Autismo y pirotecnia. Con la llegada de las fiestas navideñas, la pirotecnia se convierte en una tradición que ilumina los cielos nocturnos.
Sin embargo, para muchas personas con autismo, estos espectáculos pueden resultar serios desencadenantes de ansiedad y estrés.
Este artículo explora cómo los ruidos y luces de los fuegos artificiales afectan a las personas con trastornos del espectro autista (TEA), buscando crear conciencia sobre la necesidad de alternativas menos perturbadoras.
Factores que Contribuyen al Malestar
A medida que la comunidad médica y educativa se ha ido adentrando en la comprensión del autismo, se ha evidenciado que estas personas suelen ser hipersensibles a estímulos sensoriales.
Según un estudio publicado en el “Journal of Autism and Developmental Disorders”, aproximadamente el 40% de los niños con TEA presentan reacciones extremas a ruidos fuertes, algo común en las explosiones de fuegos artificiales.
La Dra. Ana González, especialista en neuropsicología infantil, afirma:
“La pirotecnia puede ser devastadora para quienes tienen un procesamiento sensorial diferente. Lo que para muchos es un espectáculo brillante, para ellos puede ser una experiencia aterradora”
Efectos Emocionales y Conductuales
Las reacciones a la pirotecnia pueden variar desde la angustia hasta episodios de crisis.
La familia de Marco, un niño de siete años con autismo no verbal, ha tenido que encontrar estrategias para manejar su ansiedad durante las festividades.
Su madre, Laura Pérez, relata:
“Cada vez que oímos un estruendo, Marco se cubre los oídos y comienza a llorar. Hemos tenido que quedarnos en casa durante las celebraciones para evitar que pase un mal rato”
Este tipo de respuestas no son aisladas; muchos padres han reportado comportamientos similares en sus hijos durante la temporada de fuegos artificiales.
Alternativas a la Pirotecnia Tradicional
Ante la creciente preocupación, algunas comunidades han comenzado a adoptar alternativas más amigables.
Por ejemplo, en varias ciudades de España se han implementado eventos de luces LED y espectáculos de drones que reemplazan los tradicionales fuegos artificiales.
“Es una forma de ser inclusivos y de demostrar que se puede celebrar sin causar malestar a quienes viven con TEA”, comenta Javier Ruiz, organizador de uno de estos eventos en Madrid.
Estas iniciativas han recibido elogios de familias con niños autistas, quienes expresan un alivio al ver que se prioriza el bienestar de sus seres queridos.
Perspectivas Encontradas
Sin embargo, la opinión sobre la eliminación de la pirotecnia no es unánime.
Algunos argumentan que las tradiciones deben ser preservadas.
“La pirotecnia es una parte integral de nuestras celebraciones. No deberíamos tener que cambiar por unos pocos”, sostiene Ramiro López, un defensor de las tradiciones locales.
Este argumento pone de manifiesto la necesidad de equilibrio entre la preservación cultural y la consideración de las necesidades de grupos vulnerables.
La pirotecnia, aunque celebrada por muchos, puede ser un verdadero desafío para las personas con autismo y sus familias.
Es fundamental que se mantenga un diálogo abierto y constructivo sobre cómo hacer que las festividades sean más inclusivas y consideradas.
Adoptar alternativas más seguras y menos perturbadoras puede ayudarnos a encontrar ese balance entre tradición y empatía social.
La concienciación y el respeto hacia las realidades de quienes viven con TEA son pasos necesarios para construir comunidades más empáticas y comprensivas.
La inclusión no es solo una opción: es un imperativo moral en nuestra sociedad actual.