El gobierno colombiano dio un paso formal para intentar sortear el bloqueo legislativo que ha enfrentado su agenda de reformas sociales. Este viernes 26 de diciembre, el Ministerio de Trabajo, representado por el ministro Antonio Sanguino, inscribió ante la autoridad electoral el comité ciudadano promotor de una Asamblea Nacional Constituyente.
Este movimiento, respaldado directamente por el presidente Gustavo Petro, marca el inicio oficial de un proceso para recolectar millones de firmas y desbloquear institucionalmente cambios en salud, justicia y política que no lograron pasar en el Congreso. Según DW.
La iniciativa busca «retomar y profundizar el espíritu reformista» de la Constitución de 1991. Según el Gobierno, el mecanismo es necesario ante la negativa del Legislativo a aprobar proyectos clave, como la reforma a la salud, hundida hace dos semanas. El anuncio se produce en un momento de alta tensión política y económica para Colombia, que también enfrenta una declaratoria de emergencia económica decretada días antes para manejar el déficit fiscal.
El mecanismo: un comité, tres millones de firmas y una carrera contra el tiempo
El comité inscrito está integrado por nueve personas de diversos sectores, incluidos un líder indígena, periodistas, sindicalistas y un miembro del Partido Comunista Colombiano[citation:Search Results 7]. Su misión inmediata será recolectar el respaldo ciudadano necesario para que la iniciativa avance.
Para que la propuesta llegue al Congreso, el comité debe lograr un objetivo gigantesco: reunir aproximadamente tres millones de firmas, lo que equivale al 5% del censo electoralcolombiano. Una vez inscrito, la Registraduría Nacional tiene ocho días hábiles para verificar que el comité cumple con todos los requisitos legales y autorizar formalmente el inicio de la recolección.
El ministro Sanguino explicó que el objetivo es que la propuesta, en caso de éxito en la recolección de firmas, llegue al nuevo Congreso que se instale el 20 de julio de 2026. Esta fecha es clave, ya que se ubica justo después de las elecciones legislativas del 8 de marzo de 2026, y a poco tiempo de la primera vuelta presidencial del 31 de mayo del mismo año. Este cronograma significa que serán los próximos congresistas y, potencialmente, un nuevo gobierno los encargados de tramitar la iniciativa, lo que añade una capa de incertidumbre política al proceso.
Un salto institucional en medio de la tormenta
La apuesta por una Constituyente no es nueva para Petro, quien ya la había planteado anteriormente. Sin embargo, su lanzamiento oficial coincide con un momento de extraordinaria presión para el Gobierno, que enfrenta al mismo tiempo una emergencia económica y un pulso abierto con las altas cortes, incluyendo el Consejo de Estado y la Corte Constitucional.
Analistas y opositores han criticado fuertemente la medida. Por un lado, señalan que representa un enorme riesgo institucional y económico, ya que suma incertidumbre constitucional a un país que ya está bajo medidas de excepción económica, lo que podría profundizar la desconfianza de inversionistas y mercados. Por otro, argumentan que se trata de un atajo jurídico que busca cambiar las reglas del juego ante la falta de mayorías parlamentarias. Incluso se ha recordado que Petro hizo campaña con la promesa de no convocar una Constituyente, una promesa que ahora rompe según sus críticos.
El presidente Petro, por su parte, defiende la medida como un ejercicio legítimo de democracia directa. En su cuenta de X, escribió: “El pueblo no se debe dejar quitar su poder de transformar a Colombia y progresar”. Esta narrativa presenta la Constituyente como un enfrentamiento entre la voluntad popular y una élite política que obstruye el cambio.
El lanzamiento del comité constituyente por parte del gobierno de Petro es, sin duda, la jugada política de más alto riesgo de su mandato. Mientras sus seguidores lo ven como la única vía para reformas sociales postergadas, sus críticos lo perciben como un salto al vacío que amenaza la estabilidad institucional en un año electoral ya de por sí polarizado. El éxito de la iniciativa dependerá ahora de la capacidad del comité para movilizar a millones de colombianos en las calles y en las urnas, en una carrera contra el reloj político y económico.




