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“Acá no se habla de corrupción, si no de defraudación al Estado”, sostuvo en declaraciones a La Cien Punto Uno el ministro de Gobierno, José María Grazzini, al responder sobre el polémico paso por el Ministerio de Desarrollo Humano, Familia, Mujer y Juventud de Cecilia Torres Otarola, echada del cargo por el gobernador Mariano Arcioni el último día del mes pasado, luego de que se hiciera público que era investigada judicialmente por irregularidades en su actuación, tanto como diputada entre 2015 y 2019, como en su rol de ministra.

En este contexto, ahora desde el gobierno se ha iniciado un sumario para deslindar responsabilidades en la causa donde –según el fiscal Omar Rodríguez- “se ha corroborado que una gran parte del equipo que ella fue nombrando ni siquiera reside en la zona; no son de acá; viven en Buenos Aires y cobran sueldo desde allá”.

Los casos más llamativos son los del ciudadano peruano denunciado por violencia de género y habría sido jardinero suyo; y el de una secretaria que en realidad le habría prestado asistencia como niñera.

Mientras tanto, el subsecretario Daniel Silva quedó a cargo del ministerio hasta que se anuncie al cuarto titular del mismo durante el gobierno de Arcioni, por donde ya pasaron Leticia Huichaqueo, Martín Bortagaray, Valeria Saunders y la tristemente célebre Otarola.

En cuanto a la presencia de la exministra en su oficina una semana después de haber sido despedida, Grazzini señaló que “tomamos conocimiento de que el día de los allanamientos, la exministra fue a retirar sus pertenencias”.

Ante la gran repercusión de la causa judicial que tiene como protagonista a la exministra de Familia de Chubut, Cecilia Torres Otarola, ahora el gobernador Mariano Arcioni quiere despegarse de la exfuncionaria, y su ministro de Gobierno afirma que se ha iniciado un sumario en el seno del Ministerio de Desarrollo Social y Familia, lo que resulta llamativo, dado que la investigación judicial lleva casi un mes y durante ese tiempo, el titular del Ejecutivo defendía a la exfuncionaria e incluso le costó la salida del Secretario General de la Gobernación, Andrés Meiszner.

“Acá no se habla de corrupción sino de defraudación al Estado”, dijo el ministro Grazzini en declaraciones a LaCienPuntoUno, como si se tratara de cuestiones diferentes, cuando los actos que se le endilgan a la exfuncionaria implican un acto de corrupción porque si se confirma que contrató personas que nunca cumplieron funciones, se trataría sin dudas de un hecho de corrupción.

Papelón nacional

Este viernes, la causa que investiga los presuntos ilícitos en los que habría incurrido Torres Otarola en connivencia con otras personas que, aun ahora, cumplen funciones en el Estado, fue expuesta más allá de las fronteras de Chubut a partir de la divulgación en medios de alcance nacional.

La situación expone al gobernador Mariano Arcioni, ya que la consecución de hechos que se le atribuyen a la exministra, pone de manifiesto la ausencia de control del Estado, y deja al desnudo la falta de gestión política.

Un dato que resulta evidente es que resulta necesario evaluar cuántos “ñoquis” hay en el Estado de Chubut, ya que todo parece indicar que lo de Torres Otarola no sería un caso aislado.

La causa

El fiscal Omar Rodríguez que investiga a Torres Otarola, advierte que se ha “corroborado que una gran parte del equipo que ella fue nombrando ni siquiera reside en la zona, no son de acá, viven en Buenos Aires y cobran el sueldo desde allá”, explicó el fiscal.

“Haciendo el cálculo de los años que estuvo como diputada hasta ahora, la secretaria que prácticamente oficiaba de niñera, depositó cerca de 1,5 millón de pesos”, explicó Rodríguez, al tiempo que agregó que se hay pruebas suficientes para demostrar que en el Ministerio la exfuncionaria tenía el mismo “modus operandi” que cuando formaba parte de la Legislatura Provincial.

