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Pobreza

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Es una de esas contradicciones de las estadísticas. Desde hace años la pobreza en el mundo viene bajando acompañada de un aumento significativo de las clases medias. Pero en este 2019, según el «Reloj Mundial de la Pobreza», una organización auspiciada por el gobierno alemán que provee datos en tiempo real de los ingresos de las personas, el ritmo de los que escapan de la miseria está disminuyendo en forma considerada. Somos menos pobres, pero la pobreza sigue aumentando. También la concentración. Ya son apenas 26 los multimillonarios que poseen más dinero que los 3.800 millones de personas más pobres del planeta.

Cuando el Reloj Mundial de la Pobreza se lanzó hace dos años, en promedio, una persona escapaba de la pobreza cada segundo. El año pasado, el ritmo de reducción se desaceleró a 0,8 personas por segundo. Las últimas proyecciones para este año muestran que se ralentizó aún más: a 0,6 personas por segundo. Este es el resultado de la desaceleración en el crecimiento de la economía global que afecta particularmente a los países africanos y se alimenta de las grandes crisis como las que viven Siria, Yemen y Venezuela.
India, por ejemplo, consiguió en la última década tasas muy altas de reducción de la pobreza en enormes capas de la población que pasaron a engrosar la ascendente clase media. Pero en la última etapa del primer gobierno de Narendra Modi –reelegido la semana pasada- muestra una caída considerable del producto bruto per cápita. Ya no hay compradores para los 100.000 nuevos departamentos construidos en New Delhi en los últimos meses, tampoco se venden como antes motos ni autos nacionales. Se detuvo la movilidad social.

A nivel global, la última proyección confirmada por datos del Banco Mundial, el Instituto de Desarrollo de Ultramar (ODI) y el Instituto de Salud Métricas y Evaluación (IHME), indica que, en 2030, unos 500 millones de personas seguirán viviendo en la pobreza extrema, 44 millones más de la estimación anterior. Con esta actualización, el World Data Lab dice que África tiene hoy 427 millones de personas viviendo en pobreza extrema. Se espera que el continente sea el hogar de casi tres cuartas partes de la pobreza mundial a finales de 2019. «Sin embargo, muchas partes de África, como Etiopía y Kenia, están logrando avances significativos de un Desarrollo Sostenible.Pero Nigeria tuvo un retroceso muy importante», dice un informe del Brookings Institute, el centro de pensamiento demócrata en Washington. África sigue siendo el hogar de la mayoría de los extremadamente pobres del mundo, viven con menos de dos dólares por día.

Las guerras en Yemen y Siria, así como el conflicto social en Venezuela y el estancamiento económico en Tanzania, provocaron las mayores caídas de la población en la indigencia. Casi 18 millones de yemeníes viven en la pobreza extrema, el 57% de la población. En Venezuela, se prevé un aumento de 2,4 millones más de personas en la indigencia. Y ya permanecen en esa categoría 8,6 millones de venezolanos, el 26,5 por ciento de la población. En Tanzania son 23 millones, casi el 42% de sus habitantes.

Steven Pinker, el profesor de Harvard y uno de los divulgadores científicos más reconocidos, decía que en 2018 el éxito en el combate de la pobreza y el ascenso social a la clase media de millones de personas en todo el mundo era «la noticia ignorada» del año. Pero poco después, comentó en su cuenta de Twitter que las mismas estadísticas en las que basó su observación, estaban siendo revisadas. En 2019 sólo 20 millones de personas escaparán de la pobreza extrema. A este ritmo, el número global tardará cinco años en caer por debajo de 500 millones, lo que hace casi imposible cumplir con el objetivo de las Naciones Unidas de acabar con la pobreza extrema para el 2030.

