El blowout en Bandurria Sur sin dudas fue el derrame más importante de Vaca Muerta de la última década, no solo por la cantidad de crudo y lodos que salieron a superficie sin control, sino por la cantidad de hectáreas que se afectaron. Sin embargo, no fue el único hecho que se registró en el año.
Acorde a los datos oficiales de la subsecretaría de Ambiente de la provincia de Neuquén a los que accedió “Río Negro”, en los últimos cuatro años, hubo 3.368 incidentes ambientales producto de la industria del Oil&Gas.
Vale aclarar que aproximadamente el 80% de las contingencias son provenientes de los yacimientos maduros (desarrollos convencionales), de la Cuenca Neuquina.
Si bien los números fluctúan año a año, solo en los primeros 10 meses de 2018 se identificaron 934 incidentes en Vaca Muerta, el número más alto desde 2016. Los de este año se ubican en 95 yacimientos, aunque el 70% del total se concentraron únicamente en 13.
Los antecedentes indican que en 2015 hubo 863 contingencias ambientales repartidas en 33 yacimientos, 868 al año siguiente, también en 33 áreas, y en 2017 el número se redujo a 703, aunque, la cantidad de yacimientos problemáticos ascendió a 68.
En los últimos dos informes se segregan los incidentes como mayores y menores sin brindar más información. Particularmente, en 2017 el 89% son considerados menores, mientras que el restante 11% fueron mayores. En 2018 la brecha es más angosta aún, el 95% de las contingencias ambientales fueron catalogadas como menores y solo el 5% restante como mayores.
Entre 2015 y 2016 la provincia tiene discriminados 1.163 derrames de crudo y 433 de agua de producción utilizada en los procesos de extracción. En el informe se considera derrame de crudo a cualquier vertido con concentraciones de hidrocarburo mayores a 0%.
La magnitud de Bandurria
La cantidad de contaminaciones en actividades vinculadas a la industria hidrocarburífera de los últimos cuatro años son estadísticas elocuentes desde cualquier punto de vista.
Un dato que sobresale del resto es que el derrame del mes pasado en el pozo Lcav-26, en Bandurria Sur, contaminó más hectáreas que en todo 2015 y 2016 juntos.
Según la última información oficial el derrame de YPF cubrió 47 hectáreas en total entre la superficie alcanzada por el spray, las canaletas y las piletas. Y el área afectada de los dos años juntos fue de 31,51 hectáreas.
Específicamente en el 2015 la superficie afectada por los hechos de estas características abarcó 12,35 hectáreas, y el volumen de suelo contaminado que se retiró fue de 5.515 metros cúbicos (m3). Al año siguiente, el área afectada fue aún mayor, cubrió 19,17 hectáreas y el volumen de suelo retirado fue de 13.091 m3.
Hoy la mirada y las inversiones de las principales firmas que operan en Vaca Muerta está puesta 2.500 metros bajo tierra donde aguardan los no convencionales.
Si bien los incidentes en estos desarrollos solo representan el 20% de las contingencias de los últimos cuatro años, Bandurria demostró que ser minoría no es lo trascendental, sino, el grado de impacto.
La cantidad de afectaciones ambientales está directamente vinculada con el atareado nivel de actividad en el sector. Las estadísticas muestran que año tras año Vaca Muerta crece y sus límites aún no se cuantifican. Indudablemente cada vez quedará más expuesta.