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Un estudio realizado por especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas ( Conicet ) demostró que la yerba mate causa un efecto preventivo en el desarrollo del Parkinson, informó hoy el organismo de investigación.

El trabajo publicado ayer por la revista especializada Movement Disorders y realizado por investigadores argentinos del Conicet, destaca la hipótesis de que «la yerba mate podría tener efectos benéficos en relación con el desarrollo y progresión del Parkinson».

El director del equipo de investigación, Juan Ferrario, aseguró que la yerba mate «tiene la propiedad de prolongar la vida de las neuronas dopaminérgicas en cultivo».

«Las neuronas dopaminérgicas, relacionadas con control de la locomoción, además de ser las primeras en verse afectadas en los pacientes con Parkinson, son también las que mueren con mayor rapidez en las condiciones de cultivo que nosotros realizamos», indicó el profesional, quien se desempeña como investigador adjunto del Consejo en el Departamento de Fisiología, Biología Molecular y Celular de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

«Nosotros testeamos el efecto de administrar un extracto de yerba mate sobre dicho modelo de neuronas dopaminérgicas en cultivo y vimos que el mate tiene un efecto neuroprotector poderoso que enlentece el momento su muerte», explicó Ferrario.

Luego de esta determinación, los investigadores continuaron con los estudios para conocer qué es lo que ocurría al tratarlas con algunos de sus componentes por separado.

«Pudimos establecer que dos de los compuestos principales de la yerba mate, la teobromina y el ácido clorogénico, individualmente también actuaban como neuroprotectores, aunque en ambos casos su efecto protector fue ligeramente más bajo que el del extracto de yerba mate en su conjunto. Sin embargo, en sendos casos la neuroprotección fue más potente que la brindada por otros compuestos neuroprotectores ya conocidos como la cafeína, la nicotina y el antioxidante Trolox», aseguró el investigador.

Los experimentos realizados sobre las neuronas dopaminérgicas en cultivo mostraron que la yerba mate además de postergar su muerte puede estimular el crecimiento de sus axones y dendritas.

«Lo interesante es que la yerba mate es uno de los principales proveedores naturales de ácido clorogénico y la ingesta de los tomadores de mate es entre 3 y 5 por ciento mayor que la de los tomadores de café. En este trabajo pudimos demostrar también que este compuesto por sí sólo es un poderoso agente neuroprotector», comentó el licenciado en Ciencias Biológicas.

Por último, Ferrario concluye: «Aunque resta mucho trabajo por hacer, nuestro trabajo presta por primera vez evidencia sobre el efecto protector que la yerba mate puede brindar sobre la neuronas dopaminérgicas que se ven afectadas en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson».

 

LaNacion

Investigadores del Conicet anunciaron el hallazgo de una nueva especie de peces que habitaron la Patagonia argentina hace más de 130 millones de años y que tenía la capacidad de triturar la comida con sus dientes, informó este miércoles la Universidad de La Plata.

Se trata del Gyrodus huiliches y sus restos fueron encontrados por investigadores de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata y el Centro de Investigaciones Geológicas en colaboración con un colega alemán.

El descubrimiento de fragmentos del cráneo y la dentición de dos ejemplares de peces en la formación geológica Agrio, en la Cuenca Neuquina, permitió establecer un nuevo género y especie de durófagos -aquellos que trituran su alimento con los dientes- que habitaron la Patagonia argentina en el Cretácico temprano.

El trabajo fue publicado recientemente en Cretaceous Research.

La investigadora del Conicet Soledad Gouiric Cavalli explicó que «una particularidad del hallazgo tiene que ver con la presencia de huesos del cráneo asociados a la dentición porque, en general, lo que se encuentra en el campo son los dientes, debido a la naturaleza propia del material dentario que es más resistente que otras partes del pez, lo que le brinda mayor potencial de fosilización en comparación, por ejemplo, con los huesos craneanos».

«Los ejemplares presentaban una combinación única de características en sus dientes. La ornamentación en la corona, es decir el dibujo que hace el esmalte sobre el diente, permitió diferenciarlos entre sí y también de todos los géneros y especies de una de las tantas familias de picnodóntidos que se conocen en el mundo», dijo.