En este sentido, Rodríguez aseveró que “esto no es un problema de que alguien se equivocó o tuvo malas decisiones en la economía de la Provincia. Esto es producto de la corrupción sostenida en el tiempo. Cuando hay un entorno como este, que está podrido, es muy difícil salir adelante”, concluyó.

El procurador general de Chubut, Jorge Miquelarena, se refirió a la investigación por posible fraude al Estado de parte de la ex ministra de Familia, Cecilia Torres Otarola. “Pasaron tres años y nos volvemos a encontrar con prácticas que honestamente creímos descartadas. Lamentablemente la cosa sigue igual”, sostuvo.

En este sentido, señaló que “pensamos en nuestra ingenuidad que después de Embrujo y Revelación muchas prácticas iban a cambiar por la repercusión que tuvieron estas causas en la Provincia”.

“Sin embargo pasaron tres años y nos volvemos a encontrar con prácticas que honestamente creímos descartadas. Lamentablemente la cosa sigue igual”, dijo en diálogo con Radio Chubut.

Asimismo, aclaró que “sorprendió y llamó la atención la presencia de Torres Otarola en el despacho del Ministerio de Familia. En otro momento podría haber sido detenida, por estar entorpeciendo la investigación, pero hasta ahora la ex ministra no ha demostrado esa actitud”.

“Los jefes de compra de cada departamento juegan roles muy importantes y muchas veces no se pone el ojo en ese sector. Me parece que por ahí se debe comenzar”, indicó.

Finalmente, Miquelarena concluyó que “Torres Otarola hasta ahora no se mostró reticente a la investigación”.

Un verdadero escándalo se vive en la provincia de Chubut luego de que se dieran a conocer datos de una causa por presunta corrupción que lleva el nombre de «Ñoquis calientes» y que involucra a la ex ministra de Familia y ex diputada, Cecilia Otarola.

Según la información, la ex funcionaria le pagaba 340 mil pesos mensuales a un supuesto asesor que era de nacionalidad peruana y de oficio jardinero y que residía en la Ciudad de Buenos Aires. También, a la madre de un ex funcionario vinculado a hechos de corrupción, a su niñera como subsecretaria y una lista de, al menos, 24 asesores.

«Lo que investiga el fiscal es la contratación de personas de su confianza durante 2015 y 2019 a donde ella era diputada provincial. La semana pasada se descubrieron contrataciones en el Ministerio de Familia a donde ella era titular», dijo a Cadena 3 Nicolás Gil, periodista del diario El Chubut.

La denuncia fue realizada por su ex asesor Martín Sandoval, con quien Otarola habría mantenido una relación extra matrimonial.

«Los contrataba como asesores y secretarios, tanto en la Legislatura como en el Ministerio. No cumplían funciones y lo que investiga el fiscal es qué parte de los sueldos de los asesores se transferían a una cuenta bancaria de ella. Se quedaba con una parte de esos salarios», indicó.

En este contexto, la ex funcionaria publicó un mensaje en sus redes sociales para defenderse.

“Lamento tener que dar explicaciones sobre mi vida privada. Pero debo decir que tuve con el señor Sandoval una relación personal y de confianza con acuerdos consensuados entre personas adultas”. Y agregó: “El señor Sandoval tenía llaves de mi casa en Esquel. Pero en 2017 la relación comenzó a deteriorarse, él volvió con su ex pareja y ya no viajaba con tanta asiduidad a Rawson”, escribió.

Sandoval había dicho que mientras trabajaba como asesor de Otarola debía darle la mitad de su sueldo para “gastos de la política” y que lo mismo hacían otros “asesores”.

Con estos detalles fue que el fiscal Omar Rodríguez comenzó la investigación y luego fue descubriendo la existencia de los otros colaboradores.

Una vez iniciada la investigación, el gobernador Mariano Arcioni echó a la ministra y este miércoles allanaron la oficina de la misma de donde se llevaron carpetas y computadoras.

El diputado peronista Carlos Eliceche se mostró afligido y preocupado por el escándalo y recordó que sale a luz en un momento de profunda crisis en las arcas provinciales.

“La Provincia está sumergida en una crisis financiera, económica y política muy grande. Estamos muy preocupados por lo que pasa y dentro de eso aparece lo de esta señora”, indicó el legislador a Cadena 3.

