Persecución implacable. Es el título de una película de acción, pero podría aplicarse sin margen de error a historias de hostigamiento de la que fueron víctimas ciudadanos chubutenses por cuestiones políticas.
Así lo recordó, en diálogo con Radio Chubut, el empresario Carlos Parodi, quien reabrió el viernes pasado la estación de servicio Yrigoyen y Piedrabuena de Trelew que debió cerrar hace 20 años tras sufrir una encarnizada persecución durante el gobierno de Mario Das Neves.
El resultado fue la prisión para él y el fallecimiento de su socio, Raúl Eraso, quien entró en un cuadro depresivo del que no pudo salir.
Con el tiempo, Parodi quedó libre de culpa y cargo, pero su unidad de negocios fue demolida por el poder político concentrado que alineó tras de sí a todos los poderes del estado e incluso al juez federal de entonces, Jorge Pfleger.
«No podía sacar el carnet de conducir o lograr que me asignen un medidor de luz de la cooperativa» recordó Parodi, quien adjudicó tamaño ensañamiento a una simple disputa política porque por aquellos años él era presidente de la UCR.
Parodi, quien aclaró que su intención no es revolver el pasado, consideró que la lección de esos momentos vividos debe servir para entender que con el poder del Estado no se puede perseguir al ciudadano de a pie, que está imposibilitado de defenderse por no tener ni cerca las mismas herramientas.