El año legislativo 2025 finalizó marcado por la confrontación política y una parálisis casi total de la actividad parlamentaria. Con apenas 13 leyes sancionadas en total, este período se convirtió en el de menor productividad de los últimos diez años.
Según Noticias Argentinas, este récord negativo refleja un escenario de extrema polarización donde el oficialismo, en minoría, operó a la defensiva y la oposición logró imponer parte de su agenda, aunque sin generar una dinámica de construcción mayoritaria.
Un balance desolador: solo 13 leyes en todo el año
La cifra es contundente y muestra un Congreso prácticamente bloqueado. De las 13 leyes, solo 11 fueron aprobadas durante el período ordinario (marzo a noviembre) y las dos restantes en las sesiones extraordinarias de diciembre. Pero el dato más revelador, citado del informe de la ANA, es que ninguna de las leyes sancionadas en el período ordinario fue un proyecto original del Poder Ejecutivo. La agenda oficialista estuvo completamente ausente de los éxitos legislativos de la mayor parte del año.
La oposición fue la principal impulsora de las normas aprobadas, con ocho leyes como el Financiamiento Universitario, aumentos a jubilaciones y la Ley Nicolás. Las otras tres fueron acuerdos internacionales pendientes de gestiones anteriores. Recién en las extraordinarias, el oficialismo logró sacar adelante sus dos proyectos bandera: el Presupuesto 2026 y la Ley de Inocencia Fiscal.
Las herramientas de la guerra política
La parálisis no significó inactividad, sino una batalla por el control de la agenda. La oposición utilizó masivamente los emplazamientos a comisión, una herramienta técnica para forzar el tratamiento de proyectos. Mientras históricamente el máximo anual era de tres, en 2025 se registraron 20 emplazamientos, obligando al oficialismo a debatir temas que prefería evitar.
Por su parte, el presidente Javier Milei recurrió en siete oportunidades a su facultad de veto. Sin embargo, en un hecho inédito, el Congreso logró revertir tres de esos vetos (insistiendo con las leyes), mostrando músculo frente al Ejecutivo. Además, el Parlamento rechazó cuatro decretos de facultades delegadas y un DNU, limitando el margen de acción del Gobierno.
Un 2026 con otra correlación de fuerzas
Este panorama de debilidad gubernamental podría cambiar drásticamente el año próximo. El oficialismo confía en que la nueva composición del Congreso, resultado de las elecciones de octubre, le permita pasar de una estrategia de «defensa» a una de «ataque». La reciente aprobación exprés del Presupuesto 2026 en el Senado es la primera señal de que la dinámica de parálisis total podría estar llegando a su fin, abriendo la puerta a una recuperación de la iniciativa legislativa por parte del Gobierno en 2026.