Es Cecilia Otárola, ex ministra y ex diputada provincial. La investigación que reveló los datos se llama “Ñoquis calientes”.

Un supuesto asesor que cobró 340 mil pesos durante un año de nacionalidad peruana, de oficio jardinero y residente en Buenos Aires; la madre de un ex funcionario vinculado a hechos de corrupción, el nombramiento de su niñera como subsecretaria y una lista de, al menos, 24 asesores donde aparecen nombres repetidos forman parte de la investigación denominada “Ñoquis Calientes” que la oficina anticorrupción de la Procuración General de Chubut lleva adelante contra la ahora ex ministra de Desarrollo Social y ex diputada provincial Cecilia Torres Otárola por presunto fraude al Estado.

El inédito nombre del operativo (que comúnmente se dan cuando se investigan hechos relacionados con el narcotráfico) vinculado a una investigación de tipo político fue desvinculado por fiscales y policía de otra cuestión no menos polémica: Otárola hizo una carta pública “sobre la vida privada” ante la denuncia de su ex asesor Martín Sandoval, uno de los que inició las denuncias. “Lamento tener que dar explicaciones sobre mi vida privada. Pero debo decir que tuve con el señor Sandoval una relación personal y de confianza con acuerdos consensuados entre personas adultas”. Y agregó: “El señor Sandoval tenía llaves de mi casa en Esquel. Pero en 2017 la relación comenzó a deteriorarse, él volvió con su ex pareja y ya no viajaba con tanta asiduidad a Rawson”. En 2017, Otárola era diputada provincial.


Para el Mundial 2018, una foto de la entonces diputada de Chubut Cecilia Torres Otarola desató polémica.

El nuevo gobierno de los Fernández, bajo la lupa de Ignacio Miri.

Sandoval había denunciado un tiempo antes una extorsión por parte de una “mesoterapeuta”, ligada a la exdiputada. Le había dicho que iba a revelar fotos íntimas si no dejaba de denunciar a la entonces ministra de Desarrollo Social. Sandoval había dicho que mientras trabajaba como asesor de Otárola debía darle la mitad de su sueldo para “gastos de la política” y que lo mismo hacían otros “asesores”. Una novela increíble. Pero real.

Fue con esas declaraciones que el fiscal anticorrupción Omar Rodríguez comenzó una investigación. Y allí surgieron la existencia del “asesor jardinero”, de la madre de un exfuncionario y de la niñera. Pocos días después de esta denuncia que Rodríguez hizo pública, el gobernador Mariano Arcioni echó a la ministra. Fue la semana pasada. Ayer, Rodríguez e integrantes de la policía judicial realizaron un procedimiento en el despacho que tenía Otárola cuando ejercía su cargo de ministra.

Se llevaron una profusa documentación, además de computadoras y celulares. Entre ellos, el celular de la ex funcionaria que para sorpresa de los investigadores se encontraba en el despacho sin que hasta el momento se conocieran los motivos. Mientras fue diputada (al principio por el bloque K aunque en el final fue aliada de Arcioni) tomó notoriedad poco antes que comenzara el Mundial 2018: puso en su perfil de una red social una sugestiva foto en la que se la veía de espaldas con la camiseta argentina número 10. La que usa Messi, informó Clarín.

El fiscal general jefe, Omar Rodríguez, confirmó que esa es una de las supuestas irregularidades que investiga de la fugaz gestión de María Cecilia Torres Otarola en el Ministerio de Desarrollo Social.

A la exfuncionaria hoy le secuestraron su celular particular. Aunque habían ido a allanarle su casa de Playa Unión, a ella la ubicaron en el mismísimo Ministerio de Desarrollo Social, Familia, Mujer y Juventud, cuya titularidad ocupó hasta el último día del mes pasado, al menos en lo formal.

Al parecer siguió concurriendo a su oficina esta semana y se hallaba este miércoles con “personas que responderían a la mencionada y que ocuparían cargos de secretarias y subsecretarias”, señaló el comisario Juan Carlos Núñez, a cargo del operativo.

