Promesa internet chino. La aplicación china de redes sociales RedNote está llena de momentos tiernos y conmovedores, luego de que unos 500.000 usuarios estadounidenses recurrieran a ella la semana pasada para protestar por la inminente prohibición de TikTok por parte del gobierno estadounidense.
Estos usuarios, que se autodenominan “refugiados de TikTok”, pagaron el “impuesto de gatos” (publicar fotos y videos de gatos) para unirse a RedNote, y respondieron a infinidad de preguntas de sus nuevos amigos chinos: ¿es cierto que en el Estados Unidos rural todas las familias tienen una granja, una casa enorme, al menos tres hijos y varios perros grandes? ¿Que los estadounidenses tienen que trabajar en dos empleos para mantenerse? ¿Que los estadounidenses son pésimos en geografía y muchos creen que África es un país? ¿Que casi todos los estadounidenses tienen dos días de descanso a la semana?
Las personas de Estados Unidos también plantearon preguntas a sus nuevos amigos. “Escuché que todos los chinos tienen un panda gigante”, escribió un usuario estadounidense de RedNote. “¿Podrían decirme cómo puedo conseguir uno?”. Alguien de la provincia oriental de Jiangsu respondió con tono serio, “Créeme, es cierto”, junto con una foto de un panda lavando ropa.
Me pasé horas viendo esas fotos del supuesto impuesto de gatos, y las respuestas, bonitas y sinceras, me hicieron reír. Esto es lo que se supone que debe hacer el internet: conectar a la gente. Y lo que es más importante: RedNote demostró lo competitiva que puede ser una aplicación china de redes sociales desde un punto de vista puramente de producto.
Con acceso a una población en línea demil millones de personas y un ejército de ingenieros trabajadores e ingeniosos, las plataformas de internet chinas son de primera clase en cuanto a diseño, funcionalidad y experiencia de usuario, como demuestran TikTok y ahora RedNote, o Xiaohongshu en chino.
Pero ¿por qué no hay más gente usando aplicaciones chinas fuera de China?
Durante un tiempo, los gigantes chinos de internet parecían estar a punto de conquistar el mundo. ¿Recuerdan el entusiasmo cuando Alibaba lanzó su oferta pública inicial en Nueva York en 2014, cuando Didi tomó el control de Uber en China en 2016, cuando Facebook imitaba a WeChat y cuando un socio de la empresa de Silicon Valley Andreessen Horowitz predicaba el poder de WeChat? Por un momento, cinco de las 10 mayores empresas de internet del mundo medidas por capitalización bursátil fueron chinas. Ahora Tencent, la empresa creadora de WeChat y de juegos, es la única que queda entre esas filas.
Las mayores empresas chinas de internet siguen fabricando productos que pueden competir con cualquiera en el mundo. Sus empleados trabajan más que sus contrapartes de Silicon Valley. (Muchos tienen un horario de “996”: de 9:00 a. m. a 9:00 p. m., seis días a la semana). Ante las prohibiciones de Estados Unidos a los semiconductores, han logrado avances impresionantes en inteligencia artificial. Pero el mundo parece haber olvidado a los líderes chinos de internet, salvo para verlos como parte de una amenaza tecnológica y geopolítica.
La industria no cumplió sus promesas. ¿Por qué? ¿Qué pasó?
En 2017, escribí una columna en otra publicación con el titular: Detrás del Gran Cortafuegos, el internet chino está en auge. Dije a los lectores de habla inglesa que pensaran más allá del afán de China por censurar y copiar a las empresas occidentales, porque China se estaba digitalizando a una escala y a una velocidad alucinantes.
Ese año, los ingresos de Tencent crecieron un 56 por ciento, mientras que los de Alibaba, el gigante del comercio electrónico, aumentaron un 60 por ciento. Didi recaudó casi 10.000 millones de dólares en financiación, principalmente de inversores internacionales.
Todo esto parece que fue hace toda una vida. Ahora es mucho más difícil prosperar para las empresas chinas de internet.
El país está sumido en la peor recesión económica desde la época de Mao. Pocos se creen la tasa de crecimiento del 5 por ciento anunciada por el gobierno para 2024. La confianza de los consumidores es baja: tanto Uniqlo como Starbucks, dos marcas de consumo que habían prosperado en China durante años, están perdiendo clientes ante otras marcas más baratas.
Cuando la economía del país sufre, es difícil que a una de sus industrias pilares le vaya bien. Las ganancias de las empresas tecnológicas han reflejado esto.
