Las tareas a largo plazo para encontrar sobrevivientes del devastador sismo del 28 de marzo en Myanmar se iban reduciendo el lunes, conforme los operativos de rescate eran reemplazados por tareas de alivio y recuperación. El número de muertos por el desastre superaba los 3.600 y seguía subiendo.
Un informe de la situación emitido el lunes por la noche por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, o OCHA, señaló que más de 17,2 millones de personas viven en áreas afectadas y necesitan urgentemente alimentos, agua potable, atención médica, asistencia en efectivo y refugio de emergencia.
En la capital, Naipyidó, la gente retiraba escombros y recogía madera de sus casas dañadas bajo una lluvia ligera, y los soldados retiraban restos en algunos monasterios budistas, señala AP.
El Departamento de Servicios de Bomberos de Myanmar informó el lunes que los equipos de rescate habían recuperado 10 cuerpos entre los escombros de un edificio colapsado en Mandalay, la segunda ciudad más grande de Myanmar.
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El sismo de magnitud 7,7 afectó una amplia franja del país, causando daños de importancia en seis regiones y estados. El terremoto dejó muchas áreas sin electricidad, conexiones telefónicas o celulares y dañó carreteras y puentes, lo que hace difícil evaluar la magnitud total del desastre.
El general de división Zaw Min Tun, portavoz del gobierno militar, dijo el lunes por la noche que el número de muertos por el sismo ha llegado a 3.600, con 5.017 heridos y 160 desaparecidos. Añadió que las operaciones de búsqueda y rescate involucraron a 1.738 personas de 20 países y ayudaron a encontrar y extraer a 653 sobrevivientes.
También dijo que el terremoto ha sido oficialmente nombrado “el Gran Sismo de Mandalay” para asegurar la consistencia en la documentación y referencia futura. Temblores considerables anteriores también recibieron nombres oficiales.
“Comunidades enteras han sido destruidas, obligando a las personas a buscar refugio en condiciones improvisadas, interrumpiendo los mercados, empeorando el estrés psicosocial y llevando los servicios básicos, entre ellos el agua potable, el saneamiento y la salud, al borde del colapso”, resaltó el informe de OCHA.
“Las personas que perdieron su hogar por los sismos están expuestas a un calor extremo durante el mes más caluroso y seco del año en el país, y las lluvias ya han comenzado en Mandalay, lo que representa una amenaza adicional para aquellos que se refugian al aire libre”, señaló.
Mientras tanto, el gobierno militar de Myanmar y sus oponentes en el campo de batalla se han acusado mutuamente de violar el alto el fuego que cada uno había declarado para facilitar las tareas de ayuda tras el sismo.