Tras las muertes por la ola de frío, la iniciativa de las organizaciones sociales fue reprimida por la Infantería, que no permitió que se bajaran colchones para los sin techo y detuvo a dos voluntarios.
Vigilados por un centenar de efectivos de Infantería de la Policía de la Ciudad, varias de las organizaciones que la semana pasada revelaron datos provisorios del Segundo Censo Popular de Personas en Situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires procuraban instalar esta tarde una “carpa refugio” junto al Obelisco, con el objetivo de que las personas en situación de calle puedan pernoctar y acceder a una comida caliente. Pero nada es sencillo en el espacio público porteño, ni siquiera ayudar a quienes más lo necesitan.
En efecto, pasadas las 16, la Policía no dejó que desde un camión un grupo de voluntarios bajara una decena de colchones. Los uniformados lanzaron gases lacrimógenos, generando una situación de fuerte tensión en la 9 de Julio. Dos personas fueron detenidas en ese momento, «por tirar piedras», según dijeron desde el Ministerio de Seguridad porteño.
Tras varias horas de discusiones, y por una mediación de la Defensoría del Pueblo, los organizadores de la iniciativa solidaria desistieron de instalar el refugio, aunque se llegó a un acuerdo para que, hasta las 22, funcionaran las ollas populares y unas 300 personas en situación de calle pudieran al menos acceder a una cena caliente.
La calle no es un lugar para vivir. Es evidente, no hace falta explicarlo, pero mientras el gobierno nacional no acciona ni se pronuncia –sino a través de sus trolls y sus energúmenos habituales para denunciar a Juan Carr y sus “operaciones k”–, el frío y la miseria combinados matan. Miguel Ángel Torrent, con 64 años a cuestas y dos en situación de calle, murió de hipotermia frente a la terminal de micros de Rosario y se convirtió en la sexta víctima de esta ola económica polar en menos de dos semanas. Ante la desidia, entonces, las organizaciones sociales que se ocupan de los sin techo y organizaciones sindicales que sí tomaron nota de la tragedia habian decidido hacer lo que el Estado macrista no hace.
La iniciativa del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), Proyecto 7 y El Movimiento Popular La Dignidad, entre otras agrupaciones, salió a ocupar, en la fecha patria, el lugar que distintos estamentos estatales están dejando vacante en el distrito más rico del país, tal como hicieran los clubes de fútbol la semana pasada. Se busca un paliativo duradero, que ofrezca refugio más allá de una noche. Horacio Ávila, de Proyecto 7, había asegurado que la carpa permanecería allí hasta que las condiciones climáticas lo requieran. Allí iban a dormir unas 80 personas, además de contar con la contención de un equipo de trabajadores sociales, médicos y psicólogos, y asistencia legal para la tramitación de documentación para aquellos que no la tuvieran.
Una movida similar organizó el Sindicato de Camioneros, que distribuyó este martes, con epicentro en la Plaza del Congreso, 150 ollas populares para ofrecer alimento a personas en situación de calle o que, aun con un techo, padecen los efectos de la crisis económica.
El censo dado a conocer el viernes pasado reveló que unas 7251 personas duermen a la intemperie en calles y plazas porteñas, una cifra que sextuplica las 1146 que admite el censo oficial.
La jornada solidaria incluyó la recepción de ropa de abrigo, frazadas y alimentos no perecederos en diversas sedes de las organizaciones participantes. Pero la instalación del refugio en el Obelisco encontró una sola respuesta: represión. Mientras desde el Ministerio de Seguridad porteño sostenían que la instalación de la carpa en la Plaza de la República no fue autorizada, las organizaciones sociales señalan que la tramitaban hace días y nunca obtuvieron respuesta.