Por primera vez desde 2016, son más los trabajadores argentinos que preferirían irse del país en comparación con los que quieren quedarse, decisión que tiene más que ver con los niveles de satisfacción en el trabajo, los recursos laborales y la valoración que perciben por parte de la organización que con los salarios. Así concluyó el nuevo «Índice de Bienestar y Estrés», a cargo del Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de la Universidad Siglo 21, en el que se encuestó a más de 1000 empleados de distintas ciudades.
En concreto, el 50,4% de los trabajadores querría irse a vivir al extranjero mientras que los que se quedarían alcanzan el 49,6%,. Entre los factores más implicados en la toma de esta decisión están la satisfacción que tienen con su propia vida así como los recursos que poseen en la empresa u organización que los emplea. También influye la edad, dado que los que quieren migrar son en promedio seis años más jóvenes en comparación a los que no lo harían. Como contrapartida, otras variables no tienen tanta preponderancia, entre ellas el salario, ya que no hay diferencias significativas en conformidad entre los que aspiran a irse u los que optan por quedarse.
Con todo, crecen los motivos que llevarían a los empleados a tomar una decisión tan drástica. De hecho, sólo uno de cada tres argentinos se encuentra conforme como situación actual. El índice mostró que se produjo una caída en la percepción respecto a la satisfacción con su vida: en 2017 se registró un 42.4% de respuestas positivas, mientras que en 2018 se redujeron al 34.3%-
«Nos propusimos realizar este trabajo ya que en 2013 la Organización Mundial de la Salud (OMS) implementó un plan de acción a favor de los trabajadores, ya que ellos constituyen la mitad de la población del mundo y son los máximos contribuyentes al desarrollo económico y social», explicó Leonardo Medrano, secretario de investigación del Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de la Universidad Siglo 21.
A su vez, rescató la importancia de la realización de estos trabajos a modo de diagnóstico para las empresas y a nivel país, «porque saber el impacto que tiene el rol de un líder en la performance de los trabajadores puede evidenciar en qué una compañía necesita invertir con más frecuencia, como por ejemplo, los cursos de coaching o liderazgo».
A su turno, Néstor Vázquez, vicerrector de innovación, investigación y posgrado de la Universidad Siglo 21, aseguró que anteriores estudios habían evidenciado que «el 27% de la satisfacción con la vida de un individuo depende de cómo se siente en el trabajo». Y agregó: «Crisis hay siempre y en todas las organizaciones. La gran diferencia radica en cómo se las atraviesa».
El estrés, el cansancio y la salud
El índice también evaluó el nivel de agotamiento emocional mediante un instrumento de uso mundial llamado «Mastach Burnout Inventory», que se emplea para mensurar el estrés crónico. Halló que el 38, 9% de los trabajadores reportó que «siempre o casi siempre» le resulta difícil relajarse luego de la jornada laboral y el 30% le cuesta cada vez más ir a trabajar. Por otra parte, el 32,5% señala que se encuentra tan cansado que no puede dedicarse a otras cosas después del trabajo, incluso a tareas simples como leer el diario o ver televisión.
Una respuesta típica al elevado agotamiento es la aparición de «cinismo» frente al trabajo, un estado psicológico caracterizado por una falta de interés e identificación por las tareas realizadas. Este mecanismo permite que, frente a elevados niveles de cansancio, la persona se vuelva menos sensible a bajar su productividad. Al evaluar los niveles de cinismo, el trabajo encontró que el 21,8% señala que cada vez se siente menos involucrado con su empleo el 21,1% duda que su trabajo contribuya en algo interesante, y el 18.1% siente que ha perdido por completo el interés
Pero a pesar de los altos niveles de agotamiento, se observó que el 90% de los relevados señaló que es persistente en su empleo y que el 89,7% continúa trabajando a pesar de que ocurran problemas laborales.
A su vez, uno de cada cuatro trabajadores señala que la mayor parte de los días experimenta síntomas de malestar emocional tales como dolor o tensión muscular (25.4%), sentirse ansioso o con los «nervios de punta» (24.7%), cansancio físico (19.3%), inquietud motora (18.7%), sensación de poca energía (16.6%), dificultades para concentrarse (11.8%) y dificultades para controlar la preocupación (10%).
Los problemas, por regiones
Con el fin de tener un resultado representativo, se eligió una muestra de más de 1000 trabajadores de entre 18 y 65 años en todo el país, principalmente, en plazas como en plazas como la Ciudad de Buenos Aires, Comodoro Rivadavia, Córdoba, Corrientes, Mendoza, Rosario y San Miguel de Tucumán.
De ellas, Mendoza, Tucumán y la Ciudad de Buenos Aires presentan los mayores niveles de estrés (es decir, mayor agotamiento, cinismo por el trabajo y sintomatología emocional). Por otra parte, los niveles más bajos de motivación laboral se observaron en Córdoba, Ciudad de Buenos Aires y Tucumán, mientras que en Corrientes y Rosario se aprecian los mayores niveles de motivación. Respecto a la satisfacción con la vida, se aprecian resultados semejantes ya que Córdoba, Ciudad de Buenos Aires y Tucumán, presentan los niveles más bajos.
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