Apuntó que la cantidad de hileras dentarias, cuatro en la mandíbula inferior, y la distribución de los dientes en ambas quijadas «permitió establecer que el material debía ser referido al género Gyrodus como una nueva especie que denominamos Gyrodus huiliches».

La experta puntualizó que la dentición incompleta de uno de los ejemplares cuadraba con la morfología descripta para el Macromesodon agrioensis, que hasta ese momento era la única especie conocida de picnodóntidos en Argentina, pero al estudiar ese material en relación con los fósiles hallados, observaron que los dientes presentaban importantes diferencias, sobre todo en su ornamentación y morfología.

«Al igual que en algunos dientes del Macromesodon agrioensis, los nuevos ejemplares tienen unos mamelones o protuberancias en la corona dentaria. Esa característica no es típica del género Macromesodon, por lo tanto erigimos un nuevo género para ese pez, al que denominamos Tranawuen, y la especie ahora se conoce como Tranawuen agrioensis», expuso.

«Parte de la importancia de este trabajo radica en que es la primera revisión de los peces picnodóntidos en Argentina, configurándose como el paso inicial para el estudio más detallado de estas faunas. Si bien eran muy diversos y tuvieron una importante presencia durante el Jurásico y el Cretácico, el registro fósil en América del Sur es bastante incompleto», destacó la especialista.

Diario Jornada

El hallazgo, realizado por paleontólogos del CONICET, permite entender por qué este grupo de reptiles pudo sobrevivir a la extinción masiva que acabó con los dinosaurios.

Los esfenodontes o tuátaras (Sphenodon) son un grupo de reptiles que en la actualidad se encuentra representado solo por dos especies –Sphenodon punctatus y Sphenodon guntheri-, localizables únicamente en algunas islas menores de Nueva Zelanda, y cuyo registro fósil más antiguo data de tiempos del Tríasico Superior, hace más de 200 millones años.

A diferencia de lo que ocurre en la actualidad, durante la Era Mesozoica (comenzada 250 millones de años atrás y culminada hace alrededor de 65 millones años) en la que los dinosaurios gigantes llegaron a dominar la Tierra, diversas especies de tuátaras podían encontrarse dispersas en la mayor parte de los continentes.

En Sudamérica, los fósiles más recientes de este grupo de reptiles corresponden al Paleoceno (65 a 60 millones de años atrás), la época inmediatamente posterior a la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno que acabó con cerca del 75 por ciento de los seres vivientes existentes, entre los que se encontraban, por ejemplo, la mayoría de los dinosaurios.

En febrero de 2018, un equipo de paleontólogos del CONICET en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN, CONICET) y la Fundación de Historia Natural Feliz de Azara, dirigido por Fernando Novas, investigador principal del Consejo, encontró en la localidad de Campo Violante (frente a El Chocón), en la que afloran rocas del Cretácico Superior de 90 millones años, restos del esqueleto de una nueva especie de esfenodonte, a la que bautizaron Patagosphenos watuku. Tanto la descripción anatómica como los estudios paleohistológicos de los restos del espécimen hallado fueron publicados recientemente en la revista Cretaceous Research.

“Aunque la estructura anatómica de Patagosphenos watuku difiere de la de los esfenodontes actuales, desde el punto de vista histológico existen similitudes claves. Ambos poseen una corteza ósea relativamente gruesa en comparación con la de otros reptiles, lo cual podría favorecer la adaptación a climas fríos. Por otra parte, estudios recientes en mamíferos han mostrado una correlación entre el grosor de las paredes de los huesos y la actividad fosforial (cavar), patrón que parece repetirse al menos en los reptiles actuales. El hecho de que los antiguos tuátaras también tuvieran el hábito de vivir en cuevas podría explicar que hayan sobrevivido al invierno nuclear que se desató en nuestro planeta hace 65 millones de años”, explica Adriel Gentil, becario doctoral del CONICET en el MACN y primer autor del trabajo.

Esto llevaría a los investigadores a concluir que la adaptación de los esfenodontes actuales al clima frío, que les permite soportar temperaturas de hasta solo 5°C, no sería un rasgo que adquirieron a lo largo del proceso evolutivo, sino que ya estaba presente en sus parientes más antiguos.