Junto a la pobreza, aumenta la desigualdad económica planetaria. En su último informe, la ONG Oxfam, muestra que la riqueza de los multimillonarios aumentó 900.000 millones de dólares el año pasado. La concentración se acentuó a tal punto en 2018 que 26 multimillonarios poseen más dinero que los 3.800 millones de personas más pobres del planeta. Un año antes eran 43 esos multimillonarios. La cantidad de personas que acumularon más riqueza se duplicó desde la crisis financiera de 2008. «El abismo que aumenta entre ricos y pobres penaliza la lucha contra la pobreza, perjudica la economía y alimenta la rabia en el mundo», afirmó Winnie Byanyima, la directora ejecutiva de Oxfam.
La riqueza de los multimillonarios del mundo aumentó a un ritmo de 2.500 millones por día, mientras que los ingresos de la mitad más pobre del planeta cayeron un 11%. La ONG estimó que el hombre más rico del mundo, Jeff Bezos, dueño de Amazon, alcanzó el año pasado una fortuna de 112.000 millones de dólares. El presupuesto de Salud de Etiopía equivale al 1% de esa suma.
Oxfam dice que «los más ricos se benefician no sólo de una fortuna en plena expansión, sino también de los niveles impositivos menos elevados desde hace décadas». La riqueza está particularmente infragravada; de cada dólar de impuestos a los ingresos, sólo cuatro céntimos provienen del impuesto a la riqueza. Y a esto hay que agregarle la evasión impositiva. Se estima que los más ricos esconden al fisco 7,6 billones de dólares, en algunos países como Brasil o Reino Unido, el 10% de los más pobres pagan impuestos más altos en proporción a sus ingresos que los más ricos.
Y la tendencia a la acumulación la propician las mismas empresas que benefician a sus directivos en forma desproporcionada con respecto a los salarios del resto de los empleados. Equilar, una consultora de compensaciones para ejecutivos, hizo una encuesta para el New York Times que muestra cómo los doscientos directores ejecutivos mejor pagados en Estados Unidos obtienen beneficios todavía mayores cada año. En 2018, les fue especialmente bien a los CEO: el promedio recibió pagos equivalentes a 18,6 millones de dólares, un aumento de 1,1 millones, o del 6,3 por ciento, en comparación con el año anterior. Una tasa de casi el doble de la registrada para los salarios comunes. En 2018, un año muy bueno para el mercado laboral estadounidense, el trabajador promedio recibió en el sector privado un aumento del 3,2 por ciento, equivalente a 84 centavos adicionales por hora.
El ejemplo más destacado es el de la empresa Tesla, de innovación en automóviles y energía, autorizó en diciembre pasado un paquete de pagos a su director, Elon Musk, por cerca de 2.300 millones de dólares. No solo es la suma más elevada del año pasado para un directivo empresario, sino que es la mayor de la historia. David Zaslav, director ejecutivo de la empresa de entretenimiento Discovery, ocupó el segundo lugar con 129,5 millones de dólares. Palo Alto Networks, proveedora de servicios de ciberseguridad, le otorgó a su nuevo CEO, Nikesh Arora, un paquete que equivale a 125 millones de dólares. Oracle convino en pagarle a cada uno de sus dos directores ejecutivos 108 millones de dólares y un poco más a su presidente, Larry Ellison. Una de estos directores ejecutivos, Safra Catz, fue la mujer mejor pagada en 2018. Y el jefe global de Uber, Dara Khosrowshahi, obtuvo 45,3 millones de dólares y ocupó el décimo lugar en la lista de Equilar.

Pobreza y concentración de la riqueza son dos caras en el mismo espejo. No se puede acabar con una si no se elimina al mismo tiempo a la otra. Todos los especialistas lo saben y lo comparten. Pero no hay un liderazgo global para remediarlo. Por ahora, apenas si comparamos estadísticas y llenamos las notas de frías cifras.

 

 

Infobae

Hubo un fuerte incremento de la pobreza monetaria que llegó al 51,7%. 