Mientras la población de China sigue disminuyendo a un ritmo constante —se redujo por tercer año consecutivo—, las grandes plataformas tecnológicas se están quedando sin nuevos usuarios. WeChat tiene unos 1400 millones de cuentas, más que la población china. Incluso una aplicación de redes sociales de segundo nivel como RedNote, popular entre las usuarias jóvenes, urbanas y acomodadas, acumuló más de 300 millones de usuarios. Para estas empresas, la expansión internacional es el siguiente paso natural.
ByteDance, la empresa matriz de TikTok, es la envidia del sector por el éxito de sus negocios en el extranjero, que han crecido a un ritmo mucho más rápido que sus operaciones nacionales, según publicó nytimes.
Pero el intento estadounidense de prohibir TikTok pone de relieve lo difícil que resulta para las empresas chinas de internet expandirse en el extranjero. A medida que el Partido Comunista Chino refuerza su control sobre el sector privado del país, al mundo le resulta cada vez más difícil confiar los datos personales de sus ciudadanos a empresas chinas, que en última instancia responden ante Pekín.
Hay buenas razones para que el mundo exterior, incluido el gobierno estadounidense, no confíe en estas empresas. En un país donde el gobierno posee gran parte de todo y ejerce el poder de forma aleatoria y, a menudo, despiadada, el sector privado ha estado en vilo. Las empresas de internet son fuertemente censuradas, y deben autocensurarse para sobrevivir. A todas las grandes, sin excepción, se les han retirado sus aplicaciones de las tiendas de aplicaciones o han sido multadas o sancionadas por los reguladores en los últimos años.
Es bien sabido que el líder chino, Xi Jinping, no es partidario del sector digital, a menos que se utilice para impulsar su programa de rejuvenecimiento nacional.
“La economía real es la base de la economía de una nación y la fuente de su riqueza”, dijo en 2018. “El desarrollo económico nunca debe desviarse de la economía real hacia una dependencia excesiva de la economía virtual”.
En ese discurso y en otras ocasiones, Xi dejó claro que daba más prioridad a la manufactura avanzada que al internet y que le gustaban más las empresas estatales que el sector privado.
Esto marcó la pauta para las medidas severas en contra de Alibaba, Ant Group, Didi y el negocio de videojuegos de Tencent en 2020 y 2021. Las duras restricciones de “covid cero” que paralizaron la economía del país en 2022, sumieron a algunas de las mayores empresas de internet en pérdidas financieras por primera vez en años.
También por esas fechas, la diplomacia del guerrero lobo del gobierno chino y su alianza con Rusia obligaron a muchos países a replantearse su visión de China como parte importante de la economía mundial. Algunos la ven ahora como una amenaza para los sistemas democráticos y la paz mundial. La percepción de China se deterioró en muchos países occidentales, y menos personas están interesadas en visitar China en comparación con hace una década.
Las empresas de internet y los inversores chinos se encuentran cada vez más atrapados entre su gobierno autoritario en casa y la sospecha, incluso la hostilidad, en el extranjero.
La mayoría de los inversores occidentales consideran ahora que no vale la pena invertir en la industria tecnológica china debido a la tensión geopolítica y a las impredecibles políticas del país.
Las dotaciones universitarias y los fondos de pensiones estadounidenses dejaron de aportar dinero a las empresas de capital riesgo para que invirtieran en empresas emergentes chinas. Una generación de inversores chinos que ayudó a crear algunas de las empresas tecnológicas de más éxito ha comenzado a dedicarse a jugar golf, a correr maratones y a hacer senderismo.
Los inversores de los mercados bursátiles mundiales tampoco están interesados en las empresas chinas de internet.
Una inversora que no estaba autorizada a hablar públicamente me dijo hace poco que en 2017, cuando se incorporó a un fondo de cobertura que gestionaba más de 100.000 millones de dólares, alrededor del 40 por ciento de las participaciones del fondo en mercados emergentes eran acciones de tecnología chinas. Ahora son menos del 3 por ciento.
El ecosistema que cultivó un vibrante sector tecnológico está fracturado. Menos inversiones significan menos empresas emergentes, muchas menos ofertas públicas iniciales en el extranjero y valoraciones de las acciones mucho más bajas que sus contrapartes estadounidenses. RedNote, la aplicación de redes sociales que los usuarios estadounidenses de TikTok han comenzando a usar, se fundó en 2013 y aún no ha salido a la bolsa.
Estas empresas siguen siendo competitivas, comentó la inversora. Pero a los ojos del mundo, añadió, ya no son relevantes.