“Esta capacidad de tolerar las bajas temperaturas diferenciaría a los esfenodontes, no solo de gran parte de los reptiles actuales, sino también de otros grupos que desaparecieron junto con los dinosaurios por no contar con las ventajas adaptativas necesarias como para sobrevivir a las bajas temperaturas que asolaron la Tierra durante aquel evento de extinción masiva”, explica Matías Motta, becario doctoral del CONICET en el MACN y otro de los autores del trabajo.

Uno de los aportes más novedosos de este trabajo es que pese a que existe un registro fósil bastante completo de especímenes de esfenodontes de diferentes períodos del Mesozoico, desde el punto de vista paleohistológico, hasta ahora solo se contaba con la descripción de una especie del Triásico Superior que, aunque escueta, también señala el carácter grueso de las paredes de los huesos. El responsable de este aspecto particular de la investigación estuvo a cargo de Jordi García Marsá, becario doctoral del Consejo en el MACN.

“Otro dato que arrojó el estudio histológico es que Patagosphenos tenía un crecimiento cíclico, lo que le da al corte del hueso una apariencia similar a la del tronco de un árbol en la que se van marcando anillos concéntricos que representan aproximadamente un año cada uno. En este caso, se pudo deducir que el individuo que encontramos tenía cerca de 18 años de edad. La longevidad, si se los compara con lo que suelen vivir la mayoría de los reptiles, es un rasgo que también comparten los tuátaras actuales con sus parientes más lejanos”, afirma Gentil.

El Cordillerano

Desde hace un par de años, la ciencia y técnica de nuestro país está sufriendo constantes recortes que afectan gravemente su funcionamiento.

En este contexto, el Centro Nacional Patagónico (Cenpat) no es la excepción y es por ello que Rolando González-José, director del Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (Ipcsh), dio cuenta de la actualidad que atraviesan: “Estamos en una situación de ahogo financiero, acabo de firmar una nota reclamando fondos porque estamos con 3300 pesos en la cuenta del Ipcsh desde diciembre, es decir que cuando se acabe el tóner o el papel de la impresora ya no lo vamos a poder comprar. La misma situación están experimentando todos los Institutos que conforman el Cenpat y también el presupuesto centralizado, lo que es más preocupante, porque es lo que se utiliza para pagar la luz, el gas, internet, teléfono, etcétera”.

Ni para el café

El doctor González-José aclaró que este dinero es solo para el funcionamiento básico de los Institutos: “No nos pidan grandes proyectos de investigación, que equipemos un laboratorio o que cambiemos un repuesto caro de nuestros aparato porque para eso no hay fondos. Simplemente es para mantener un funcionamiento mínimo del Instituto”.

Además, se ha cortado una línea de financiamiento que estaba destinada a las reuniones científicas, que son fondos que se utilizan una vez al año, y que es clave porque “es el lugar en el que los becarios se encuentra con la gente de mayor trayectoria y es algo muy valioso porque es ahí donde se organiza la investigación”. Cabe destacar que el financiamiento no se utiliza ni para pasajes ni para la estadía de quienes participan de estas reuniones, sino que son para gastos corrientes como la impresión de folletos y el café, por ejemplo.

Líneas de financiamiento

Acerca del origen de todos estos fondos que hacen al funcionamiento del Cenpat, el director del Ipcsh explicó que “hay toda una cadena de tomadores de decisión: al directorio del Conicet llegan los fondos de la Secretaría de Hacienda de la Nación para becas y el funcionamiento de los Institutos. Después hay otras líneas que dependen del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que son créditos muy favorables y que todos los países los utilizan.

Esos fondos son para proyectos de investigación y también están cortados, pero no por el BID, sino que la Secretaría de Hacienda los bloquea para no aumentar el valor de déficit. Esto está metiendo a varios Ministerios en serios problemas con el Banco porque el BID está girando los fondos y la Secretaría de Ciencia no está ejecutando”.

Malestar interno

Otro de los temas que preocupa dentro del Cenpat tiene que ver con la asignación de cargos, ya que los últimos técnicos que han ingresado lo hicieron luego de pasar por una rigurosa selección de personal, a través de un concurso público nacional: “Son los que históricamente entran a la carrera de personal de apoyo, son los técnicos y profesionales que asisten en los laboratorios, en los grandes equipamientos. En vez de darle el cargo de planta permanente, se les da un contrato basura, con lo cual nos complica liquidarles, no tienen el mismo régimen de licencias, es decir que nos está generando unos malestares institucionales graves, simplemente porque no tienen cargo”.

