El Ejecutivo puso en marcha un plan silencioso para evitar que el dólar supere el techo de la banda cambiaria fijada en $1.450.
La maniobra combina licitaciones del Tesoro, mayor absorción de pesos y la promesa de no usar reservas sin aval del FMI, lo que reaviva las dudas sobre eventuales cláusulas ocultas en el acuerdo con el organismo.
Según trascendió, el presidente Javier Milei reafirmó ante legisladores en Olivos que hará “todo lo que sea necesario” para que el dólar no rompa el límite de la banda. La estrategia incluye la posibilidad de intervenir con dólares del Banco Central, aunque esos fondos provienen del reciente préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que añade restricciones.
Al mismo tiempo, el ministro de Economía, Luis Caputo, optó por otro enfoque: evitar que el mercado ponga a prueba ese compromiso. Para ello, lanzó licitaciones sorpresivas de letras exclusivas para bancos, ajustadas por la tasa mayorista TAMAR, con vencimiento en noviembre. También reforzó medidas como el aumento de encajes y la absorción de pesos excedentes.
El rol del FMI y las dudas sobre las reservas
De acuerdo con analistas de la city, esta política apunta a absorber liquidez y frenar presiones cambiarias sin recurrir a la venta de dólares. Sin embargo, fuentes vinculadas al Palacio de Hacienda sugieren que podría haber condiciones ocultas en el acuerdo con el FMI que limitarían la capacidad de usar reservas.
Caputo, en línea con esas advertencias, aseguró: “No vamos a permitir pesos de más y tampoco vamos a comprar dólares en esta situación porque no queremos inyectar pesos”. El mensaje refuerza la idea de que el Gobierno apuesta a sostener la estabilidad cambiaria con instrumentos monetarios, antes que con divisas.
La visión de los economistas
El consultor Ricardo Arriazu, en declaraciones recientes, fue contundente: “El objetivo número uno del Gobierno es que no se le escape el dólar. Van a hacer lo imposible para que no llegue al techo de la banda. Van a intervenir con cualquier cosa, con política monetaria y dólar futuro”.
Estas palabras confirman la prioridad oficial de mantener la divisa en un rango de entre $1.250 y $1.320. Pero al mismo tiempo evidencian el delicado equilibrio: si el mercado detecta que el Banco Central no puede vender dólares con la fuerza prometida, la credibilidad del plan económico podría resentirse.
Riesgos fiscales y políticos
La emisión de letras a tasas más altas que las habituales –cercanas al 3,95% mensual frente al 2,38% previo– expone al Tesoro a una presión financiera creciente. Los analistas advierten que, en lugar de reforzar la sostenibilidad fiscal, estas medidas pueden encarecer la deuda en pesos y generar tensiones futuras.
Con elecciones legislativas en el horizonte, el Gobierno busca transmitir calma en el frente cambiario. Según Ámbito, el temor es que un deslizamiento del dólar comprometa tanto la estabilidad económica como la viabilidad política del programa de Milei.
Un blindaje con incertidumbre
El llamado “blindaje” que intenta aplicar la administración se apoya en el compromiso con el FMI, el control estricto de la liquidez y la defensa del techo de la banda. No obstante, la falta de transparencia sobre los términos del acuerdo con el Fondo mantiene abierto el interrogante: ¿tiene realmente margen el Gobierno para usar las reservas o su promesa es más política que operativa?
El mercado, expectante, espera los próximos movimientos oficiales para comprobar si el blindaje es sólido o si las restricciones no publicitadas del FMI terminarán condicionando la estrategia.