El fiscal Omar Rodríguez especificó que se trataba de procedimientos que seguramente se irán complementando con otros en diferentes lugares donde pueda hallarse documentación vinculada a la presente investigación, donde entre otras cosas se trata de esclarecer el nombramiento de más de 20 personas en forma irregular, informó el Ministerio Público Fiscal.

En la causa se investiga la designación de presuntos «ñoquis» por parte de Torres Otarola, algunos de los cuales ni siquiera conocerían Chubut.

También se investiga el caso de un jardinero peruano, condenado por violencia de género y que prestaba servicios de jardinería para la entonces ministra y que fue designado como asesor; y el de una mujer que había sido niñera de los hijos de la exministra y fue designada como asesora en la Legislatura cuando fue diputada provincial, y más tarde con la misma figura cuando Torres Otarola llegó al ministerio, hace casi siete meses.

En el marco de la causa que le atribuye presuntos hechos de corrupción durante su breve paso por el ministerio de Desarrollo Social a Otarola . También la medida alcanza a exfuncionarios de esa cartera.

La Policía realizó esta tarde allanamientos en Playa Unión, Rawson y Trelew en el marco de la causa que investiga las presuntas irregularidades cometidas en el Ministerio de Desarrollo Social, Familia, Mujer y Juventud cuando era ministra Cecilia Torres Otarola.

A la exfuncionaria se le allanó la vivienda que alquila en Playa Unión, a pedido del fiscal Omar Rodríguez y con orden de la jueza Ivana González.

Además, la medida alcanzó viviendas particulares de exfuncionarios de esa cartera en Trelew y Playa Unión, informó Jornada.

El allanamiento incluyó al propio ministerio, cuyas oficinas centrales se hallan en Rawson, sorprendiendo a quienes la practicaron la presencia de Torres Otarola en el lugar.

Según relató el comisario Juan Carlos Núñez, a cargo del operativo, se buscaba básicamente material relacionado con la causa, como “telefonía celular”, habiéndose cumplido el trámite con la propia exministra.

Poco antes, Torres Otarola hizo declaraciones en Radiovisión asegurando que «le cortaron las piernas a una persona que venía haciendo todo bien».

La exfuncionaria afirmó este miércoles que fue víctima de una erosión «interna, burda y vil de un caradura».

Sin nombrarlo, atacó a Meiszner de una manera tácita, asegurando que es un caradura aquel «que haya dicho que soy una corrupta y que no puede compartir un gabinete conmigo. En ningún medio hablaron sobre el trabajo de este Ministerio».

Dijo además que tuvo suerte de estar trabajando seis meses con “un gran equipo” y aseguró que «uno es el equipo que tiene».

La policía allanó el Ministerio de Familia y encontró a la exministra Cecilia Torres Otarola junto a dos colaboradoras en las oficinas del lugar, por lo que podrían quedar detenidas por entorpecimiento del proceso.

El Comisario de la Oficina Anticorrupción provincial, Juan Carlos Núñez, confirmó que al momento de allanar las oficinas del Ministerio de Familia encontraron dentro a las exfuncionarias, por lo que se les secuestraron los teléfonos personales.

Vale aclarar que el entorpecimiento del proceso es una de las causas por las cuales el poder judicial decide las prisiones preventivas en el marco de las investigaciones, negando la excarcelación

La Policía realiza allanamientos en Playa Unión, Rawson y Trelew en el marco de la causa que investiga las presuntas irregularidades cometidas en el Ministerio de Familia cuando era ministra Cecilia Torres Otarola.

Se están llevando adelante varios allanamientos relacionados con la investigación iniciada por la Unidad Anticorrupción del Ministerio Público Fiscal a cargo del fiscal general jefe Omar Rodríguez en torno a la situación de la ex ministra de desarrollo social y familia María Cecilia Torres Otarola. El propio fiscal Rodríguez se constituye
junto a personal policial en estas diligencias.

Los procedimientos se llevan adelante en domicilios ubicados en Playa Unión, Rawson y también en Trelew y en oficinas administrativas pertenecientes al mencionado ministerio, donde por otra parte se encontraba presente la ex funcionaria, a pesar de haber sido separada de su cargo desde los primeros días de este mes.

