El fallido emprendimiento de Bartolomé Restobar en Gaiman ahora tiene contra las cuerdas a un polémico empresario que llegó a esa localidad con la promesa de impulsar un comercio floreciente. Se trata de Leandro Usín, quien podría enfrentar cargos millonarios por emitir cheques sin fondos.
Los documentos a pagar fueron emitidos como promesa de pago a proveedores y a 15 empleados. Usín se contactó con personas de la zona para que lo ayuden a movilizar en proyecto. Emitió 53 facturas usando el nombre del exempleado de 21 años.
Franco Valenzuela, afirma haber sido estafado. Es quien figura como firmante de los cheques librados de manera presuntamente irregular. El joven de 21 años sostuvo en una entrevista cedida a Cadena Tiempo que “se nos está mostrando por todos lados. Estamos como las otras personas. Fuimos estafados. Esta persona se contactó con mi mamá hace un par de meses, le dijo que tenía un trabajo, que tenía una obra en construcción en seco y que quería iniciar construcciones y comprar lotes en Trelew, que necesitaba una persona que lo ayude, que lo asesore. Él le ofreció a mi mamá un dinero para que lo ayude”.
Para poner en marcha el negocio, Usín “se comunicó con mi mamá por Instagram, le mandó la solicitud, comenzaron a hablar, mi mamá lo conoció, tomaron un café, él le comentó lo de los loteos, mi mamá le dijo que a la mañana no podía pero a la tarde podría ayudarlo con los trámites. Mi mamá trabaja hace 26 años en el Banco del Chubut”.
Reveló que “tomaron un café y le comenta a mi mamá sobre la necesidad de alquilar una oficina para toda la administración. Yo en ese momento laburaba en un boliche y ganaba muy poco realmente, le ofreció un trabajo para mí, que si conseguía la oficina me pondría a mí para manejar la computadora, los trámites y demás”. Luego dio detalles de cómo conformó las cuentas bancarias y cómo emitió los cheques. Reconoció que fue tratado hostilmente por la situación.
Su madre, habló en la entrevista radial con Ramiro Outeda y Celeste Lillo. Puntualizó que “Lo conocí por Instagram, comenzamos a charlar durante un par de meses (desde febrero) me decía que viajaba muy seguido a Trelew por negocios. Sí se dio el vínculo, no había ninguna relación, porque se dijo que éramos amantes, nada de eso. Se suponía que era buen empresario, averigüé en AFIP, todo, nos engañó”.
“A todo el mundo le vendió espejitos de colores. Él lo llevó a mi hijo a los bancos, tiene 21 años, obvio que no sabía lo que hacía este hombre”, contó.