El presidente Alberto Fernández pidió que cesen las peleas en el interior del Frente de Todos y cargó con dureza contra dirigentes opositores que tienen intenciones de sucederlo en el cargo. Además, vaticinó que las elecciones del corriente año las ganará el oficialismo.
«Dejemos de pelear entre nosotros porque somos lo mismo. Somos hijos de Perón y de Evita. Sabemos qué intereses defendemos y de qué lado pararnos», planteó el mandatario en referencia a sus socios accionistas de la coalición oficialista, luego de que la vicepresidenta Cristina Kirchner hablara de las tensiones en la relación.
Lo hizo al encabezar un acto en la Cooperativa de Trabajo Cotramel, ex metalúrgica Canale, ubicada en Llavallol, desde donde aseguró: «Y cuando llegue el momento, cualquiera de nosotros, al que le toque gobernar va a estar al lado de los que trabajan y necesiten, los desposeídos. Esos fuimos, somos y seremos siempre».
Para el Presidente, el próximo a sucederlo en el cargo será un referente del Frente de Todos, y tendrá la tarea de convencer a los desencantados con el oficialismo. «El 10 de diciembre va a haber otro gobierno, va a ser uno o una de los nuestros», vaticinó, y planteó: «A los argentinos que están desalentados y preocupados, hay que animarlos y hacerlos entender que el problema no está adentro sino en frente».
A lo largo del discurso, el mandatario, atento a los armados electorales, cuestionó con dureza a gran parte de los referentes de Juntos por el Cambio que competirán por el sillón de Rivadavia.
Dos de los tantos precandidatos del espacio opositor, como el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y la titular del PRO en uso de licencia, Patricia Bullrich, fueron mencionados y vinculados al gobierno de Fernando De La Rúa, durante la crisis económica del 2001.
Como estila el mandatario desde hace ya algunas semanas, el diputado libertario Javier Milei también recibió dardos de su parte.
«No le entreguemos el poder a quien para resolver los problemas de la Argentina le sacó el 13% de los jubilados, a los que manejaban el PAMI cuando Favaloro se suicidó, a un irresponsable que habla de libertad y de cambiar el sistema cuando es el mayor defensor del sistema desigual en el que vivimos», reclamó el Presidente conquistando el aplauso del auditorio.
Asimismo, diferenció entre «aquellos que piensan que el trabajo es un costo», y los que, como él, consideran que «es un insumo central para el desarrollo económico», y acusó al expresidente Mauricio Macri de alentar, durante su gestión, a los empresarios que cerraran sus puertas si «el negocio no rendía».