La investigación se inició por una denuncia y la Justicia está investigando si hubo o no defraudación al Estado. Estos allanamientos se suman a los realizados días pasados en el Ministerio de desarrollo social, familia, mujer y juventud, donde se retiraros expedientes. La ex ministra fue diputada provincial entre 2015 y 2019, electa por el Frente para la victoria, asumiendo como ministra en diciembre pasado.

Noticia en desarrollo…

Hacía mucho tiempo que no se veía un discurso tan fuerte por parte del gobernador Mariano Arcioni como el que brindó en la mañana del pasado viernes a su regreso de Buenos Aires. Puño en alto, voz elevada, y palabras como “carajo”, marcaron un estado de ánimo con evidente calentura, luego de lo que fue seguramente una semana difícil, de mucha tensión.

Más allá de las definiciones sobre los ingresos provinciales, las disculpas por el pago demorado de salarios, la confirmación de la búsqueda de una ley de tope salarial -que ya se había anticipado desde esta columna el último domingo-, lo más interesante desde el punto de vista político, fue la confirmación del mandatario de las dos bajas en el gabinete –de Andrés Meiszner y Cecilia Torres Otarola- y su definición sobre las operaciones de la vieja política, porque dejó en evidencia la lectura que hace de todo lo que pasó desde el martes. Arcioni está molesto porque le quisieron manejar el equipo y los anuncios públicos sobre sus colaboradores, y por eso quiso salir a dejar algo en claro: “muchachos, me eligieron a mí, el que manda soy yo”.

Para entender lo que está pasando, hay que hacer una reconstrucción de los que ocurrió entre el mediodía del martes –previo a la reunión entre Andrés Meiszner y Cecilia Torres Otarola- y el mediodía del miércoles, cuando Arcioni viajó a Buenos Aires cortando ahí todo tipo de reuniones y rumores. Fueron 24 horas al rojo vivo, en las que literalmente, el gabinete “implosionó”, explotó desde adentro. ¿Quién fue el culpable o cuál fue el origen de esta crisis? ¿Era evitable la salida de Andrés Meiszner, o era un camino de ida, que iba a terminar más tarde o más temprano?

Primer dato a tener en cuenta: hace dos meses que varios colaboradores cercanos a Arcioni le venían pidiendo que despidiera a la ministra de Familia, Cecilia Torres Otarola: ministros, secretarios, subsecretarios, diputados oficialistas, hacían fila para pedir la cabeza de la funcionaria. En algún momento corrió el rumor de que podría tener una “salida elegante” ocupando un cargo regional en el Ministerio de Desarrollo que a nivel nacional conduce Miguel Arroyo, pero nunca se concretó. Eran momentos en que la Legislatura no le quiso aprobar a la ministra la Ley de Emergencia Alimentaria, y que ya sus ex colaboradores salían por los medios en la cordillera a denunciar ciertos escándalos.

La salida de Otarola casi se da hace 45 días, en medio de los cambios en los que justamente Andrés Meiszner fue designado secretario general y Perata asumió en Educación. Pero luego de analizarlo, Arcioni habría tenido una mirada favorable de la gestión de la ministra, porque intendentes y jefes comunales le decían que estaba todo al día, y que se les entregaba todo lo que necesitaba en materia social. “En el ambiente político no la quieren, pero no se puede decir nada de su trabajo”, explicaba el gobernador a su gente de confianza que le pedía liberar ese lugar, incluso para hacer algún acuerdo con el madernismo o con otro espacio político.

Mientras tanto, con su arribo a un cargo que era hasta allí una incógnita, Meiszner buscó darle la impronta de una Jefatura de Gabinete, y comenzó a moverse con mucha libertad. Muy hábil para llegar a acuerdos y tomar definiciones veloces, rápido de reflejos y con muchos contactos a nivel local y nacional, el ex ministro de Educación fue ganando mucho peso dentro del equipo, quizás demasiado. Y esto hizo crecer cierta desconfianza por parte de Arcioni, cuando en más de una ocasión se tomó alguna decisión importante sin el aval del máximo mandatario, al que le gusta estar al tanto de todo.

