La reconocida plataforma de comercio electrónico Shein continuará funcionando en Francia, aunque lo hará bajo la supervisión directa del Gobierno
La medida fue establecida luego de una orden judicial que obligó a la compañía a retirar productos cuestionados de su catálogo en un plazo de 48 horas. Según Ámbito, la empresa cumplió con la resolución y evitó la suspensión total de sus actividades.
Retiro de productos y advertencia oficial
El fallo judicial exigía a Shein eliminar artículos considerados irregulares. De no hacerlo, la firma enfrentaba posibles sanciones severas. El ministro de Finanzas francés, Roland Lescure, aseguró que el control continuará:
“El Gobierno seguirá siendo implacable para garantizar que Shein cumpla con las leyes locales”, expresó en declaraciones a Franceinfo.
Un comunicado oficial confirmó que la plataforma quedará bajo vigilancia permanente, con verificaciones periódicas para asegurar que no vuelvan a ofrecerse productos ilícitos. Además, los procedimientos judiciales continúan abiertos.
Respuesta de la empresa
Shein emitió su propio comunicado, donde afirmó su intención de cooperar con las autoridades francesas y abordar todas las preocupaciones relacionadas con su oferta comercial. La compañía insiste en que su objetivo es mantener operaciones legales y seguras en el país.
Expansión en medio de críticas
La situación ocurre en paralelo a un momento clave para la marca: la apertura de su primera tienda física a nivel mundial, inaugurada esta semana en París. El evento estuvo marcado por protestas de asociaciones ambientalistas y de consumidores, que cuestionan los impactos laborales y ecológicos del modelo de producción de Shein.
Las críticas se intensificaron tras la venta de productos considerados inapropiados, lo que generó presión social y política para reforzar controles dentro de la Unión Europea.
Perspectivas hacia adelante
Pese a las controversias, Shein continúa teniendo alta demanda y previsiones de crecimiento en Francia y otros mercados europeos. Sin embargo, la empresa enfrenta un entorno regulatorio cada vez más estricto, donde la transparencia y la trazabilidad se vuelven requisitos centrales para su continuidad.



