El estudio de la dexametasona, un esteroide de muy bajo costo, en dosis de 6 miligramos diarios y durante diez días, redujo la mortalidad por coronavirus en uno de cada tres pacientes que necesitaron ventilación artificial.
El reciente anuncio sobre la dexametasona, el primer tratamiento exitoso del mundo para tratar pacientes con complicaciones respiratorias por coronavirus, si bien no es nuevo y está disponible hace décadas, abre una «ventana» para controlar la respuesta inflamatoria de los enfermos más graves, dijo el médico británico de origen catalán Ricardo Camprodón, cirujano general de los hospitales londinenses Epsom y St Helier.
El médico explicó a Télam que los resultados preliminares presentados esta semana por la Universidad de Oxford, sobre el efecto que tiene la dexametasona en la disminución de la tasa de mortalidad, no ha impresionado a los médicos británicos porque es un tratamiento que ya se estaba utilizando en esos pacientes.
El estudio de la dexametasona, un esteroide de muy bajo costo, en dosis de 6 miligramos diarios y durante diez días, redujo la mortalidad por coronavirus en uno de cada tres pacientes que necesitaron ventilación artificial y en uno de cada cinco entre aquellos que recibieron solo oxígeno.
Según Camprodón, la dexametasona «ha existido durante décadas, lo que explica por qué es relativamente barata, está disponible en cantidades y ya se usa ampliamente para aquellos que padecen dificultad respiratoria, En mi hospital estos esteroides ya se estaban utilizando en los pacientes que ingresaban a cuidados intensivos».
«No nos ha impresionado el resultado, pero ha dejado claro que es una ventana para controlar la respuesta inflamatoria. La buena noticia es que los científicos hayan logrado confirmar lo que ya se sabía, que los esteroides ayudan. Llevamos 50 años utilizando este medicamento en inflamaciones agudas», destacó.
«La reducción de la mortalidad tiene que ver con una ventana terapéutica. Si se aplica a tiempo los pacientes tienen más posibilidades. Es como un tren que si se pasa de velocidad ya no puede frenar», ejemplificó Camprodón.
Para el médico, el problema es el estado de gravedad en que llegan los pacientes al hospital y «si no empiezas el tratamiento en el momento justo, porque la persona llega tarde o por otras razones, se pierde esa ventana terapéutica, con lo que da igual la cantidad de esteroides que se le le suministre».
Por otro lado, aseguró que el medicamento actúa sobre la respuesta inflamatoria del paciente y que tuvieron casos de enfermos que se curaron en su hospital a pesar de que la mortalidad es muy alta cuando ingresan a cuidados intensivos.
Otro profesional consultado por Télam, el jefe de Enfermeros del Hospital Universitario de Sheffield, al norte de Inglaterra, Joans Pons Laplana, también consideró que el ensayo de la Universidad de Oxford es una buena noticia porque fue uno de los primeros tratamientos que, según pudo apreciar, está dando resultado.
Pons Laplana, también de origen catalán y el primer extranjero nominado como mejor profesional de enfermería en los premios de la revista British Journal of Nursing, aclaró que sólo se encarga de aplicar el tratamiento y pedir la autorización al paciente, dado que el Hospital de Sheffield también fue parte del ensayo con la dexametasona de la Universidad de Oxford.
Según el enfermero, la mortalidad es muy alta entre los pacientes que ingresan con coronavirus a la unidad de cuidados intensivos y aseguró que con este tratamiento el índice se redujo, así como el tiempo de internación, algo que consideró crucial para una rápida recuperación.
Sin embargo, agregó que, si bien este medicamento generó esperanza, «la solución es la vacuna», además de otros tratamientos como el de plasma sanguíneo con el que se está ensayando ahora en hospitales públicos en el Reino Unido, que también se utiliza en la Argentina.
«Estamos trabajando con otros ensayos como el plasma que se extrae de la sangre de voluntarios que ya tuvieron el virus y tienen anticuerpos y se aplica a pacientes con Covid-19», indicó.
Pons Laplana también es voluntario en la investigación de la vacuna contra el coronavirus de la Universidad de Oxford y se infectó con la cepa del virus hace casi tres semanas.
«Ahora estamos esperando que alguno de los 15.000 voluntarios demos positivo por coronavirus. Oxford necesita que nos contagiemos de manera natural, para saber si la vacuna es efectiva», subrayó.
En ese sentido, explicó que pueden pasar dos cosas: que la vacuna hizo efecto y ataca al virus o que no resulte y se enferme gravemente de coronavirus.
Al ser consultado sobre por qué se ofreció como voluntario, el enfermero expresó que valía la pena arriesgarse si los resultados positivos recompensan a toda la humanidad.
Antes de colocarse la vacuna, el enfermero contó que se informó sobre su costo y se aseguró que no fuera un negocio para las farmacéuticas. «Yo no quiero que mi sacrificio y el de los otros voluntarios sirva para que otros se hagan ricos. Quería ser voluntario para que toda la humanidad pueda tener esperanza y se pueda beneficiar de los que hemos hecho, no para beneficiar a los laboratorios», concluyó.