La industria hidrocarburífera sigue siendo el principal sostén de la economía local, pese a la crisis económica y financiera que atraviesa Chubut. E inclusive, durante 2019, pudo mantener el liderazgo como mayor productora de petróleo del país, un sitial que mantiene desde hace catorce años.
La confirmación de un dato clave para la economía chubutense se da en medio de una profunda crisis económica, financiera y política de la Provincia, mientras el Gobierno provincial intenta llevar adelante un plan de ajuste en las cuentas públicas, cada vez más agobiadas por la enorme masa salarial a la que debe hacer frente el Estado (unos 4.000 millones de pesos mensuales para saldar los haberes de 65.000 empleados estatales), una situación agravada por la deuda en dólares en gestiones anteriores.
El razonable desempeño de la industria hidrocarburífera es uno de los pocos alivios para una economía casi colapsada. Salvo el sector pesquero, que viene de dos años con balance positivo pero está lejos de igualar en relevancia a la actividad petrolera, el resto de las actividades económicas de Chubut no pudo soportar los efectos de la crisis con la fortaleza suficiente.
La industria del aluminio, el otro producto que moviliza en parte la economía chubutense, acaba de tener un buena noticia del gobierno de Donal Trump, que por ahora parece haber dejado de lado las amenazas de imponer mayores restricciones al aluminio argentino
Cuesta abajo
El sector comercial minorista, un gran generador de empleo -sobre todo en la zona del Valle-, cerró 2019 con caídas estrepitosas en sus ventas y disminución de la fuerza laboral. Con sueldos públicos pagados con atraso e incertidumbre sobre el próximo semestre, la caída en ventas afecta a todo el sector comercial y la pérdida de empleo es una consecuencia inevitable.
La caída del empleo en todos los niveles, por caso, es un tema que viene preocupando hace tiempo, pero los números divulgados por el Ministerio de Trabajo de la Nación confirman que la situación en Chubut se viene agravando.
Chubut terminó el año pasado entre los nueve distritos más perjudicados por las políticas económicas de los últimos cuatro años, durante los cuales se destruyeron 229.100 puestos de trabajo en el sector privado. En ese contexto, la Provincia perdió 6.900 puestos de trabajo privados desde 2015.
Más producción
Aunque los datos consolidados todavía no fueron divulgados por la Secretaría de Energía de la Nación, con los valores a noviembre del año pasado, Chubut lidera el ranking de producción con 7.970.017 metros cúbicos, contra 7.210.656 metros cúbicos de la cuenca neuquina.
La consolidación de la cuenca del Golfo San Jorge (incluye al norte de Santa Cruz) como principal región petrolera es también destacable porque el año pasado la cuenca neuquina, con Vaca Muerta a la cabeza, registró un 27% de crecimiento a partir de la producción no convencional (shale oil).
Si bien los datos oficiales se conocerán en pocos días, el proyectado final para todo el año 2019 -con diciembre incluido- cerraría en aproximadamente 8,7 millones de metros cúbicos (equivalente a 55 millones de barriles).
El año cerró bien para la actividad en la Cuenca, coinciden tanto las operadoras y los gremios del sector como los funcionarios provinciales del área. Los planes de inversión se cumplieron casi al cien por ciento y en muchos casos, algunas lo han superado.
Uno de los puntos más destacados es que no hubo en los últimos tiempos ninguna situación de pérdidas de empleo masivas y la actividad se pudo desarrollar casi de manera normal, con algún altibajo producto de los reclamos de los sindicatos docentes, que el año pasado cortaron los accesos a los principales yacimientos en la zona sur provincial.
Números
En ese contexto, Pan American Energy (PAE) se consolidó como la principal operadora en Chubut, con más del 65% de las inversiones del sector y el 60% de la producción petrolera (unos 4,5 millones de metros cúbicos), contra el 22% que representa la estatal YPF (1,8 millón de metros cúbicos).
La Cuenca también representa un fuerte sostén del empleo en la provincia, con más de 11.000 puestos de trabajo formal en la extracción de petróleo crudo y gas natural.
En cuanto a inversiones, en los últimos años se viene promediando un nivel de entre U$S 900 y U$S 1.000 millones (alrededor del 15% del total nacional).
En ese marco, las regalías hidrocarburíferas que percibe Chubut, que siguen siendo el mayor ingreso para las arcas públicas provinciales, rondaron en 2019 un monto de 393 millones de dólares (entre petróleo y gas).
Si a ese monto se le resta lo correspondiente a los ingresos por regalías gasíferas (entre 25 y 30 millones de dólares), la renta petrolera rondaría los 365 millones de dólares, lo que le permitiría a Chubut mantener el primer lugar en el reparto de los ingresos por regalías entre todas las provincias hidrocarburíferas. El sostenimiento de la actividad petrolera, las fuentes laborales y la paz social en Chubut se dan en un marco nacional complejo.
Por ejemplo, el precio del gas congelado con un dólar a $ 41 (heredado del Gobierno anterior); el precio del combustible congelado (también una “herencia” del macrismo pero continuada en esta primera etapa del gobierno de Alberto Fernández); y el precio del Brent en baja, en los últimos días a causa de la expansión del por ahora enigmático coronavirus.
También hay un contexto regional complicado si se tiene en cuenta lo que viene ocurriendo en la vecina Cuenca Neuquina, en donde ya hay unos 2.000 puestos de trabajo menos y el líder del sindicato petrolero Guillermo Pereyra en pie de guerra.
Impacto nacional
La importancia relativa del sector hidrocarburífero en la economía nacional se expresa con números: más de 8.000 millones anuales de inversión directa “upstream” en los últimos cuatro años; y más de 3.000 millones de dólares en “downstream”.Asimismo, la recaudación tributaria en impuestos internos a los combustibles, retenciones a la exportación y regalías promedió los U$S 5.000 millones en cuatro años. En este contexto no se puede soslayar el “efecto potenciador” de Vaca Muerta: por cada 10 millones de dólares que se invierten en esa cuenca, se generan U$S 7 millones en recursos directos a nivel nacional y provincial.
Ese valor relativo del sector de los hidrocarburos también se transfiere al sector laboral: entre empleo directo e indirecto, el sector energético paga casi el 30% del empleo privado registrado en las provincias patagónicas.Además, el potencial exportador de gas y petróleo, con el desarrollo de los recursos no convencionales, ya empezó a tener un efecto directo en la disminución de importaciones y consolida al país como exportador.
En medio de la crisis chubutense, no faltan los que dicen impulsar un “ajuste del Estado” pero, en realidad, están hablando solamente de presionar más a las “vacas lecheras” de la economía. Discutir tributos cuando toda una economía funciona y el Estado tiene ordenadas sus cuentas, es un debate razonable.El problema que ven los empresarios es la intención de algunos políticos, que pretenden hacerle pagar la “fiesta” a las pocas industrias que producen y que son las que invirtieron en los últimos años.
El riesgo es que esa presión tributaria termine ahogando la producción y las inversiones decaigan, lo que volvería a confirmar aquel viejo dicho que sostiene que el remedio nunca puede ser peor que la enfermedad.