La jornada electoral en la provincia de Buenos Aires se vio empañada por un acto de vandalismo político en un colegio de Vicente López, donde alteraron el padrón en el que figuraba la hermana del presidente.
El incidente ocurrió en el Instituto Pedro Poveda, ubicado en Agustín Álvarez 1431, en Vicente López. Al exhibirse los padrones en la entrada del establecimiento, alguien escribió la inscripción «3%» al lado del nombre de Karina Milei, la Secretaria General de la Presidencia, quien estaba habilitada para votar en ese lugar. Este acto fue inmediatamente interpretado como una provocación política directa, en alusión a una supuesta caída en la popularidad del espacio oficialista, La Libertad Avanza (LLA).
Un Episodio en un Contexto de Alta Tensión
El hecho no es aislado y se enmarca en una semana de alta tensión para el oficialismo, que aún intenta mitigar los efectos de la crisis interna desatada por la filtración de los audios de Diego Spagnuolo, exdirector de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS).
Estas grabaciones, que continúan generando repercusiones y cruces al interior de La Libertad Avanza, expusieron conflictos y negociaciones que el espacio gubernamental preferiría mantener detrás de escena. La simbólica inscripción del «3%» no hace más que aprovechar una frase que la oposición ha utilizado recurrentemente en redes sociales y discursos, buscando instalar una narrativa de debilidad del gobierno en plena jornada de votación.
Este mensaje, plasmado directamente en un instrumento electoral, busca amplificar psicológicamente una idea de desgaste y fracaso, intentando influir en la percepción de los votantes en el momento más crucial. El acto, por lo tanto, trasciende el mero vandalismo para convertirse en una herramienta de guerra política, diseñada para socavar la base de apoyo oficialista en el marco de una elección que es vista como un termómetro clave para el resto de la gestión.
La Mirada Puesta en los Referentes Oficialistas
El episodio incrementó significativamente la expectativa sobre la llegada de los referentes oficialistas a sus colegios, transformando sus votaciones en eventos de alto perfil mediático.
Se anticipaba que tanto Karina Milei como la diputada Marcela Pagano —mencionada centralmente en la denuncia por la filtración de audios que involucra a Franco Bindi y Santiago Caputo— concurrirían a votar en las próximas horas bajo estrictos y reforzados operativos de seguridad, diseñados tanto para garantizar su protección como para evitar nuevos incidentes que pudieran agravar la situación.
Este acto de vandalismo, aparentemente simple pero cargado de simbolismo, expone crudamente la fragilidad del clima electoral actual y demuestra cómo hasta los elementos más básicos del proceso democrático, como los padrones electorales, se han convertido en un terreno más de disputa política y batalla narrativa.
La escuela, tradicionalmente un espacio neutral y sagrado para la expresión cívica, fue momentáneamente transformada en un campo de batalla ideológico, reflejando la profunda polarización que caracteriza al actual escenario político. Este incidente no solo busca desestabilizar simbólicamente al oficialismo, sino que también pone en evidencia la voluntad de algunos sectores de llevar la confrontación más allá de los límites tradicionales, utilizando cualquier espacio disponible para transmitir mensajes de desgaste y conflictividad.
El incidente en Vicente López se transformó en la primera controversia de una jornada que transcurre bajo la lupa de la tensión política interna. Información extraída del medio ADN.