Cordillera

El Molino Harinero Nant Fach, un tesoro histórico de Trevelin

Entre preciosas montañas, rodeado de árboles, ubicado en el kilómetro 5 de la ruta 259 o «Ruta Galesa», a 17 kilómetros de la pintoresca ciudad chubutense de Trevelin y muy cerca del límite con Chile, el Molino Harinero Nant Fach recibe a visitantes nacionales y extranjeros para invitarlos a viajar en el tiempo.

Este hermoso lugar rodeado de naturaleza y encanto, donde los pájaros cantan al igual que el arroyo en su trayecto, además de reflejar, contar y mostrar la historia de Trevelin -que justamente quiere decir “pueblo del molino” en vocablo galés-, posee la particularidad de que su molino funciona y produce, lo que permite que sea un museo interactivo que involucra al turista a experimentar su uso.

Muchos pobladores coinciden en que visitar el Molino Harinero Nant Fach es mucho más que recorrerlo rememorando los viejos molinos harineros que había en el Valle 16 de Octubre; es reconectarse con la historia, sumergirse en un viaje en el tiempo y disfrutar de la magia de un sueño cumplido con esfuerzo, pasión y compromiso por su creador.

«Cuando tenía cuatro años y medio, aproximadamente, mi padre compró un campo cerca de donde vivimos ahora, que era una sucesión de la familia Roldán, ellos eran pobladores chilenos, el dueño del campo había fallecido, los hijos decidieron vender el campo y mi padre compró el lugar», relató a Télam el creador y guía del museo Mervyn Evans.

«Roldán había mandado a construir un molino harinero, producían su propia harina, sembraban trigo, y mi lugar para jugar fue el molino, así que me fue interesando con el tiempo», continuó Evans.

Sin embargo, en 1978, el padre de Mervyn decidió vender el lugar. «A mí me quedó de alguna forma esa nostalgia, empecé de a poco a investigar el tema del molino y me dije: ‘qué lindo sería visitar un lugar donde hubiese un molino’; y en un momento se me dio la oportunidad», relató Evans.

El creador de esta propuesta interactiva recuerda que tras un viaje al país vecino de Chile pudo ver un molino en la ciudad de Puerto Varas y otro cerca de allí, y volvió con la idea de construir un molino como el que hubo en algún momento en la zona para poder mostrarlo «como historia».

«Así fue que el 14 de abril de 1994, el día de mi cumpleaños, empecé a dibujar lo que sería el museo del molino harinero. Ya había conseguido las muelas de un molino viejo y comenzamos la construcción», rememoró el anfitrión de este espacio tan peculiar.

«Un 28 de enero de 1996, ayudado por mi ex mujer y una vecina, abrimos al público, empezaron a llegar los turistas y junto con los turistas llegaron las preguntas. Empecé a tener muchas preguntas para las que no tenía respuesta entonces», relató Evans.

«Nuestro museo tiene la particularidad de que además de reflejar y mostrar la historia del lugar, cuenta la historia de los molinos harineros», remarcó.

«Es un museo interactivo, donde continuamente estamos tratando de involucrar al turista a hacer cosas. Hay días que también tenemos máquinas a vapor en marcha», subrayó el propietario.

Además del molino, en el lugar hay un museo que exhibe una numerosa cantidad de artefactos que formaban parte de la vida cotidiana de los primeros galeses, como vajilla, documentos, instrumentos musicales, herramientas y vestimentas de época, entre otras cosas.

Evans explicó que este «es un museo que aspira a poder dar talleres, que sirva de escuela de oficios antiguos, perdidos, como herrería o hacer tejas de madera, y un montón de oficios de ese estilo».

En diálogo con Télam, el secretario de Turismo de Esquel, Mariano Riquelme, destacó al Molino Harinero Nant Fach como “una de las propuestas turísticas pioneras de la 259″.

«Los turistas que llegan a Esquel y se alojan aquí siempre disfrutan de las distintas propuestas turísticas de Trevelin. La ruta 259 entre Trevelin y el Paso Internacional Futaleufú se ha convertido en un circuito turístico muy nutrido que en estos últimos años ha incorporado una interesante variedad de propuestas», expresó Riquelme.

El funcionario aseguró que «Esquel y Trevelin tienen una dinámica muy particular, si bien son ciudades distintas, al hablar de turismo funcionan prácticamente como un destino único».

Por su parte, el director de la Delegación Regional del Ministerio de Turismo de Chubut, Víctor Yáñez, habló de Mervyn y su proyecto del molino con admiración y dijo que “es un autodidacta, un tipo que le encanta la historia».

En este sentido, relató que “al principio la gente incrédula decía que el hacedor del molino no podría vivir de eso y Evans tenía justamente la ilusión de vivir de eso y traer a la memoria la historia de los molinos harineros acá en la zona, algo que concretó”.

Para Yáñez, «conocer el molino y escuchar su historia es una visita imperdible».

Muchos describen a Mervyn Evans como el espejo fiel del espíritu emprendedor de los pioneros galeses y, sin duda, su obra reivindica la próspera etapa harinera de aquellos inmigrantes.

Evans es un soñador que concreta sus sueños y con entusiasmo comparte un pedacito de historia con quienes visitan este maravilloso rincón en la Patagonia que invita a darse una vuelta por un pasado atesorado que aún continúa vivo en Trevelin.

La ciudad de Trevelin se encuentra ubicada en un extenso valle productivo y es una de las más importantes de la Comarca de Los Alerces.

Dada su inigualable belleza, sus coloridos tulipanes y peonías en primavera, su exquisito y típico té galés acompañado por delicias como dulces, tortas y scones, su viñas, sus cascadas y el entorno natural de cuentos de hadas, cautiva a visitantes de todas partes del mundo.

Fuente: Télam.

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