“La lana se está vendiendo a un ritmo mucho menor en comparación a otras zafras.” Así lo expresó el vicepresidente de la Federación de Sociedades Rurales de Chubut, Javier Trucco, al analizar el escenario del mercado lanero en el territorio provincial. El ruralista sostuvo que las esquilas se están desarrollando con “normalidad” en el marco de los protocolos establecidos por la pandemia de coronavirus y remarcó que, para que se puede dar un impulso del sector, se deberían quitar las retenciones a la lana y considerar a la “producción lanera como economía regional”.
“Durante este año se han juntado dos factores: la abrupta baja del mercado internacional de la lana, que por suerte ahora parece estar recuperándose, y la situación del mercado interno, con un dólar subvaluado que hace que no se cierren las ventas de lana hasta tanto no se ponga un dólar más razonable. Más allá de que el precio en dólares pueda parecer atractivo comparado con otras épocas, el escenario actual traducido a dólares verdaderos, que son los que el productor tiene que gastar en la calle para mantener los costos, se reduce”, comenzó diciendo 3 al dar su análisis sobre el mercado lanero.
“La lana se está vendiendo a un ritmo mucho menor comparado a otras zafras en Chubut. Por ejemplo, en casos anteriores para noviembre ya gran parte de lo relacionado con los prepartos (que iniciaron a fines de julio y principios de agosto) suele estar vendido o entregado a las barracas. Este año, en cambio, el productor está mandando la lana a la barraca de donde es cliente pero sin cerrar precios ni acordar valores porque hoy traducidos a pesos son insuficientes para cubrir los costos”, consideró durante una entrevista con Radio 3.
“En los últimos años, lo habitual era que, en el marco de los buenos precios, los productores vendieran rápido. Es decir, las esquilas empiezan habitualmente en julio en la zona costera y, todo lo relacionado con los prepartos allí, a esta altura del año ya estaba vendido. Este año el porcentaje es muy bajo con relación al año pasado, no sé si llegará siquiera al 10 por ciento”, agregó.
Trucco expresó que, más allá de esta situación que se observa, “muchos productores tendrán que vender la lana para cubrir los costos”. “Con relación a las esquilas que se han desarrollado, los contratistas habitualmente cobran en un plazo que generalmente cierra antes de las fiestas de fin de año porque es cuando los integrantes de la cuadrilla vuelven a sus casas”, dijo.
Quita de retenciones y producción lanera como economía regional
“Tenemos la expectativa de que se acomode el tipo de cambio a un valor que sea más razonable con respecto a los costos. Esta situación debería igual darse en un marco en el que se le quiten las retenciones a la lana, ya que con un dólar tan subvaluado y encima con retenciones hace que sea peor la situación, y, además, la producción lanera debería ser considerada economía regional, lo cual se traduciría en algunos beneficios, principalmente la baja de costos de cargas sociales, sobre lo cual en Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego se aplica un 20 por ciento de zona”, propuso.
“En cuanto a los salarios, está bien que se pague el adicional por zona pero consideramos que no debería ser en cargas sociales. Al empleado hoy que trabaja en una zona desfavorable se le da un premio pero el empleador, que genera fuentes de trabajo, tiene un castigo. Esa es una de las causas del despoblamiento de la meseta y de la falta de trabajo en los pequeños pueblos de la Patagonia”, expresó Trucco.
En esta misma línea, el vicepresidente de la Federación de Sociedades Rurales de Chubut contó que estos planteos han sido realizados tanto a nivel provincial como nacional. “El Gobierno provincial -comentó- está de acuerdo con las propuestas, las cuales han sido llevada a Nación, pero por el momento no han sido aceptadas. Pienso que esto no ocurre porque abriría las puertas para que otros sectores reclamen, pero es algo lógico. Los productores no pedimos que nos premien, sino que no nos castiguen.”
“Tenemos una encrucijada difícil por la economía y la pandemia. Por suerte lo del coronavirus, no ha afectado el trabajo en los campos: las esquilas se están desarrollando con bastante normalidad. Pero, para reactivar el sector se necesita una inyección importante de inversiones, la cual se había empezado a dar por el aumento del precio de la lana en los últimos años, pero desde el año pasado está todo suspendido en materia de inversión y con relación a compras de campos para producir. El tema de las usurpaciones también influye”, añadió.
Esquilas
La zafra lanera en la provincia del Chubut comenzó a fines de julio. En un principio, los trabajos de esquila se han centrado en la zona costera en el marco de un protocolo elaborado para el sector debido a la pandemia. Está previsto que, según datos proporcionados por el Gobierno provincial, trabajen 45 empresas, lo cual implica un movimiento de 900 personas en el territorio durante la temporada que se extenderá hasta los primeros días del año próximo. Según los cálculos del Gobierno brindados -a Radio 3- en julio, se estimaban esquilar unos 2.800.000 ovinos.
“Las esquilas se están desarrollando bien, las empresas contratistas han cumplido con los protocolos y la producción será similar a la del año pasado. Estimamos que se obtendrá una cantidad similar de kilos de lana. Si el precio de la lana tiene una tendencia en alza, estimamos que se van a poder cubrir los costos”, dijo.
Impuesto inmobiliario rural
Desde la Federación de Sociedades Rurales de Chubut han rechazado la posibilidad de que el Gobierno provincial efectué cambios con relación al impuesto inmobiliario rural, ya que plantean que -en el contexto actual- el sector no tiene capacidad de afrontar más pagos.
En este sentido, Trucco consideró que “no se puede cobrar un impuesto inmobiliario a valores absolutamente ridículos”. “Se quieren obtener fondos para cubrir el gasto de la masa salarial. No se puede cobrar un impuesto inmobiliario que sea más alto que el propio valor del predio. Eso desalienta cualquier tipo de idea de repoblar y de invertir”, expresó.
“En momentos donde hay desempleo, hubiera sido la oportunidad para dar, por ejemplo, un plan de promoción de empleo en la zona de la meseta donde, por ejemplo, el empleador rural pueda estar libre de cargas sociales en los campos que se estén recuperando. Pero, en cambio, todas las señales van en contra”, recalcó Trucco.
“Lo que proponen los sindicalistas es un valor de 1.000 pesos por hectárea, cuando un campo mínimo de la meseta es de 10 mil hectáreas, es decir, que tendría un impuesto de 10 millones de pesos cuando la producción anual no alcanza ese valor e incluso ni siquiera es el valor del predio, incluyendo las ovejas. Es como pretender que la patente anual de un vehículo sea más alta que el valor del auto”, concluyó Javier Trucco.