A nivel interno del Cenpat, la elección del directorio también está complicada: “Deberíamos haber renovado autoridades en agosto del año pasado, pero lo que se hizo fue prorrogar el mandato de las autoridades electas en 2016. Eso es un gran problema porque quita capacidad de iniciativa y no es lo mismo que el plan de gestión lo lleve adelante una autoridad votada o concursada a una autoridad que tiene cierto carácter de interino”.

Sangría de personal

En este contexto, la realidad tan temida de la llamada “fuga de cerebros” parecería volverse nuevamente realidad, tanto en el Conicet en general como en el Cenpat en particular: “La principal sangría que estamos viviendo es la salida de personal, hemos perdido muchísima gente capacitada de distintos escalafones. Becarios que se han ido al exterior, a los que la Universidad Pública los formó, el Conicet les pagó la beca doctoral y terminan trabajando, por ejemplo, para IBM en África, cobrando cuatro veces más que un director como yo. Se han ido profesionales muy capacitados de la Oficina de Vinculación Tecnológica y eso es muy grave porque es el puente que tenemos con el sector industrial, empresarial, con las cámaras, era la gente que elaboraba los convenios con el sector privado y estatal. Esa Oficina pasó de tener seis o siete personas muy activas a prácticamente desaparecer”.

Volver a los 90

Como uno de los científicos repatriados durante la década del kirchnerismo, Rolando González-José hace una retrospección y cuenta que “el año pasado me han ofrecido irme a Alemania, pero no voy por motivo personal, porque tengo hijos y familia, pero si no tuviera esa condición lo hubiera hecho. Eso implica un año produciendo ciencia para Alemania y no para Argentina y hay gente que lo está haciendo. Uno recuerda la situación de fines de los 90, cuando se vivían este tipo de disquisiciones. Todavía el sistema es resiliente y puede retener a los chicos jóvenes, pero es cada vez más difícil, es natural que pierdan la emoción, las ganas de laburar y que busquen otros destinos, yo lo comprendo”, finalizó.

 

 

 

El Chubut

El ejemplar tenía dos metros de longitud y habitó nuestro planeta hace 70 millones de años, durante la era Cretácica. Por sus características, es un hallazgo único.

En la escala biológica, los cocodrilos y caimanes, son uno de los pocos reptiles predadores que apenas han evolucionado con relación a sus antepasados prehistóricos del periodo Cretácico tardío. Para corroborar esta especulación, basta con observar el esqueleto casi íntegro de un cocodrilo descubierto por un grupo de científicos locales. El animal, en vida, llegó a tener dos metros de longitud y habitó la Patagonia hace 70 millones de años. El trabajo fue recientemente publicado en la revista Cretaceous Research.

Tras varios años de analizar las partes óseas, un grupo de investigadores argentinos, liderados por el paleontólogo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) Rodolfo Coria, presentaron este jueves el esqueleto del Barrosasuchus neuquenianus.

El fósil fue hallado en 2001 en la zona de Sierra Barrosa, a 30 kilómetros de Plaza Huincul, una localidad fosilífera ubicada en el centro de Neuquén, donde los investigadores se encuentran trabajando desde hace varios años.

Y si bien este tipo de cocodrilos fósiles se conocen desde hace más de sesenta años, la particularidad de este fósil es que, por primera vez, se encontró un esqueleto prácticamente completo. El hallazgo incluyó el cráneo, el postcráneo, las mandíbulas, las patas, las manos, las costillas y sus vértebras.

«Fue un hallazgo excepcional, ya que es muy raro dar con esqueletos completos de vertebrados fósiles. Barrosasuchus es un aluvión de información peirosáurica. Y está absolutamente todo, lo único que no tenemos es la cola”, señaló el científico.

El primer peirosaurio fue hallado sesenta años atrás en la localidad de Peirópolis, en el centro de Brasil. Más adelante, los científicos de la época notaron que ese ejemplar representaba a una familia de cocodrilos diferente a otras, y los denominaron peirosáuridos, por ser Peirosaurus el primer género reconocido de la familia.

Estos cocodrilos, que habitaron en la era Cretácica – división de la escala temporal geológica que pertenece a la Era Mesozoica- son abundantes y frecuentes en toda América del Sur, especialmente en la Patagonia, pero la mayoría de esos ejemplares se habían registrado de un modo muy fragmentario.

