El Consejo de Seguridad de la ONU ha dado un paso histórico al aprobar una resolución que respalda el plan de paz para Gaza presentado por el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump.
La iniciativa, celebrada por Israel, ha sido rechazada de plano por el grupo Hamás, generando un nuevo escenario de tensiones en la región.
Netanyahu celebra una resolución «que conducirá a la paz»
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no tardó en manifestar su apoyo. A través de un mensaje en la red social X, felicitó a Trump y afirmó que este plan, según información extraída del medio DW, «conducirá a la paz y la prosperidad». Los pilares centrales que destacó Netanyahu son la «desmilitarización total, el desarme y la desradicalización» de la Franja de Gaza. La resolución establece el despliegue de una fuerza internacional que supervise este proceso, proteja a los civiles y contribuya a la capacitación de una nueva fuerza policial palestina.
El rechazo frontal del grupo Hamás
Desde Gaza, la reacción fue inmediata y contraria. Hamás rechazó la medida y calificó el desarme como un tema «interno». El grupo se opone a que una fuerza externa asuma esta tarea, argumentando que ello destruiría su neutralidad. «Cualquier debate sobre las armas es un asunto nacional interno», enfatizaron, y vincularon el proceso a una solución política que termine la ocupación y establezca un Estado palestino.
Un frágil consenso internacional
La resolución logró ser aprobada con 13 votos a favor en el Consejo de Seguridad, demostrando un apoyo significativo entre las potencias. Sin embargo, las abstenciones de dos miembros permanentes con poder de veto, China y Rusia, dejan en evidencia las grietas en el consenso internacional y anticipan los desafíos políticos y logísticos que enfrentará la implementación de este ambicioso plan de paz en terreno.
La aprobación de este plan marca un punto de inflexión en el conflicto, abriendo una etapa de incertidumbre. Mientras Israel ve una oportunidad histórica para la seguridad, los palestinos en Gaza lo perciben como una imposición. El éxito dependerá de una aplicación que logre equilibrar la desmilitarización exigida con las aspiraciones políticas de la población palestina.




