En Gimnasia nunca olvidarán lo sucedido aquel domingo en Bosque. El fantasma del descenso, los cabezazos del Enano y la permanencia en Primera División. Los tres minutos finales de un partido, literalmente para el infarto.
El 12 de julio del 2009 no es un día más para los fanáticos del Lobo. En esa jornada se vivió una de las remontadas históricas del fútbol argentino. El equipo dirigido por Leo Carol Madelón, había perdido 3 a 0 en el partido de ida de la Promoción frente a Atlético Rafaela. Gimnasia necesitaba un resultado idéntico a su favor, para permanecer en Primera División. Iban 43 minutos del segundo tiempo, el equipo mens sana jugaba con nueve hombres y perdía 3 a 1. Lo demás es historia conocida.
Una imagen pálida y deslucida había demostrado el conjunto tripero tres días antes en la cancha de la Crema. Algo parecido estaba pasando ese domingo en el Bosque, donde los jugadores triperos parecían no encontrarle la vuelta al elenco dirigido por Marcelo Fuentes. Lejos de hacer locuras, Madelón dispuso un 4-3-1-2 para salir a buscar los tres goles que le dieran la permanencia. Esto se fue desdibujando a medida que iban pasando los minutos y el Lobo empezaba a jugar más con el corazón que con la cabeza.
En un encuentro muy parejo y plagado de nerviosismo, recién a los 27 de la segunda etapa, Diego Alonso logró romper el cero y poner en ventaja a Gimnasia. Una bocada de aire fresco ingresaba en los pulmones de los hinchas que veían la situación cada vez más difícil. La expulsión del Pampa Sosa a cinco del final, dejaba al elenco mens sana con nueve y parecía ser la sentencia definitiva para los locales.
Pero en el fútbol no existen los “imposibles”. Franco Niell, que había ingresado a los 20 minutos del complemento, apareció por el segundo palo dentro en el área de la Crema, y de cabeza conectó un centro de Luciano Aued. 2 a 0, a dos minutos del final. En las tribunas una mezcla de desesperación, algarabía, sufrimiento y esperanza invadió a los hinchas que veían el milagro al alcance de la mano.
Foto: AGLP
En medio del frenesí y el apuro de los hombres de Gimnasia, el árbitro Javier Collado adicionó seis minutos, haciendo que exploten las tribunas y baje el aliento ensordecedor de las más de 22 mil personas. Y en ese marco, lo que parecía imposible se cumplió.
Nuevamente por el costado izquierdo, esta vez fue Cuevas, vino el centro al área de Atlético Rafaela y ante la mirada cómplice de los defensores, Franco Niell volvió a cabecear a contrapierna del arquero Capogrosso y así marcó el gol del milagro.
Foto: AGLP
A 10 años, son miles son las historias y mitos que se siguen escuchando y que envuelven a ese encuentro. Hinchas descompensados y hasta infartados en las tribunas, se suman a las imágenes de llantos interminables y un festejo que sería inolvidable para todos los que eran parte del mundo Gimnasia.
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