“Había peones de campo que no se habían enterado de la existencia de la Pandemia del Coronavirus porque se quedaron sin pilas en sus radios… se enteraron hace pocos días cuando les fuimos a llevar mercadería, y otros cuando fueron a El Calafate a buscar alimentos y se encontraron con que el pueblo estaba cerrado”, explicó René Caro, jefe de la División de Operaciones Rurales de la Policía de Santa Cruz.
“Lo tomaron con sorpresa pero con calma”, dijo Caro. En algunos lugares, donde a esta altura del año el frío se siente con temperaturas bajo cero, la necesidad de contar con provisiones, gas y combustible es apremiante. En particular en los campos cercanos a El Calafate, donde el intendente Javier Belloni estableció cerrar el portal de ingreso a la ciudad, como ocurre en muchas localidades del país.
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Según contaron desde la Policía, en algunas estancias no estaban ni enterados del coronavirus, de su gravedad y de las medidas que se han tomado al respecto. Días atrás, personas de una zona rural cercana a la villa turística de El Calafate salieron de la estancia y buscaron ingresar a la ciudad, desconociendo el cierre total del acceso.
Otro caso se registró entre las personas que trabajan en la estancia “La Josefina”, a unos 130 kilómetros de la localidad de Tres Lagos. Se quedaron sin pilas en la radio y desconocían completamente los sucesos. Recién se enteraron cuando se acercó personal policial de la División de Operaciones Rurales (DOR).
“Lo tomaron con sorpresa, pero tranquilos. Ninguno se alarmó. Las personas que viven y trabajan en el campo ven todo dese muy lejos y dado que pasan mucho tiempo en soledad, no están preocupadas por el virus. La preocupación de ellos pasa por sus caballos, los animales que cuidan, sus perros. Y, obviamente, las pilas, para que no les pase lo de la estancia La Josefina y poder continuar escuchando la radio”, aseguraron desde la Policía a La Opinión Austral. Algunos recordaron la película Good Bye, Lenin!, donde una mujer despierta después de haber pasado meses en coma cuando todos ya hablaba de la caída del Muro de Berlín y el mundo era otro.
Salvo excepciones, la única vía de comunicación que tienen los “camperos” es la radio. Algunas estancias tienen televisión. Pero lo más normal es sintonizar alguna radio. Contactarse con sus familiares también es difícil. Deben moverse a lugares específicos para tener señal con los celulares.
Caro sostuvo que están “optimizando al máximo el recurso humano y logístico” para llegar a todas las estancias de la zona. En El Chaltén hay 14 establecimientos rurales, en Tres Lagos otros 63 y en todo el departamento Lago Argentino 60 más. En total son 137 estancias, que cubren con diez policías y tres camionetas. Se estima que son cerca de 130 las personas que están en los campos de esa jurisdicción.
Les llevan víveres, gas y combustible que los propietarios de estancia adquieren para sus trabajadores en los comercios de El Calafate. La logística se coordina con el Consejo Agrario Provincial, la Sociedad Rural Lago Argentino y el Senasa. “Nos tocó llegar a establecimientos y la gente desconocía de todo, estaban sin pilas en sus aparatos de radio y de comunicación. Lo vemos extremo, pero es la realidad, pasa en el campo”, dijo Caro. Para llegar a algunas estancias los policías tuvieron que meterse en zonas anegadas, cubiertas de agua.