Cuentan que más de una vez el gobernador se mostró sorprendido por la manera en que se trascendían los cambios en su equipo: la salida de Nicolás Cittadini de Vialidad fue un ejemplo puntual, ya que se negó a firmar convenios impulsados por el secretario general, y Meiszner casi que no dio margen a su continuidad, que por supuesto fue resuelta en última instancia por el gobernador. Pero la aparición del reemplazo, la joven Cynthia Gélvez, cuya foto empezó a aparecer en los medios cuando el currículum vitae aún ni había sido visto por Arcioni, tampoco cayó del todo bien.

Algo parecido ocurrió con Carlos Simionatti, del IPV: la metodología de Meiszner era “quemarlos” con fotos que hacía circular en los celulares del resto de los miembros del gabinete, a modo de “escrache”. El arquitecto también se había negado a convalidar un convenio, y ante la presión de Meiszner, se logró que Arcioni lo apartara de su lugar. Pero este estilo polémico había comenzado a hacer ruido en algunos compañeros, y esto se empezó a hablar en el despacho de Arcioni, que es un gobernador que da libertad para trabajar, pero que no le gusta que lo quieran pasar por encima.

EL DIA D

Así llegamos al martes 30 de junio, el día donde se puso la bomba, pero que tiene la historia previa que contamos, a la que sumó un dato clave: la investigación preliminar del Ministerio Público Fiscal contra la ministra de Familia por la presunta contratación de ñoquis, que generó repercusiones escandalosas en los medios y también puertas adentro del gabinete. Luego de reunirse el jueves pasado con el fiscal Omar Rodríguez y ver las pruebas, a Meiszner no le quedó ninguna duda: Torres Otarola se tenía que ir cuanto antes.

La salida de Otarola fue decidida finalmente por el gobernador ese martes por la mañana, en una reunión en la que hubo más participantes, y en la que Arcioni le dijo a Meiszner “llamála a la Chechu, decile que se tiene que ir, y después vemos el reemplazante, podría estar entre Ariel Molina y Gustavo Hermida, déjame verlo”.

Hasta aquí, todo normal. Pero el origen del problema está vinculado precisamente a partir de la decisión del propio Meiszner de anticipar el nombre del supuesto reemplazante de Torres Otarola -reflejado en una publicación de ADNSUR, con la información certera -, antes de la reunión prevista para las 15. Allí le iban a comunicar a la entonces ministra de Familia que tenía que dejar su lugar. El anticipo del exministro fue una hora y media antes del encuentro.

La noticia fue replicada por todos los medios de la provincia e incluso el propio reemplazante, «Tapado» Molina, hizo declaraciones confirmando la versión en medios del valle. Torres Otarola llegó al encuentro con todos los titulares anunciando que estaba afuera del gobierno.

Eso habría caído muy mal a Arcioni, que quería manejar los tiempos y que el tema no trascendiera hasta el día siguiente, y mucho menos la otra parte de la información: Meiszner ya le había comunicado a Molina que iba a ser el nuevo ministro, cuando el mismo gobernador aún no lo había decidido. Incluso después de que lo publicó ADNSUR –las dos cosas era absolutamente ciertas, la reunión para pedir la renuncia y la propuesta del cargo a su sucesor- el intendente de Corcovado salió a reconocerlo públicamente a algunos medios que lo entrevistaron.

Ahí se empezó a romper del todo la relación Arcioni-Meiszner. El gobernador consideró una imprudencia el manejo y peor aún tomó que le quisieron imponer el nombre del sucesor, cuando él todavía no lo había resuelto. Por eso decidió parar la pelota, y reunirse ese mismo martes por la tarde con Otarola para decirle que por ahora iba a continuar en el cargo, y decirle a Molina que él no iba a asumir.

Cuando Meiszner se enteró de esto alrededor de las 19, leyó dos cosas: que había un respaldo del gobernador a una ministra sospechada de corrupción –no era cierto, la decisión del mandatario ya estaba tomada y sólo era un aplazo temporal-, y que además lo había desautorizado, dejándolo mal parado ante el resto del gabinete.

