El buen tiempo primaveral instó este sábado a miles de estadounidenses a salir de sus casas y disfrutar del sol, pese a que su país sigue siendo el epicentro mundial de la pandemia de coronavirus, con más de 1,1 millones de infectados y casi 65.000 muertes.
En la ciudad de Nueva York, foco nacional del brote con más de 18.000 decesos, un millar de policías salió a las calles para controlar que la gente respetara el distanciamiento social y evitar así que se dispare una segunda ola de contagios.
«Los asados con muchas personas y los deportes organizados al aire libre se interrumpirán, al igual que las reuniones», avisó el Departamento de Policía de Nueva York, según la agencia de noticias Ansa.
La municipalidad neoyorquina decidió también cerrar desde hoy el tránsito en varias calles adyacentes a parques para dar más espacio a los ciudadanos; una medida prevista inicialmente para este lunes, pero que terminó adelantándose ante las calurosas temperaturas pronosticadas para este fin de semana.
En el Central Park, el pulmón verde de la Gran Manzana, se veía a niños jugando, así como pequeños grupos de gente haciendo picnics con distancia social y personas practicando deportes.
«Salgan a dar un paseo, pero respeten la distancia social y usen barbijo», dijo el gobernador del estado de Nueva York, el demócrata Andrew Cuomo, en su conferencia de prensa diaria sobre la Covid-19.
Cuomo anunció un ligero repunte de las muertes diarias, con 299 nuevos fallecidos, 10 más que ayer, algo que calificó como «malas noticias», pese a que los números están ya muy lejos de los casi 800 decesos diarios que llegaron a registrarse durante la segunda semana de abril.
«Es una cifra que sigue siendo ofensiva y terroríficamente alta y sigue sin bajar al ritmo que nos gustaría», admitió.
En total, en el estado neoyorquino murieron casi 24.000 personas por coronavirus si se tienen en cuenta las muertes probables que incluye en su recuento la ciudad de Nueva York, mientras el número de infectados asciende a 312.977.
El estado vecino de Nueva Jersey también reabrió los parques estatales, donde afluyó un gran número de personas que, en su mayoría, respetó el distanciamiento social.
«Hasta ahora, todo ha ido bien», afirmó el gobernador de ese estado, el democráta Phil Murphy.
El gobernador cifró en más 123.000 los contagios y 7.742 los decesos en el estado, aunque señalo que las hospitalizaciones se redujeron en más de 1.000 pacientes durante la última semana, pese a que el número de casos sigue aumentando.
En los estados de Georgia, Baltimore y Washington las personas salieron a las calles para ver al escuadrón de aviones de combate de la Armada que sobrevoló esos territorios en honor a los trabajadores sanitarios que hacen frente a la pandemia.
El fuerte impacto económico de la crisis sanitaria en Estados Unidos, que hasta el momento dejó sin empleo a más de 30 millones de personas, llevó a varios estados a flexibilizar sus cuarentenas y reabrir progresivamente los comercios.
En Carolina del Sur, donde alrededor de 20% de los ingresos provienen del turismo, los hoteles reabrieron ayer.
Una situación similar vive Florida, uno de los estados más afectados por el brote, donde la flexibilización como tal está prevista para este lunes, cuando todos los negocios podrán abrir sus puertas, salvo cines, bares, gimnasios y peluquerías.
El estado sureño superó hoy los 35.000 casos de Covid-19 con 731 nuevos casos en las últimas 24 horas, mientras las muertes subieron 1.364, informó el Departamento de Salud local.
El gobierno del presidente Donald Trump instó a los gobernadores a relanzar la actividad económica, a la vez que las autoridades sanitarias piden prudencia para evitar nuevo picos de contagios.
Con el pretexto de garantizar el empleo de los estadounidenses, Trump prohibió la semana pasada el ingreso de inmigrantes al país durante al menoso «60 días» y aceleró las deportaciones de indocumentados desde diversos centros a sus países de origen.
Esto llevó a expertos y activistas a acusar a Washington de «exportar» la pandemia de coronavirus hacia varios países de América latina.
Desde el inicio del brote, Estados Unidos trasladó a miles de personas en 232 vuelos hacia 12 países de América latina y el Caribe, señaló un informe del Centro de Investigación Económica y Política (CEPR).