Disminuyo un 28% las exportaciones. Las exportaciones de carne bovina registraron un fuerte retroceso en el primer trimestre de 2025, con una caída del 28% en volumen y del 7,5% en valor respecto al mismo período de 2024.
Se embarcaron 142.500 toneladas por US$ 694,4 millones, una cifra que contrasta con el récord alcanzado el año pasado. El dato refuerza la tendencia negativa del mercado cárnico argentino en el comercio exterior, según publicó LA17.
Solo en marzo se exportaron 43.400 toneladas por US$ 205,9 millones, una baja del 17% en volumen y del 20% en valor frente a febrero. El contraste es aún mayor si se compara con marzo del año anterior, cuando la contracción alcanzó el 36% en volumen y el 20% en ingresos. La desaceleración es generalizada y afecta tanto a mercados consolidados como emergentes.
El rubro más golpeado fue el de carne bovina congelada sin hueso, uno de los productos con mayor valor agregado. En marzo se despacharon 23.600 toneladas por US$ 112 millones, un 19% menos que en febrero. En la comparación interanual, la caída llegó al 43,8%.
Durante el trimestre se exportaron 79.300 toneladas de ese mismo segmento, un 37,6% menos que el año pasado. Los ingresos por estas ventas sumaron US$ 391,1 millones, un 15,6% menos en términos interanuales. La pérdida de competitividad preocupa a los actores de la cadena cárnica.
China se mantuvo como principal comprador, con el 67,7% del total de marzo y el 65,1% del acumulado trimestral. Sin embargo, también se evidenció una retracción en los volúmenes demandados por ese país. La dependencia del mercado chino vuelve a mostrar su fragilidad ante ajustes en el consumo o la demanda estacional.
El precio promedio por tonelada exportada fue de US$ 4.747, un 3,5% menos que en febrero. Aún se encuentra muy por debajo del pico histórico de abril de 2022, cuando el promedio había alcanzado los US$ 6.297. La baja en los precios internacionales agrava el impacto de la menor colocación de producto.
La situación genera preocupación en frigoríficos, productores y exportadores, que ven mermar sus márgenes en un contexto local de alta inflación. Las entidades del sector reclaman mayor previsibilidad y políticas que incentiven la competitividad externa. La caída también puede impactar en el empleo y en la faena total proyectada para el año.
El contexto global de desaceleración en los precios de alimentos, sumado a factores internos como el costo logístico y tributario, complica el escenario. Las negociaciones con nuevos mercados siguen abiertas, pero no logran compensar el retroceso en los principales destinos. El desafío inmediato pasa por estabilizar volúmenes y mejorar los valores promedio.
Mientras tanto, el mercado interno absorbe parte de la oferta, aunque con precios al consumidor que continúan en alza. El comportamiento del consumo local será clave para sostener la actividad en los próximos meses. El primer trimestre deja señales claras de alarma para una de las principales cadenas exportadoras del país.