El año pasado, la pobreza multidimensional más severa –por carencia de ingresos y otras privaciones, en especial por mayor inseguridad alimenticia- entre los niños y adolescentes aumentó de 4.100.000 a 4.700.000 menores de 17 años. Subió así del 37,1% al 41,2% de los casi 11,7 millones de niños y adolescentes urbanos. Si incluimos la población rural, en Argentina hay 13,1 millones de chicos menores de 17 años.

Los datos son del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA (Universidad Católica Argentina). El Informe, presentado por Ianina Tuñon, Coordinadora del Estudio, precisa que los chicos pobres porque viven en hogares con ingresos por debajo de línea de pobreza (“pobreza monetaria”) alcanza al 51,7% ( 6.100.000) con un fuerte incremento de 7,7 puntos durante 2018. Y que si se amplía más allá de lo meramente monetario, considerando carencias de vivienda, de salud o de educación, llega hasta el 63,4% o 7.500.000 chicos.

Tuñon aclaró que para definir la pobreza multidimensional se consideran seis dimensiones: (1) Derecho a la alimentación, (2) Derecho al saneamiento, (3) Derecho a una vivienda digna, (4) Derecho a la atención de la Salud, (5) Derecho a la estimulación temprana (0-3 años) / Educación (4-17 años), y (6) Derecho a la información.

En base a esos indicadores, “el 63,4% de los niños/as y adolescentes estaba privado en el ejercicio de al menos un derecho y 51,7% vivía en hogares pobres en términos monetarios. Un 41,2% de la infancia era doblemente pobre (en el ejercicio de derecho y por pobreza monetaria). Esta doble carencia se incrementó entre 2017 y 2018 en 4,1 puntos porcentuales”. Además, “del 63,4% de chicos/as que no logran ejercer plenamente al menos uno de los derechos considerados, un 18,9% no logra hacerlo en niveles humanamente inaceptables”.

El Informe multidimensional detectó que el 22,9% de los niños/as tienen carencias en el espacio de la vivienda, 19,1% en el acceso a la información, 18,5% en los servicios de saneamiento básicos (agua e inodoro con descarga), 17,4% en el acceso a la atención de la salud, 13,4% en la estimulación en los primeros años de vida y en la educación luego, y 8,7% en el acceso a la alimentación”.

A su vez, el 51,7% de pobreza monetaria infantil es el más alto de la serie que arranca en 2010. Tuvo su punto más bajo en 2011 con el 40% fue ascendiendo año a año hasta el 50,6% en 2016, retrocedió al 44 en 2017 para trepar al 51,7% en 2018.

Donde se advierten progresos importantes – dice el Informe- es entre los niños/as privados en el ejercicio de al menos un derecho que bajó del 68,3 al 63,4%. No obstante, entre 2015 y 2018 “se advierte estabilidad en la incidencia total y una leve merma en el déficit severo. Sin dudas, lo relevante es que la mayoría de las infancias continúan experimentando privaciones inaceptables en múltiples dimensiones del desarrollo”, dice el Informe. Y agrega: “los mayores logros en el ejercicio de derechos se observan en la dimensión del saneamiento y acceso a la información. Entre 2010 y 2018, las privaciones cayeron 7,1 (30,8% al 23,7%) y 10,1 p.p. (34,6% al 24,5%) respectivamente. Otros avances fueron algo menores pero significativos en la dimensión de la estimulación y educación de 3,7 p.p. (20,9% al 17,2%)”.
Por edades, los adolescentes son los más expuestos a experimentar alguna carencia en el espacio multidimensional de los derechos (73,5%, frente a 60,8% entre los de 4 a 12 y 62,2% entre los de 0 a 3 años).

