El COVID-19, infección vírica que deteriora nuestro sistema respiratorio con alevosía al no existir una vacuna salvadora, provoca, en los casos más graves, neumonía bilateral: “inflamación progresiva de los pulmones que generará, a su vez, un torrente sanguíneo cada vez más deficiente en oxígeno -hipoxia- y, por ende, una posible muerte cerebral”, explica el Dr. Pedro Landete Rodríguez, neumólogo del Hospital Universitario de la Princesa de Madrid.
A fecha de 28 de marzo, el número de contagiados por coronavirus contabilizados en España ascendía a 72.248 personas (un mínimo de 665.000 confirmados en todo el mundo); permanecían hospitalizados alrededor de 40.630 pacientes; habrían recibido el alta 12.285; y el dato de fallecimientos sumaba ya 5.690, la mayoría hombres y mujeres con más de 60 años de edad.
Con el cuerpo y el alma focalizados en la UCRI neumológica, el Dr. Pedro Landete, también profesor asociado en Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y experto en tabaquismo de la SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica), acredita su experiencia profesional en trastornos de la pleura pulmonar, asma y apnea del sueño.
Landete, nacido en Albacete (España), se licenció en Medicina y Cirugía General por la Universidad de Castilla-La Mancha e hizo el MIR (Médico Interno Residente) de Neumología en el Hospital San Juan de Alicante.
Entre otros títulos, es Máster en Diagnóstico y Tratamiento de las Enfermedades Respiratorias, Máster en Gestión Sanitaria por la UCAM y Máster en Formación Continuada en Beneficio de los Pacientes con Patologías Respiratorias por la ESIC Business&School en 2017.
También es autor de más de 14 publicaciones en revistas de impacto e investigador en más de seis proyectos FIS y participante en diez ensayos clínicos.
Además, realizó una estancia académica y clínica en el Newark Hospital de New Jersey (EE.UU.), donde se instruyó en ventilación aguda y domiciliaria en pacientes neuromusculares, en traqueostomía y en extubación en pacientes complejos.
Doctor Pedro Landete, ¿Cómo ataca el coronavirus a nuestros pulmones?
“Sabemos que el COVID-19 es muy agresivo para el organismo humano y que centra su malignidad desarrollando problemas básicamente en el sistema respiratorio, siendo la función pulmonar su principal objetivo. Tanto es así, que estamos observando neumonías bilaterales -inflamaciones- muy extensas, lo que genera una alteración drástica entre la ventilación y la perfusión a nivel del pulmón y, consecuentemente, una insuficiencia respiratoria grave”, explica.
En los pulmones se realiza el intercambio gaseoso con la sangre. Por medio de sus cientos de millones de alvéolos -sacos de aire- y capilares -pequeños vasos sanguíneos- se establece la entrada del oxígeno, procedente de la inspiración, hacia las células sanguíneas, es decir, a todo el organismo; y se extrae de esa misma sangre el dióxido de carbono (compuestos desechables en forma de gas), que se expulsará fuera del cuerpo mediante la expiración.
“A medida que el coronavirus inflama (hinchazón, dolor) porciones cada vez más grandes del parénquima pulmonar (donde se realiza el intercambio gaseoso), se genera una mayor dificultad en el intercambio entre la pared donde está el oxígeno y la sangre que fluye a través del pulmón para su oxigenación. Además del propio daño en los tejidos pulmonares, se ocasiona una alteración gravísima en la recepción de oxígeno a nivel de todo el organismo”.
Los pacientes cuyos requerimientos de oxígeno son muy altos por esta infección vírica, o bien son casos que necesitan mucha capacidad respiratoria, dejan de tener el aire necesario para vivir.
“Incluso, a pesar de la oxigenación medicinal que se les aporta en las Unidades de Cuidados Respiratorios Intermedios (UCRI) con los respiradores funcionando a dosis máximas, que son 15 libros por minuto (lo normal es entre 5 y 8 litros)”.
Son pacientes que necesitarán medidas más agresivas, como ventilación mecánica no invasiva o ventilación mecánica invasiva mediante sedación e intubación endotraqueal (colocación de una sonda -tubo- hasta la tráquea a través de la boca o la nariz).
Si el paciente con neumonía, u otra insuficiencia respiratoria grave, precisa de ayuda física para respirar se practica una traqueotomía (agujero en la tráquea) y se inserta una sonda hasta la zona donde la tráquea se ramifica hacia los pulmones. Esta sonda se conecta a un ventilador mecánico (respirador).
