Es uno de los detalles más oscuros del homicidio. La prueba fuerte de la acusación podría servirle a la defensa para pedir un atenuante.
Después de matar a golpes y puñaladas a su padre Orlando Jara (55), los hermanos Fernando (27) y Matías Jara (21) cometieron una impresionante acción ante la vista de los vecinos que registra diferentes interpretaciones entre los investigadores.
Como se sabe, el domingo a la madrugada hubo una terrible discusión familiar en el barrio Zona II de Zapala, que involucró a Rolando Jara con su pareja y dos de sus hijos.
La disputa verbal comenzó en el interior de la vivienda y siguió en la calle a los golpes de puño. Finalmente aparecieron las armas blancas.
Orlando Jara fue golpeado por sus hijos con una lanza de acarreo de automóviles y con piedras. Pero lo que le causó la muerte fueron cuatro puñaladas, dos de las cuales le atravesaron el corazón.
Lo escabroso ocurrió después. El cuerpo del hombre quedó tirado en la vereda, y su hijo mayor le seccionó la cabeza con un cuchillo ante la vista de los vecinos.
Luego Fernando, con su teléfono celular, se tomó una selfie con la cabeza de su padre y se la envió a un amigo.
Esa persona ya fue ubicada por la justicia y se presentó a declarar.
La selfie es una de las pruebas más contundentes de la autoría del homicidio.
Pero la defensa podría utilizarla para argumentar algún atenuante o eximente de la pena, porque la conducta no se configura dentro de los parámetros esperables para una persona que acaba de asesinar a su padre.
Según los vecinos y otro hermano, el padre golpeaba habitualmente a su pareja y los jóvenes salían a defenderla. El domingo a la madrugada, amenazó con matar a toda su familia.