Investigadores de distintas instituciones llevan adelante la primera investigación en la Argentina sobre la posible relación entre el nuevo coronavirus y el olfato, con la hipótesis de que la pérdida repentina de ese sentido puede presentarse como único síntoma de Covid-19, ya que daña el epitelio olfatorio, la única neurona que se encuentra fuera del cerebro.
«En la nariz, el coronavirus daña los receptores de la célula olfatoria, que se llama también bipolar y es la única neurona que está fuera del cerebro», dijo a Télam Stella Cuevas, una de las investigadoras que forma parte de ese equipo.
En este sentido, indicó que el nuevo coronavirus «parece tener mucha avidez por esos receptores».
Cuevas es médica especialista en olfato y doctora del servicio de otorrinolaringología del Hospital de Clínicas «José de San Martín», una de las instituciones que participan de la investigación junto con la Fundación Huésped y el Inbirs, un instituto dependiente de la Universidad de Buenos Aires y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
Para determinar si efectivamente la anosmia (pérdida del olfato) puede ser único síntoma del coronavirus, los expertos piden que personas mayores de 18 años que hayan tenido alteraciones agudas del olfato y del gusto en el último mes se contacten con el equipo.
Para colaborar con la investigación, las personas que cumplan con estas condiciones pueden comunicarse por correo electrónico (olfatocovid@gmail.com), por Instagram a través de la cuenta @olfatocovid, o por la página de Facebook, olfatocovid.
Uno de los principales hallazgos de la investigación, que se encuentra en curso, es que la pérdida súbita del olfato puede ser un «óligo síntoma» de Covid-19, es decir el único o uno de los pocos síntomas.
El 16 de abril pasado, las autoridades sanitarias argentinas sumaron la «anosmia y/o disgeusia, sin otra etiología que explique completamente la presentación clínica», a los síntomas comprendidos en la definición de caso sospechoso de Covid-19: fiebre, tos y dolor de garganta.
«La nariz tiene tres funciones: oler, respirar y fonar, es decir hablar», explicó Cuevas, y agregó que el nuevo coronavirus tiene «mucha apetencia» por el receptor olfatorio.
Ese receptor puede imaginarse «como un candado», dijo, y añadió que el olor «es la llave que abre ese candado».
«El virus daña ese receptor y aparece la anosmia -que es la falta de olfato- de manera súbita y sin estar congestionados», concluyó.
La especialista también explicó que «son muy pocos los casos» de pacientes con pérdida abrupta del olfato, ya que esto ocurre solo como consecuencia de «traumatismos craneoencefálicos con pérdida de conocimiento».
Por otro lado, dijo que, cuando el coronavirus daña el receptor olfatorio, también se ve comprometido el sabor, que hace que la comida resulte agradable y gratificante, y el gusto, que es la capacidad de identificar lo dulce, amargo, salado y ácido.
«El olfato da el 80 por ciento del sabor», remarcó.
Cerca del 20 de marzo último, fecha en que comenzó la cuarentena, Cuevas contactó a una familia de la provincia de Corrientes, de donde ella es oriunda, que tenía coronavirus, y ellos manifestaron que «la comida les resultaba desabrida», lo que llamó la atención de la especialista y la motivó a investigar.
Para el estudio, Cuevas y los demás profesionales del equipo tuvieron también en cuenta lo ocurrido en Europa, donde la pandemia se propagó antes que en América.
«Durante la expansión de Covid-19 en Europa, se detectó anosmia (acompañada por ageusia, que es la falta de gusto) como único síntoma en presencia de pruebas confirmatorias para covid-19», informaron los investigadores.