Parece que es amigo del jefe de la Unidad Regional; del comisario inspector Ricardo Riquelme, y creen los denunciantes del indignante caso que eso le daría impunidad para hacer lo que quiera. Aseguran que el empleado policial, al momento de ser detenido en el boliche en donde habría cometido el abuso contra una jovencita, se habría enfrentado a sus propios compañeros de trabajo, tratando de frustrarles el procedimiento y agarrándose a trompadas con uno de ellos.
¿En qué situación procesal se encuentra ahora el policía acusado? Nadie lo sabe, porque el caso –cuando sucedió– no salió en ningún medio de Madryn. Solo se conoció que al empleado le retiraron el arma reglamentaria y el chaleco balístico que dice “Policía”. Pero sigue trabajando igual; cuando debería haber sido suspendido a la espera de una resolución judicial por la conducta que le atribuyen.
El tocarle las partes íntimas a una mujer está considerado un delito de abuso sexual y en este caso sería más graves –si es efectivamente lo que sucedió—por la condición del individuo que cometió el ilícito, que es empleado policial.
Dicen que hay indignación entre los policías de Puerto Madryn al ver al amigo del jefe de Unidad trabajando normalmente después de lo que hizo, porque a algunos empleados por cosas insignificantes –por contestarle mal a un jefe por ejemplo—los han sancionado y por eso no han podido ascender.