El Banco Mundial ajustó a la baja la perspectiva de crecimiento prevista para el corriente año para Argentina, al proyectar una caída de 2,5% debido esencialmente a los efectos económicos causados por la sequía, mientras que para la región en su conjunto estimó una mejora de 2%.
En el plano regional, el organismo multilateral estimó que la mayoría de los países vienen gestionando de forma positiva los desafíos que presenta la débil demanda global, el mayor nivel de endeudamiento, la incertidumbre de la guerra con Ucrania y las presiones inflacionarias.
En el caso deArgentina, la proyección es que el PBI caería 2,5% este año, mientras que para 2024 y 2025 estiman un crecimiento de 2,8% y 3,3%, respectivamente.
El organismo presentó ayer las proyecciones junto con el reporte económico “Conectados: Tecnologías digitales para la inclusión y el crecimiento” vía teleconferencia desde la ciudad de Washington William Maloney, economista jefe del Banco Mundial para la región.
En el contacto con la prensa, el vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Carlos Felipe Jaramillo, dijo que la región «ha demostrado ser en gran medida resiliente a los diversos shocks externos posteriores a la pandemia, pero lamentablemente el crecimiento sigue siendo lento”.
Jaramillo indicó que “los países deben encontrar urgentemente formas de impulsar la inclusión y el crecimiento, mejorar la gobernanza y generar consenso social”.
“Las soluciones digitales pueden ser parte de la respuesta, ya que ayudan a complementar las reformas estructurales para aumentar la productividad, mejorar la prestación de servicios para la población y respaldar la eficiencia del gobierno”, agregó el vicepresidente del organismo para América Latina y el Caribe.
Sobre la posibilidad de aprovechar las tecnologías digitales para el crecimiento económico, Maloney señaló que “la inversión pública y privada en conectividad digital puede estimular nuevos sectores y empleos, ofrecer nuevas áreas de comercio y aumentar la eficiencia, la calidad y la inclusión de los programas gubernamentales que van desde la educación hasta la extensión agrícola en zonas rurales remotas”.
Además, el informe destacó que en estas últimas tres décadas la región pudo llevar adelante reformas macroeconómicas convenientes lo que garantizó una “una mayor resiliencia” ante shocks internos como la inflación y globales como la guerra en Ucrania, los bajos precios de las materias primas y la creciente deuda pospandemia.