En medio de infinidad de versiones sobre lo que viene, el mundillo político hablaba ayer de un acuerdo electoral en ciernes, casi cerrado, entre la alianza oficialista Cambiemos y el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, con especial epicentro en la Provincia de Buenos Aires.
Según esas versiones, el entendimiento tiene como eje central la posibilidad de que Massa compita como candidato presidencial del espacio Alternativa Federal, con un vice propio, pero llevando como candidata a la gobernación a María Eugenia Vidal, quien asi se vería beneficiada con un doble caudal de votos para buscar su reelección: por un lado, los ciudadanos bonaerenses que opten por la boleta Mauricio Macri-Vidal y, por el otro, los que escojan la supuesta papeleta Massa-Vidal
Para que esto suceda, el oficialismo debe solucionar un escollo que generó la propia Casa Rosada: existe un decreto presidencial vigente, firmado en abril último, que prohíbe las llamadas listas colectoras y que en su momento fue objetado por la oposición peronista. O el Gobierno saca un nuevo decreto que derogue el que está en vigencia o consigue una ayuda de la Justicia que le evite el papelón de desdecirse
El Día