Del gobernador, ya es bien sabido que la protección del ecosistema no es lo suyo, cuando tenía prácticamente a todo el pueblo chubutense repudiándolo por impulsar el proyecto de zonificación minera, aquél no tuvo prurito en redoblar la apuesta siempre que pudo y recién reflexionó cuando estalló el caos en cada rincón de la provincia.
Hoy dice que “ya es un tema terminado” la megaminería en Chubut, pero se asoma otro negocio multimillonario que promete convertirse en el capítulo dos de la inestabilidad social en Chubut, y es la exploración off-shore del mar argentino.
Esta actividad impulsada recientemente por el gobierno nacional, implica la extracción de petróleo de las profundidades del mar argentino y para llegar a eso primero se debe “dinamitar” los puntos estratégicos con bombas acústicas. Los puntos claves para el desarrollo de esas operaciones están a 300 kilómetros de Mar del Plata y muy cerca de las aguas que bañan la Península de Valdés.
La Península de Valdés es una de las localidades donde se encauza el mayor flujo de la actividad turística de nuestra provincia, merituada en gran parte por la presencia de las ballenas francas generalmente entre julio y diciembre con el objeto de reproducirse.
La utilización de toda la parafernalia aplicada por las empresas petroleras internacionales, donde se incluye las constante utilización de las bombas acústicas (que se detonarían cada 10 segundos durante 24 horas todos los días), provocaría un serio impacto ambiental que perjudicaría gravemente a los sectores turísticos y pesqueros de nuestra provincia, en lo que respecta a que alteraría el curso de vida de las ballenas, pingüinos y demás especies; como también la migración y muerte del resto de nuestros recursos naturales marinos.
El ruido subacuático, además de ocasionarle sufrimiento y daños irreversibles a las ballenas francas también produciría un desplazamiento de éstas y sus crías a otra hábitat relevante, lo que al mismo tiempo desencadenaría una larga lista de eventos ambientales catastróficos para nuestro ecosistema.
Pero también debemos tener en cuenta los desastres que ocasionarían las fugas de petróleo en nuestras aguas, puesto a que los estudios dicen que es un riesgo del 100% en esta actividad, que es lo mismo que decir que es inevitable y que generaría un gran impacto a la pesca de Chubut.
La actividad ya fue autorizada por el ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Nación Juan Cabandié, a través de la resolución 436/2021, pero no lo vimos al gobernador Arcioni pegar un grito en el cielo, repudiando la resolución nacional en pos de proteger los recursos naturales marítimos y la actividad turística y pesquera de nuestra provincia. Pero claro, si total… ya le queda poco seguramente al frente del poder ejecutivo provincial, una entrega más del territorio que gobierna a intereses empresariales ya no hace diferencia.