Los cocodrilos sudamericanos incluyen varios linajes primitivos conocidos como mesoeucocodrilos. Entre ellos se encuentran los notosuquios, de aspecto perruno; los araripesuquios, de aspecto zorruno; y los peirosaurios, grandes cazadores de colmillos aserrados.

“Hasta ahora se habían hallado trozos de mandíbula, de hocicos, cráneos incompletos, sin mandíbula. Si bien es frecuente encontrar restos de estos animales, y a veces los restos han permitido proponer especies nuevas, el hecho de encontrar esqueletos completos como Barrosasuchus es excepcional y totalmente único”, destacó Coria.

“En Sierra Barrosa hallamos huesos de dinosaurios carnívoros, herbívoros, mamíferos, pero nos llevó muchos años poder clasificar y registrar todo lo hallado en aquellas campañas de principio de este siglo. Por eso recién ahora logramos estudiar el ejemplar completo del cocodrilo y presentamos a Barrosasuchus”, informó el investigador del Conicet.

La etimología del nombre Barrosasuchus neuquenianus, proviene de “Barrosa”, en alusión a la Sierra Barrosa, donde se encontró el espécimen, y “souchos”, en referencia a la divinidad egipcia con cabeza de cocodrilo y que es de uso normal en nombres científicos para especies de cocodrilos. Por otro lado, el nombre de la especie, “neuquenianus”, se eligió en referencia a la provincia de Neuquén.

“Este ejemplar nos permite apreciar las maravillas que tenemos en la naturaleza y la fantástica fortuna que tenemos de que exista el proceso de fosilización, que nos permite atestiguar y observar restos de formas de vida extinguidas hace 70 millones de años en un estado tan bueno de preservación”, apuntó Coria.

“Barrosasuchus nos permite conocer muchísimo de la anatomía del resto de estos animales. Desde las proporciones de las patas, el tipo de anatomía de las manos y de los pies, si las costillas eran rectas o curvas. Con lo que se abre un ventanal de información que había permanecido cerrado a los científicos por muchos años, al menos sesenta años, desde que se describió el primer peirosáurido en Brasil”, indicó el científico.

Clarin

Lo hace a través del Programa de Becas provincial que, desde el 2015, cuadruplicó el presupuesto asignado al sector.

A través de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, se ofrece al sector académico provincial una serie de instrumentos propios destinados a fomentar la investigación científica en diferentes complejos productivos en los que se necesita desarrollo e innovación.

El Programa de Becas del organismo provincial incluye: Becas Co­financiadas Doctorales y Postdoctorales; Becas Puente; Becas de Tesis y Proyectos finales, Programa de Mejoramiento Curricular y, eventualmente, ofertas solicitadas por las casas de estudio como fue el caso en el 2018 de las Becas Maestría en Desarrollo Territorial.

“Desde el 2015 hasta el 2018 avanzamos en forma sostenida e intensificada, no sólo en el monto que se destina a quienes investigan en nuestra Provincia, sino también en diversificar el campo de estudio, incluyendo los lineamientos productivos necesario para el desarrollo provincial”, señaló la secretaria de Ciencia, Noelia Corvalán Carro y agregó que “es indispensable continuar en este camino para llegar a nuestro objetivo que es hacer de Chubut una provincia distinguida en materia productiva; y esto se logra sólo con el apoyo de la ciencia, la tecnología y la innovación”.

Actualmente, la SCTeIP cofinancia en conjunto con el Consejo Nacional de Investigaciones Cientí­ficas y Técnicas (CONICET), 25 Becas Doctorales y Postdoctorales. El objetivo es la formación de graduados universitarios, que residan en la provincia del Chubut, a nivel de doctorado y postdoctorado, en áreas del conocimiento establecidas como prioritarias para la Provincia.

Durante la actual gestión ­finalizaron su proyecto de investigación doctoral 12 investigadores, de un total de 24 desde que se creó la Secretaría. A su vez, en marzo de 2019 fi­nalizarán sus estudios posdoctorales en temas específi­cos estratégicos, los primeros 4 investigadores en esta categoría.

