El guanaco es considerado uno de los mamíferos más emblemáticos de toda Sudamérica. Con poblaciones masivas en algunas partes del país, pero amenazados por los cazadores y ganaderos en otras, estos animales podrían tener en su finísimo pelaje la clave para una conservación sostenible.
Por su parte, María José Bolgeri, que forma parte de la ONG centrada en la conservación de animales salvajes Wildlife Conservation Society (WCS), explicó que la problemática entre guanacos y ganaderos no es nueva.
«Hace dos siglos se incorporaron muchas cabezas de ganado en un ambiente frágil, pero cuando el precio de la lana cambió en los años ochenta por la introducción de los tejidos sintéticos y el tamaño de las explotaciones disminuyó, esta especie silvestre empezó a reconquistar lugares donde se les había liquidado», explicó Bolgeri.
Para controlar su población, especialmente en las provincias patagónicas, las prácticas de caza de guanacos se convirtieron en un fenómeno habitual. «Se les arrea (captura), se les sube a un camión y se les mete en un frigorífico», denunció la bióloga, que consideró que la intención de esta práctica no es el control de una «plaga», sino «bajar la carga de guanacos para introducir más ovejas y seguir generando desertificación».
El pelaje de estos animales
El pelaje de estos animales es una de las fibras más finas del mundo, pero la captura de ellos para proceder con su pelaje no es un proceso sencillo.
«No son fáciles de manejar», reconoció la bióloga, que también considera que los esfuerzos de los ganaderos que optan por intentar diversificar sus explotaciones e incorporar al guanaco se enfrentan a trabas en la exportación, a dificultades administrativas y a una escasa visibilidad comercial.
«Algunos productores tienen que desplazarse más de 400 kilómetros para firmar un papel», agregó. Los guanacos, incorporados este año al listado de la Convención sobre la conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres, encuentran en La Payunia un hábitat adaptado para sus necesidades, sin alambres, vallados o persecuciones.
En este escenario, su población se estabilizó y sus efectos en los pastos de la zona son menos notables que en otras áreas del país.