Southwest.
La explosión de hoy, mató a un chico de 17 años e hirió a una mujer de 40 años, ambos negros, dijo el jefe de la policía local, Brian Manley.
Mientras Manley daba una conferencia de prensa para discutir el estallido, las autoridades fueron llamadas al lugar de otra explosión, la tercera, que hirió de gravedad a una mujer hispana de 75 años.
Las autoridades sospechan que las dos explosiones de hoy están relacionadas con una registrada también en Austin el 2 de marzo pasado, que mató a un hombre negro de 39 años, e instaron al público a llamar a la policía si reciben paquetes inesperados.
Luego de una primera intervención ante la prensa en la que dijo que las explosiones podrían constituir un crimen de odio racial, Manley dijo en otra comparecencia posterior que las autoridades no habían establecido un motivo y no podían descartar nada.
Las explosiones sucedieron lejos de los eventos principales del gran festival de música, que atrae alrededor de 400.000 visitantes a Austin cada año.
Los organizadores dijeron en la red social Twitter que estaban “desconsolados por las explosiones en Austin” e instaron a los visitantes a mantenerse a salvo y alertar a la policía si ven alguna actividad sospechosa.
Hace cuatro años, un conductor enlutó el festival al atravesó una barricada con su vehículo, matar a cuatro personas y herir a muchas otras.
Posteriormente se tomaron medidas de seguridad adicionales, que incluyeron controles policiales más estrictos y un alumbrado público más brillante, entre otros.
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