Por estas horas, el exintendente de Comodoro Rivadavia Carlos Linares pica en punta para hacerse cargo del partido con el respaldo de varios actores importantes como el vicegobernador Ricardo Sastre y algunos jefes locales. El posible escollo es la rama femenina, que maneja tres opciones para hacerse un lugar.
El peronismo de Chubut se reorganiza con la intención de volver a ser competitivo y anotarse como el espacio más consolidado para 2023. Con la designación de las próximas autoridades partidarias este sábado al mediodía, el PJ chubutense avanzará en bloque para lograr la unidad que marque el andar de una provincia atravesada por estos días por la discusión sobre la megaminería, un debate cíclico reinstalado ahora por el gobernador Mariano Arcioni.
Asimismo, el peronismo chubutense viene atomizado desde los tiempos en que Mario Das Neves armó Chubut Somos Todos (CHuSoTo), una suerte de cordobesismo austral hecho a su medida. El duelo del caudillo patagónico con el kirchnerismo a nivel nacional y con el entonces gobernador Martín Buzzi en el ámbito local durante el segundo mandato de Cristina Kirchner, zanjó diferencias casi irrecuperables en un movimiento dividido.
Aprovechando esa instancia y tras la muerte de Das Neves en 2017, Arcioni heredó el mando en medio de una profunda crisis económica y logró la reelección. Lo hizo con el aval de varios intendentes del peronismo. Entre ellos, su compañero de fórmula, el entonces jefe comunal de Puerto Madryn Ricardo Sastre, que ahora empieza a posicionarse para la sucesión en su vuelta al PJ
Fuente: Letra P