La OMS recomienda el uso de mascarillas para toda la población general siempre que no se pueda mantener la distancia de seguridad en zonas de transmisión como el transporte público, tiendas o espacios cerrados.
Es la principal novedad de la guía actualizada publicada hoy y que supone un cambio de criterio con respecto a anteriores recomendaciones emitidas por la organización, que hasta ahora solo aconsejaba el uso de mascarillas para personas con síntomas, que hubieran estado en contacto con infectados y personal sanitario.
Esta nueva reglamentación, resultado de una investigación encargada por la OMS, ha sido presentada en una rueda de prensa coral liderada por su director, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien ha vuelto a enfatizar la importancia de complementar el uso de mascarillas con otro tipo de medidas como la higiene de manos y el distanciamiento personal: «Las mascarillas por sí solas no protegen de la COVID-19», ha asegurado Adhanom.
Mascarillas FFP2 para enfermos crónicos y mayores de 60 años
El máximo responsable de la OMS también ha comunicado otras importantes novedades incluidas en la nueva guía. Entre ellas, la recomendación de mascarillas médicas de tipo FFP2 para personas mayores de 60 años y enfermos crónicos se encuentren en espacios públicos, y por tanto de posible transmisión, donde no sea posible mantener la distancia de seguridad de dos metros. Este tipo de mascarillas son además a partir de ahora recomendables para todo el personal de centros médicos que trabajen en áreas de riesgo de contagio, «traten o no a pacientes de COVID-19», ha remarcado.
Otra de las nuevas recomendaciones incluidas en la guía tiene que ver con los componentes que deben incorporar las mascarillas de tela, o quirúrgicas: aquellas de uso general cuya finalidad principal es evitar la expulsión de gotas al exterior de personas infectadas. Según las nueva guía de la OMS, este tipo de protecciones deben estar fabricadas de tres capas. Una primera, la más cercana a la boca, de algodón; la segunda de polipropileno; y y una última capa exterior sintética resistente a los fluidos.
Acerca de la implementación de estas nuevas recomendaciones en los distintos países, el Director Ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, Michael J. Ryan, ha subrayado durante su intervención que «las guías son recomendaciones para los Estados y son ellos tienen quienes tienen que adaptarlas e interpretarlas».
Ryan ha remarcado además que el uso de mascarillas no supone en modo alguno una «alternativa» al resto de medidas de higiene y prevención, y ha querido hacer hincapié en la importancia de que todas las personas que presenten síntomas sean aisladas y se mantengan alejadas de las zonas de transmisión, independientemente de que lleven mascarilla protectora.
Un cambio de criterio fruto del «proceso normal de la ciencia»
La postura sobre el uso de mascarillas en la población general ha sufrido diversos cambios a medida que avanzaba el conocimiento acerca de su utilidad para reducir la transmisión del virus. Una evolución que Maria Van Kerkhove, epidemióloga de la OMS, ha calificado durante su comparecencia como un «proceso normal en la ciencia»: «Debemos seguir lo que la ciencia nos va diciendo», ha afirmado.
El pasado 27 de febrero, la Organización Mundial de Salud reducía la importancia del uso de mascarilla, limitando su recomendación de uso a «quienes están enfermos, para evitar contagiar a otros, no al resto». Una postura fundamentada principalmente en la escasez de este tipo de protecciones que la organización reafirmó en la guía presentada el 6 de abril -la última antes de esta nueva actualización- en la que se instaba a que se priorizarse su disposición para los trabajadores sanitarios en primera línea.