En realidad, el mensaje de Arcioni era otro: “acá nadie se corta sólo, las decisiones y los anuncios los tomo yo”. Por supuesto que esto se podría haber arreglado en una reunión a solas, como en todo equipo de trabajo, a los gritos, quizás a las piñas, pero a puertas cerradas. Pero esto no pasó, Meiszner tomó la decisión ese martes a la noche –también fue primicia de ADNSUR- y dijo que si Otarola seguía, él daba un paso al costado. Sin hablar una palabra con Arcioni, y nunca más volvieron a hablar después de eso.

OPERACIONES

Si Arcioni se acostó enojado el martes, leyendo la renuncia de Meiszner y lo que entendió fue una “avivada” de su hombre fuerte del gabinete para manejarle los tiempos y los ministros, más bronca alcanzó el mediodía del miércoles, cuando ante la inminente salida de Torres Otarola, ya veía publicados en los medios algunos nombres que había estado evaluando en su despacho y que alguien de su entorno había dejado trascender. Todavía no había resuelto nada, y ya veía publicados los titulares de quienes iban a asumir.

Claro que en este caso, la “operación” venía de otro sector de su gabinete, en ese “fuego cruzado” que claramente se está viviendo por estas horas. Los viejos contra los nuevos, los históricos contra los recién llegados. Hay una guerra sorda puertas adentro, y por eso la bronca del mandatario expresada públicamente el viernes, cuando aseguró que las viejas prácticas de la política no van a poder con él, y que se va a tomar todo el fin de semana –como también anticipó ayer ADNSUR- para definir a los reemplazantes de ambos espacios. Por más presión que le quieran meter con algún título mediático.

En las últimas reuniones de gabinete, el mandatario dijo una frase que fue reproducida en esta columna en más de una oportunidad, y replicada luego por otros medios. Es la que reza que “el cementerio está lleno de imprescindibles”.

La dijo en momentos en que hubo una crisis con el área de Salud, que casi le cuesta la cabeza en su momento al ministro Fabián Puratich, y que fue detallada también en este espacio con lujo de detalles. En otra ocasión, el gobernador dijo en confianza a uno de sus amigos que “tengo un Plan B para todos”, en alusión a que para cada nombre de su gabinete, ya tiene en mente un reemplazante. Es un mensaje para que nadie se crea irreemplazable. Ocurre que la incertidumbre no es buena en ninguna gestión, ya que ningún área puede trabajar con normalidad si su cabeza está en jaque.

Habrá que ver qué pasa en los próximos días con la estructura del gabinete, ya que Meiszner venía trabajando en un achique de ministerios, subsecretarias y direcciones generales, ante el pedido de Arcioni de un mensaje de austeridad a la sociedad.

Ese anteproyecto, que todavía no había sido entregado a al gobernador, tenía varias medidas polémicas, y varios ministros iban a quedar colgando de un pincel. Una de esas ideas, después de lo que se vio esta mañana, seguramente no va a prosperar: era la de quitarle a Seguridad el rango de ministerio. Después de verlo al gobernador sentado al lado de Federico Massoni en la presentación que se hizo este viernes, está claro que tiene todo su respaldo al frente de esa área, y que valora su lealtad.

Meiszner lo tenía apuntado al ministro de Seguridad, para dejar satisfecho al gobierno nacional, desde donde algunos interlocutores enviaban mensajes para “bajarle el copete” ante las denuncias que llegan hasta Buenos Aires.

Claramente, el perdedor en la disputa terminó siendo el abogado laboralista y amigo de Aníbal Fernández, mientras que Massoni termina siendo uno de los grandes ganadores de la semana en la consideración del gabinete.

Las consecuencias del escándalo que se llevó puestos a dos ministros, se verán con el correr del tiempo. La provincia tiene otros problemas mucho más urgentes e importantes como para estar abocada a intrigas de palacio. Pero eso va a requerir una fuerte voz de mando y tomar las riendas con mayor autoridad aún, para que la tropa no se desbande.

POR PABLO VERNAZZA