En cuanto a las Becas Puente (Becas de Apoyo a la Investigación Cientí­fica, Tecnológica y a la Innovación Productiva), financiadas en su totalidad con fondos provinciales, la SCTeIP respaldó desde el 2015, 11 becas destinada a graduados universitarios que desarrollen sus investigaciones en áreas de conocimiento prioritarias, y que no hayan sido admitidos por CONICET, permitiéndoles seguirtrabajando en su plan de trabajo.

Durante 2019 se concretará la apertura de 10 becas puente doctoral y posdoctorales, lo que asegurará la permanencia de los futuros investigadores en sus respectivas áreas de trabajo.

En lo que refiere a las Becas Maestría en Desarrollo Territorial, se becó a 5 profesionales en la Universidad Tecnológica Nacional durante 2017 y 2018, quienes ­finalizaron la cursada completa y se encuentran desarrollando su tesis.

El Programa promueve la transferencia de conocimientos desde los actores generadores de conocimiento y tecnología hacia el sector productor de bienes y servicios. En 2016 se otorgaron 16 becas o subsidios para la generación de soluciones a demandas tecnológicas detectadas en diferentes sectores socio-productivos de la provincia del Chubut.

Se prevé para 2019 otorgar 15 nuevos apoyos económicos, para los estudiantes de grado de las diversas carreras productivas de las universidades nacionales y provinciales.

Por último, a través del Programa de Mejoramiento Curricular, se otorgarán 10 becas en el marco de un nuevo programa desarrollado por la SCTeIP que tiene por objetivo general apoyar la formación de los postulantes que fueron rechazados por CONICET con el ­fin de reforzar sus antecedentes y adquirir nuevas herramientas.

Otro logro de la SCTeIP fue conseguir, a través de sus gestiones, la incorporación de 11 Doctores a las Universidades Nacionales con sede en Chubut. Estos investigadores habían sido afectados por los recortes en los ingresos a carrera del CONICET. La defensa de estos puestos de trabajo no solo posibilitó que hoy 11 investigadores continúen sus trabajos científi­cos en la provincia, sino que la Universidad Nacional de la Patagonia y la Universidad Tecnológica Nacional aumenten su planta de dedicaciones exclusivas.

El Programa de Becas provincial responde a las necesidades plateadas por sector científi­co en el contexto actual, teniendo en cuenta la cantidad de becarios que quedaron afuera de CONICET. Además de mejorar la calidad de sus proyectos, se pretende que los nuevos becarios presenten un plan de actividades de CyT, de aplicación a corto plazo en función de las necesidades de la provincia, tales como divulgación, capacitaciones, vinculación, participación en proyectos, entre otros.

A modo de ilustración, los gráficos muestran el aumento de becarios acumulado del 2015 al 2019; el incremento de la inversión en este período y la distribución de los RR.HH calificados por complejo productivo.

En el marco del Día Mundial de los Humedales y en una acción conjunta entre el Laboratorio de Humedales, utilizados por Aves Playeras Migratorias, a cargo de Luis Bala del Instituto de Diversidad y Evolución Austral del CCT Conicet – Cenpat y la Secretaría de Turismo Municipal a través de la Dirección de Conservación, se llevará a cabo una charla abierta a todo público sobre “Humedales Costeros de Península Valdés y Aves Playeras Migratorias”. La actividad será el sábado 2 de febrero en el Parador Municipal – Bajada N° 9 del frente costero.

Luis Bala estará a cargo de esta charla en la que se comentará sobre distintos aspectos tanto de los humedales de la zona y las aves playeras que comúnmente se pueden observar sobre nuestra costa.

En esta charla se abordarán historias sobre los humedales donde paran los playeros, sobre las comunidades de invertebrados que viven en estas playas y que sirven de alimento a los playeros así como sobre las maravillosas adaptaciones de estas aves para poder realizar sus vuelos continentales.

Cabe destacar que existen ciertas especies que recorren anualmente más de 30.000 kilómetros al unir la tundra ártica, donde se reproducen con la costa patagónica austral, donde pasan primavera y verano austral.

Una de las características más notables de estas aves es su capacidad para volar ininterrumpidamente, llegando a realizar vuelos de 8.000 kilómetros sin parar para reabastecerse. Por ello, aquellos sitios donde hacen escala son muy pocos en todo el continente y con la particularidad de ofrecer alimento en calidad y cantidades extraordinarias.

