El gobierno de Chubut sigue entrampado en los pagos de deuda: solamente en los primeros seis meses de 2022 canceló vencimientos por una suma cercana a los 71 millones de dólares. La segunda mitad del año no será menos pesada por los pagos que deberá afrontar en pesos y moneda extranjera, y terminará desembolsando unos U$S 150 millones en total. Lo peor vendrá a partir de 2023, cuando la provincia deberá pagar vencimientos de la deuda renegociada que superarán los 120 millones anuales. Mientras tanto, tanto el gobernador Mariano Arcioni como el poder político en general aparentan desconocer los orígenes turbios del endeudamiento en dólares y siguen dejando en claro que no avanzarán en la investigación del destino de esos fondos; que jamás se tradujeron en las obras públicas anunciadas.
Quien asuma la gobernación chubutense a finales del año que viene habrá visto escurrirse de las arcas del Estado provincial 120 millones de dólares en todo 2023 sólo por las cancelaciones del BOCADE. Además, tendrá que afrontar vencimientos por 135 millones de dólares en 2024; 127 millones en 2025; 120 millones en 2026 y cuando vaya terminando el mandato tendrá que cancelar deuda por otros 112 millones de dólares en 2027.
La estrategia Antonena
A lo largo de la primera mitad de 2022 la administración de Mariano Arcioni, con los lineamientos de Oscar Antonena al frente del Ministerio de Economía, pagaron vencimientos de deuda en pesos y en dólares que ascendieron a los casi 8.000 millones de pesos. La equivalencia al tipo de cambio oficial refleja que Chubut canceló vencimientos por 71,6 millones de dólares.
La segunda parte del año se pondrá aún más espesa porque a los constantes vencimientos de la deuda en pesos se le sumarán las cancelaciones de los préstamos otorgados por el Gobierno nacional como parte de la pandemia y ayuda financiera a la provincia -21.514 millones de pesos emitidos a través del Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial (FFDP)-, mientras que en paralelo seguirán operando los vencimientos de la deuda en dólares renegociada por Antonena -el BOCADE que termina de vencer en 2030- y la que él mismo fue emitiendo desde finales del 2019 –
Más de 221,9 millones de dólares
En constante crecimiento
El histórico problema de la deuda se arrastra desde hace años y en la actual gestión provincial se transformó en un mecanismo de funcionamiento al que apeló de manera casi constante, más allá de los fuertes incrementos de la recaudación que se produjeron desde mediados del año pasado.
Si bien esta primera mitad de año no es la peor, 2022 se proyecta como otro período complicado por el crecimiento de los pagos de deuda; y se asemejará a los peores momentos transitados en los años anteriores.
El peor primer semestre de pagos se produjo en 2021 cuando se desembolsaron casi 97 millones de dólares para cancelar los vencimientos de la deuda. Sin embargo, en 2019 se había alcanzado el récord de 99,4 millones de dólares en tan solo seis meses de cancelaciones. Ahora han sido 71,6 los millones utilizados por el Estado provincial para pagar la deuda tomada.
En pesos significaron el desembolso de 4.611 millones para pagar el capital tomado y otros 2.868 millones para saldar los intereses generados. Así se llegó a un total de 7.979 millones de pesos pagados en el primer semestre de este año.
Aunque la carga de los vencimientos para la provincia disminuyó, en buena parte por el simple corrimiento hace delante de los pagos renegociados por Antonena, la segunda parte del año no será mucho más llevadera porque se sumarán cerca de 45 millones de dólares a cancelar por el BOCADE y empezarán a vencer los pagos mensuales de la deuda tomada con el Estado nacional en pesos.
Es de prever que al finalizar el año los pagos de deuda de Chubut superen los 150 millones de dólares y eso se traducirá en una nueva pesada carga para las cuentas públicas provinciales.
Ahí no se terminan los problemas para Chubut, porque desde 2023 los pagos de la deuda en dólares crecerán por lo menos 40%. Es que astutamente -al menos para la gestión que integra- Antonena difirió la mayor cantidad de vencimientos renegociados para el período que va de 2023 y 2026.
Quien asuma la gobernación chubutense a finales del año que viene habrá visto escurrirse de las arcas del Estado provincial 120 millones de dólares en todo 2023 sólo por las cancelaciones del BOCADE. Además tendrá que afrontar vencimientos por 135 millones de dólares en 2024; 127 millones en 2025; 120 millones en 2026 y cuando vaya terminando el mandato tendrá que cancelar deuda por otros 112 millones de dólares en 2027.
Ni la actual administración arcionista ni el conjunto de la clase política dirigente de Chubut se hacen cargo de un endeudamiento fenomenal y como mínimo turbio que se generó en Chubut desde 2010 y que concluyó con la emisión de los 700 millones de dólares de 2016 en la gestión que encabezaban entonces el fallecido líder Mario Das Neves y el actual gobernador Mariano Arcioni.
Todas esas emisiones de deuda en dólares fueron aprobadas por la Legislatura chubutense y contaron con el aval del oficialismo y la oposición, inclusive en la emisión de 2016: que fue destinada a pagar la deuda tomada en la gestión de Martín Buzzi.
Además, esos endeudamientos tenían un objetivo preestablecido y vinculado con la realización de obra pública que en la mayoría de los casos nunca se terminó y en algunos ni siquiera se inició. Así sucedió por ejemplo con el emblemático hospital para Comodoro Rivadavia, que ni siquiera tiene piedra fundamental.
En su último paso por Comodoro, el gobernador Arcioni fue consultado al respecto y respondió que «Se conformó una Comisión en su momento, pídanle rendición de cuentas a esa Comisión que fueron los diputados, al Ejecutivo no».
Tras aseverar que él era vicegobernador, tal como si se tratara de dos poderes paralelos o inconexos, pero además de no hacerse cargo de que fue el Poder Ejecutivo el que tomó el endeudamiento y el que no puede explicar el destino de los fondos; Arcioni agregó «pagué más del 40% de esa deuda y terminé obras que estuvieron inconclusas, que las concluí yo en plena crisis».
Lo cierto es que toda la clase política chubutense está salpicada por la deuda en dólares tomada desde 2010 y nadie se hace cargo del destino y la falta de cuentas claras.
Así sigue el juego del gran bonete. Todo el mundo se echa la culpa, pero nadie está dispuesto a hacerse cargo ni siquiera de investigar a fondo qué sucedió. Eso sí, pagar se paga religiosamente porque hay que «honrar las deudas».
«Se perdió una deuda de millones de dólares -o un pajarito, que el caso da igual-. ¿Quién la tiene? ¿Yo señor? Sí, señor. No, señor. Pues entonces quién la tiene».
Seguramente la culpa fue del gran bonete -cada lector o lectora puede sustituir a la figura de fantasía por los gobernantes que acumularon deuda- pero con la plata de los chubutenses se paga religiosamente la deuda perdida y se hacen menos obras públicas, hay peor educación, se pagan peores salarios y el Estado se deslinda cada vez más de mejorar la calidad de vida de sus habitantes.