Hay quejas por la falta de tests y elementos de protección suficientes. Oficialmente admiten 35.000 profesionales infectados. El gremio estima 200.000.
Seis semanas de confinamiento y tres días en que los muertos por coronavirus son menos de 400 por día, hacen pensar que la epidemia ya no es asfixiante en España, pero para los trabajadores de la salud sigue siendo una sangría.
Hasta este sábado, los casos de contagios confirmados rondaban los 224.000. Unas 23.000 personas murieron infectadas con coronavirus y 95.700 lograron curarse.
El virus, sin embargo, sigue circulando en España y el personal sanitario, esa inmensidad anónima que los españoles aplauden desde sus balcones y que resiste contra la peste en la línea de fuego, lleva su propia lista de caídos en combate: España es el país del mundo con más profesionales sanitarios infectados.
No lo dicen sólo ellos. Según el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades, el 20 por ciento de los casos positivos de Covid-19 en España afecta al personal que asiste y trata a los pacientes con coronavirus. En Italia, los sanitarios contagiados representan el 10 por ciento; en Estados Unidos ronda el 3, y en China, el 3,8 por ciento.
El Ministerio de Sanidad español admite que más de 35.000 profesionales sanitarios contrajeron la infección. “Nosotros estimamos que podrían ser en torno a los 200.000”, dice a Clarín Diego Ayuso, enfermero y secretario general del Consejo General de Enfermería de España.
-¿Por qué hay tanta diferencia entre las cifras oficiales y las que ustedes manejan?
-Los datos oficiales sólo reflejan las cifras de los sanitarios a los que se les han hecho los tests. El problema que tenemos en nuestro país es que no se están haciendo tests a los sanitarios ni masivos a la población para conocer realmente la extensión de la pandemia. Si se hubieran hecho, se hubieran podido detectar casos asintomáticos y se hubieran podido aislar y evitar contagios. Es lo que hizo Islandia o Coreo del Sur. Pero aquí no los teníamos. Porque hubo una mala política.
-¿España hubiera podido tener tests para controlar a toda su población?
-Los test de PCR se podrían haber hecho en nuestro país en los meses de enero y febrero y, sin embargo, se han estado exportando. Empresas españoles fabricaban tests de PCR y se exportaban a Francia, a Estados Unidos, a Alemania.
-¿Se testea primero a los pacientes o al personal sanitario?
-La prioridad está en el diagnóstico del paciente, antes que testear al personal sanitario. Hemos hecho un relevamiento entre más de 10 mil enfermeras, lo cual es una muestra representativa porque en nuestro país somos unos 300 mil, y sólo se les ha hecho el test al 22 por ciento de las enfermeras y enfermeros. Es decir que se testeó a menos de un tercio de las personas que están en primera línea atendiendo a nuestros pacientes. En nuestro país tenemos el porcentaje más alto de personal contaminado por Covid.
-¿A qué atribuyen tantos contagios entre sanitarios?
-Los equipos de protección han sido escasos, insuficientes. En cuanto a los barbijos, han tenido que ser reutilizados. Al no disponer de ellos, se mandaban a esterilización y volvían a ser utilizados por los profesionales. Tampoco había trajes de protección individual. Los sanitarios se llegaron a fabricar con bolsas de basura batas impermeabilizadas para protegerse. Con lo único que no ha habido problema es con los guantes. Pero sí con las pantallas y las gafas de protección ocular, que también se estuvieron reutilizando.
Hace unos días, el gobierno de Pedro Sánchez canceló los contratos con un proveedor chino que envió 140.000 barbijos fallados.
“La gestión de las diferentes autoridades sanitarias provinciales y autonómicas gobernadas por todos los partidos políticos es caótica”, dijo Florentino Pérez, presidente del Consejo General de Enfermería de España.
“Hemos presentado una querella ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo contra el presidente del gobierno, contra el ministro de Sanidad y varios cargos de su departamento -detalló-. Se les imputa un delito contra la seguridad de los trabajares que está imputado en el Código Penal con penas de prisión.”
La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos también querelló ante el Tribunal Supremo al ministro de Sanidad por la distribución en hospitales de barbijos defectuosos.
Lo acusan de actuar con negligencia “poniendo en grave riesgo la salud e integridad del personal sanitario, y especialmente de los médicos, que han utilizado dicho producto con el convencimiento de su idoneidad y en la buena fe que se debe presumir de quien tiene tan altas responsabilidades”.
El fin de semana pasado murieron el jefe de cirugía del Hospital La Paz, Joaquín Díaz Domínguez, y el de Neurología del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, Jesús Vaquero, dos nombres prestigiosos de la medicina española que se infectaron durante los días más agobiantes de la epidemia. Desde que se desató la crisis sanitaria, 37 profesionales sanitarios murieron por Covid-19.
“Somos enfermeros y enfermeras y la única motivación que nos mueve es la seguridad de los pacientes -agregó Pérez-. Nos estamos jugando la vida y la de nuestros familiares diariamente al no tener suficiente material de seguridad para protegernos.», publicó El Clarin.