Día Mundial de los Humedales

El 2 de febrero de 1971 se firmó en la ciudad iraní de Ramsar la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional, especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas.

La Convención aplica una definición amplia de los humedales, que abarca todos los lagos y ríos, acuíferos subterráneos, pantanos y marismas, pastizales húmedos, turberas, oasis, estuarios, deltas y bajos de marea, manglares y otras zonas costeras, arrecifes coralinos y sitios artificiales como estanques piscícolas, arrozales, reservorios y salinas.

En 2012, el Sitio Humedales de la Península Valdés se incorporó como sitio 2070 de la Convención y vigésimo primero de nuestro país. Se divide en dos áreas separadas, cada una sobre la costa de los golfos que enmarcan la península: Subsitio Golfo San José y Subsitio Golfo Nuevo.

Noticias PMY

Surge a partir del convenio firmado oportunamente por el gobernador, Mariano Arcioni con el presidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Alejandro Ceccatto.

El Gobierno de la Provincia trabaja en conjunto con el municipio de Trevelin en la producción de ladrillos a partir de plásticos PET reciclados, aplicando una licencia exclusiva y tecnología patentada del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), que permitirá la construcción de viviendas sociales con impacto directo en generación de fuentes de trabajo y cuidado del ambiente.

El acuerdo inicial fue rubricado por el gobernador Mariano Arcioni en Buenos Aires con el titular del CONICET, Alejandro Ceccatto.

Al respecto, la directora de Planificación Provincial, Adriana Albornoz, sostuvo que “el convenio se da en el marco de la vinculación tecnológica de Chubut con el CONICET, y más específicamente con el Centro Experimental de la Vivienda Económica (CEVE), y a través de la Secretaría de Trabajo provincial se decidió que la fabricación de ladrillos PET se realice por parte de cooperativas sociales, para ser utilizados en soluciones habitacionales en distintos puntos de la provincia”.

Para ello, “mantuvimos una reunión con el delegado de Empleo, Elías Ponce, y con el secretario de Producción y Ambiente de Trevelin, Tomás Schinelli, para la confección del convenio de vinculación entre Provincia y la municipalidad, para su implementación, y esperamos que próximamente comience con los preparativos para la producción de ladrillos de plástico, que tienen como finalidad beneficios sociales”.

Finalmente, Albornoz destacó que el mismo convenio “asiste a los municipios con la licencia exclusiva y la capacitación en esta innovadora tecnología de elaboración de componentes constructivos con plásticos reciclados”.

Ciencia y Cerveza es un evento itinerante organizado por el Instituto Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas y Geoambientales (IPATEC, CONICET-UNCO), liderado por su director e investigador del CONICET Diego Libkind. Se trata de un espacio destinado a propiciar la interacción entre el sector científico-tecnológico y el socio-productivo, buscando potenciar la sinergia entre el ámbito público y el privado. El evento incluye diversas actividades de índole técnico y social que nuclean a los actores más relevantes del sector como productores cerveceros artesanales de Argentina y países limítrofes, investigadores, profesionales, estudiantes y funcionarios públicos.

El equipo del IPATEC proyecta para este 2019 cursos teórico-prácticos en distintos puntos del país. El primer evento del año ya está confirmado: “Ciencia y Cerveza” se llevará a cabo en el Municipio de El Chaltén, en la provincia de Santa Cruz del 25 al 26 de enero. Es organizado por el IPATEC junto a la Municipalidad de El Chaltén y la Dirección de Comercio de la Municipalidad.

Se brindará el Curso “Perfeccionamiento en elaboración de cerveza”, el cual se compone de cinco módulos temáticos: agua y tratamiento de agua, malta y macerado, lúpulo y técnicas de lupulado, levadura y fermentación y equipos, limpieza y sanitización. Los profesionales a cargo del dictado serán las doctoras Andrea Trochine y Clara Bruzone, la licenciada Julieta Burini y el ingeniero Rodrigo Acosta.

