Solo el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, está habilitado a abrir conversaciones de paz con Rusia, dijo el viernes la Casa Blanca, al rechazar la idea de que presionaba a Kiev para negociar con Moscú, tras casi nueve meses de la invasión que provocó la muerte de miles de personas, el desplazamiento de millones y un fuerte impacto en la economía global.
“Todos estamos de acuerdo en que un acuerdo diplomático negociado es lo mejor a hacer además de que (el presidente ruso, Vladimir) Putin simplemente retire sus tropas”, dijo a periodistas el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby.
“También hemos dicho que solo Zelenski puede determinar si está listo para las negociaciones y cuándo, y cómo son esas negociaciones”, declaró Kirby y agregó: “Nadie de los Estados Unidos lo está empujando hacia la mesa” de negociaciones.
Las declaraciones del portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca ocurren dos días después de que el máximo general del Pentágono, el presidente del Estado Mayor Conjunto Mark Milley, sugiriera que después de sus importantes victorias en el campo de batalla y con las fuerzas rusas significativamente debilitadas, Kiev podría aprovechar y abrir conversaciones para poner fin a la guerra.
Milley comentó igualmente que es poco probable que las fuerzas ucranianas puedan recuperar pronto todo el territorio que Rusia ocupó, especialmente la estratégica Crimea, de la cual Moscú se apoderó en 2014, asegurándose el control sobre la base naval de su Flota del mar Negro situada en Sebastopol en la península
“No vamos a tener discusiones con los rusos sobre el fin de esta guerra en Ucrania sin que Ucrania sea parte de esa conversación”, señaló.
“Esas conversaciones no están ocurriendo porque el presidente Zelenski ha dejado en claro que no está listo para eso!, dijo Kirby. “Y no se puede culpar” por ello, señaló, porque la propio Moscú ha indicado que no está lista para negociar, agregó Milley, según la agencia de noticias AFP.
Y remarcó que no hubo presión y que Estados Unidos no estaba tomando sus propias acciones.
Rusia busca afianzar su influencia y su dominio sobre el Mar Negro, un importante punto estratégico, ya que permitiría el acceso a los diversos territorios colindantes; en segundo lugar, el control sobre los puertos y las rutas comerciales darían el poder de obstruir el comercio y los suministros energéticos.
Crimea es un territorio atravesado por multitud de tuberías de transporte de energía, posee el puente más largo construido en el territorio de la ex Unión Soviética, que cubre 19 kilómetros del estrecho de Kerch.
Cuando se inauguró en 2018, supuso un salto cualitativo en la integración de Crimea en el Estado ruso: es el único puente que une la península con la región continental de Krasnodar. Antes se tardaban horas para ir entre la región anexada y Rusia, y se tenía que pasar, sí o sí, por Ucrania.
En cambio, la construcción une ambos extremos en solo 20 minutos. Cuando funcionaba a pleno rendimiento, circulaban 40.000 coches al día y permitiría el paso de 14 millones de pasajeros.
El tendido no solo está habilitado para el tráfico automovilístico, sino también ferroviario. Eso permite a los trenes rusos llegar hasta Simferópol, la capital de Crimea, o Sebastopol, con estatus de ciudad federal y puerto principal de la flota del mar Negro, sin atravesar territorio ucraniano.
Por ahí se transportaban 13 millones de toneladas de carga al día por sus vías. Por todo ello,
El puente de Crimea es es una infraestructura geoestratégica para el presidente Vladimir Putin, que en los tres años posteriores a la anexión invirtió al menos 7.500 millones de euros en la península.