“El aparato respirador (que introduce y extrae el aire de los pulmones bajo el control de un microprocesador) tiene como misión principal crear un volumen constante de oxígeno con el fin de mantener el mayor número de alvéolos pulmonares ventilados y abiertos”.
Se consigue mantener la mayor área pulmonar de intercambio gaseoso con el torrente sanguíneo.
“Si no somos capaces de reclutar todo el pulmón que esté sano en estas neumonías tan grandes, los pacientes desarrollarán un déficit crítico de oxígeno. Los respiradores son fundamentales para mantener una oxigenación óptima, aceptable, para que el paciente no padezca insuficiencia respiratoria grave y pueda fallecer como consecuencia de este riesgo vírico”.
¿Qué medicamentos se administran a l@s pacientes?
“Los médicos vamos aprendiendo día a día a tratar esta enfermedad infecciosa tan desconocida. Nos estamos basando en todas las publicaciones científicas existentes generadas a partir del estallido de la pandemia COVID-19, sobre todo de la gran experiencia China y de la utilización de algunos fármacos que se han probado en Italia”, apunta.
“Ahora, en España, el tratamiento habitual para intentar controlar el coronavirus en pacientes leves-moderados es utilizar hidroxicloroquina (para combatir la malaria, el lupus y la artritis reumatoide) y azitromicina (antibiótico usado en otras infecciones pulmonares) , pudiendo añadir un antiviral como es kaletra (lopinavir reforzado con ritonavir) en los casos más graves”, relaciona.
“En los pacientes que sufren mucha inflamación -neumonía-, examinada con radiografía de tórax, se plantea suministrar corticoides -hormonas que regulan el proceso inflamatorio- a dosis medias y altas”.
“También, estamos midiendo el nivel de interleuquina 6 para utilizar un tratamiento biológico, tocilizumab, en aquellos pacientes que tengan elevado este biomarcador”.
Doctor, ¿Cómo actúa este maldito virus cuando le gana la partida a los tratamientos?
“El coronavirus genera una insuficiencia respiratoria muy crítica con gran dificultad de intercambio de oxígeno en sangre, lo que lleva a la imposibilidad de mantener niveles de oxigenación óptimos en el organismo, sobre todo a nivel del cerebro. El paciente puede sufrir muerte cerebral por hipoxia o fallecimiento por otras consecuencias orgánicas de esta grave insuficiencia respiratoria”, indica.
¿Han observado si estos enfermos graves por coronavirus padecen linfopenia, en un 85 % de los casos como advierten algunos estudios?
“Así es. En la analítica inicial solemos ver que estos pacientes presentan leucopenia (baja producción de leucocitos o glóbulos blancos), asociada, predominantemente, a un número bajo de linfocitos (células inmunitarias B y T elaboradas en la médula ósea que se encuentran en la sangre y en el tejido linfático, respectivamente); algo característico también a nivel hepático, por ejemplo. En otros casos puede estar unido a una elevación del dímero D, marcador de coagulación sanguínea”, expone.
Doctor Landete, ya han salvado a más de 12.285 personas en toda España (más de 141.750 en el mundo), ¿En qué condiciones salen de la UCI estos pacientes?
“Estamos dando cada vez más altas a pacientes en cuidados intermedios (UCRI) y en las Unidades de Cuidados Intensivos de Urgencias, pero todavía es pronto para decir con certeza médica bajo qué condiciones finales de salud van a salir estos pacientes de la neumonía generada por el coronavirus”, opina.
“Según avanza la enfermedad, los pacientes hospitalizados requieren intubación y nivel altos de oxígeno, por lo que les queda todavía un proceso largo de tratamiento al salir de la uci. Esperemos que la mayoría puedan evolucionar bien, disminuyendo su necesidad de oxígeno a dosis muy altas”.
“Aún así, creo que los cuadros más leves y moderados, o con neumonías muy pequeñas, no tendrán secuelas. Me generan más dudas aquellos otros pacientes graves que van a estar mucho tiempo intubados en la uci, incluso que van a tener que salir con traqueotomía hasta que puedan respirar por su vía natural. En estos pacientes se podría generar algún tipo de enfermedad respiratoria crónica, como la fibrosis pulmonar”.