El mismo, que se llevará a cabo en el Recinto del Honorable Concejo Deliberante de El Chaltén, está dirigido a todos aquellos iniciados en el mundo de la elaboración de cerveza a pequeña escala, y a aquellos productores ya establecidos con intención de perfeccionarse en diversos aspectos del proceso. Durante el curso se profundizarán aspectos básicos de la elaboración y se brindarán nuevas herramientas tanto en relación a los cálculos cerveceros como a las técnicas e instrumental aplicables a la producción. Se pretende que los cerveceros participantes puedan abordar la resolución de los problemas más comunes que se presentan durante la elaboración y a su vez que compartan distintas innovaciones (equipamiento, técnicas e ingredientes, entre otros) que le hayan resultado útiles.

A lo largo del 2018, el ciclo “Ciencia y Cerveza” marcó varios hitos en su historia: desde la entrega de las licencias comerciales de la levadura patagónica S. eubayanus a cervecerías artesanales de Bariloche (Proyecto Patagonia Salvaje); la firma de un convenio de cooperación entre el CONICET y la Asociación de Cerveceros Artesanales de Bariloche y Zona Andina (ACAB); el lanzamiento en Argentina de la H41, una cerveza de Heineken elaborada con la levadura del Consejo; hasta el dictado de cinco capacitaciones a productores cerveceros en Mar del Plata, San Luis, Esquel, Alto Valle y Entre Ríos y un Taller Internacional de Levadura Cervecera en la ciudad de Bariloche.

CONICET  (página oficial)

 

Tres investigadores argentinos del Conicet fueron premiados por la Academia Mundial de Ciencias (TWAS), cuyos resultados se dieron a conocer el viernes, y destacan el aporte de científicos de todo el mundo en nueve áreas.

Los galardonados son Noemí Zaritzky, Esteban Jobbagy y Alejandro Schinder, quienes el año que viene viajarán a Italia para recibir oficialmente el premio. Para acceder al reconocimiento debieron cumplir dos requisitos: haber realizado una labor científica importante para el desarrollo sustentable y llevar al menos 10 años viviendo y trabajando en el país.

Zaritzky, profesora de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata, es la única mujer reconocida por el premio este año en todas las categorías. «Estoy realmente muy contenta por este premio de carácter internacional en un área tan competitiva como son las ciencias de la ingeniería», afirmó en diálogo con el diario Perfil.

“Comencé a estudiar ingeniería en 1967 y egresé en 1971. Tenía 20 años cuando me recibí de ingeniera química. En esos años, mi curso era de unos cien alumnos y solamente cuatro éramos mujeres. Afortunadamente, hoy hay muchas más alumnas mujeres en ingeniería química”, contó, para graficar lo difícil que ha sido para las mujeres abrirse paso en ese campo científico.

Esteban Jobbagy, otro de los ganadores, también es investigador del Conicet pero en el Grupo de Estudios Ambientales del Instituto de Matemática Aplicada de San Luis. «Mi trabajo se centra en comprender cómo las plantas y lo que hacemos con la tierra afecta al ciclo del agua. Eso va desde mirar la superficie de la tierra con satélites hasta cavar pozos en el campo para seguir los movimientos del agua de las napas», detalló.

El tercer científico argentino distinguido con este premio es Alejandro Schinder, director del Laboratorio de Plasticidad Neuronal en la Fundación Instituto Leloir. Trabaja con las neuronas recién generadas en el cerebro adulto. «Encontramos que un circuito muy particular de células nerviosas, denominadas ‘interneuronas gabaérgicas’, es el responsable de activar el desarrollo de las neuronas nuevas, y también de captarlas e integrarlas a los circuitos del hipocampo, donde contribuyen a completar los procesos de aprendizaje», explicó sobre sus descubrimientos.

Los científicos también recordaron las dificultades con las que hoy se trabaja en el ámbito de la ciencia debido a los problemas presupuestarios en las diferentes áreas de investigación. «Es un contexto científico difícil en estos años en Argentina, con la financiación muy acotada y pocas señales de que eso cambie», sostuvo Jobbagy.

Zaritzky también se refirió al tema: “Las autoridades que financian la investigación científica y tecnológica deben tener en cuenta que invertir en estas actividades no es un lujo sino una necesidad».

A su vez, la misma entidad científica sumó 46 nuevos miembros y entre ellas hay dos investigadoras argentinas del Conicet. Son la doctora en química Marta Litter, autora de más de 200 artículos en revistas científicas internacionales, y la doctora en física Cristina Mandrini, desarrolladora de un método novedoso para calcular la ubicación de la liberación de energía magnética en la atmósfera solar.

 

 

Clarín