Otras conclusiones del Informe indican: Los niños/as que viven en hogares de clima educativo bajo (padres que no completaron la escuela secundaria) tienen casi 3 veces más chances de tener al menos una privación que sus pares de hogares de clima educativo medio-alto (cuyos padres tienen nivel universitario incompleto o más).
Los niños/as que viven con uno solo de sus padres están más expuestos a experimentar privaciones que aquellos que viven con ambos padres (70,9% frente a 62,3%).
Un niño/a del estrato trabajador marginal tiene 4 veces más chances de tener una privación que las que experimenta un niño/a del estrato medio profesional (84,9% frente a 22%).
Los niños/as cubiertos por AUH tienen más propensión a tener privaciones que los que no reciben (78,2% frente a 57,3%), pero ello se relaciona con el tipo de focalización que tiene la transferencia en poblaciones económicamente vulnerables.
Los niños/as que viven en espacios urbanos informales, como villas o asentamientos, tienen chances más elevadas de experimentar privaciones que sus pares de barrios con trazado urbano.
Dentro de la CABA sólo 30,2% de los niños/as tienen al menos una privación, tal proporción asciende a 74,8% en el Conurbano Bonaerense y a 61,4% en las grandes áreas metropolitanas del interior.

Un jubilado necesitó 30.524 pesos para cubrir su canasta básica, contra la jubilación mínima que es de 10.400.

La crisis generada por el Gobierno nacional llegó a todos los rincones de la sociedad pero a los que más le pegó fue a los adultos mayores. Según un informe de la Defensoría de la Tercera Edad basado en un relevamiento, el 1 de abril un jubilado necesitó 30.524 pesos para cubrir su canasta básica, contra la jubilación mínima que es de 10.400. Este monto denota un desfasaje con los haberes de alrededor de 2.500.000 jubilados y pensionados que perciben una remuneración mínima de 10.400 pesos. A la vez, hay 1.300.000 personas que reciben Pensiones No Contributivas y la Pensión Universal para Adultos Mayores que se ubican en 7287,25 y 8328,29 pesos, respectivamente. De este modo, existe más de un 70% de los mayores sin poder cubrir sus necesidades básicas.

La Canasta básica del Jubilado está compuesta por alimentos, productos de higiene y limpieza, medicación y artículos de farmacia, impuestos y servicios, transporte, vestimenta, gastos de vivienda y recreación.

El relevamiento anterior se hizo en diciembre, cuando se ubicaba en 26.043 pesos. Es decir que en cuatro meses trepó un 17%.

Esta medición comenzó en mayo de 2010, cuando la canasta se ubicó en 2.053 pesos, de modo que el aumento en nueve años fue de 1386%.

 

conclusion

«Somos muy conscientes, y también lo los las autoridades (argentinas), de que un aumento en la pobreza podría imponer serios desafíos a la posibilidad de lograr los objetivos del programa» acordado con el organismo internacional, dijo Chalk.

En declaraciones al diario británico Financial Times, Chalk advirtió que si la pobreza sigue aumentando a un ritmo acelerado en el país podría necesitarse «una recalibración del gasto social para proveer más espacio para que el Gobierno actúe para proteger a los pobres».

A su vez, el diario financiero indicó: «El riesgo, reconocen los funcionarios, es que si el gobierno fracasa en recortar lo suficiente el déficit por el gasto social extra, los mercados se pongan más ansiosos de que el ajuste fiscal de la Argentina no ocurre tan rápido como se cree necesario».

La publicación especialista señaló que «eso podría forzar a la Argentina a buscar más deuda externa para cubrir el déficit fiscal de lo que esperaba originalmente».

 

 

 

BAE Negocios

Una familia ya necesita $ 38.554 para no ser pobre. Inflación, caída de salarios y del consumo, más la pobreza, un complejo cóctel económico.

El aumento de la pobreza y la indigencia en los últimos años en Chubut hace recomendable analizar algunas de sus causas más importantes que impactan en los niveles actuales y futuros del desarrollo regional.

Aquí se estudiará la pobreza en términos de insuficiencia de ingresos en la Provincia del Chubut, con énfasis en el aglomerado Trelew-Rawson entre diciembre de 2016 y diciembre de 2018, con algunos datos complementarios a febrero de 2019.

Base metodológica

La medición de pobreza que realiza el INDEC posee una metodología de cálculo consistente en determinar primeramente una canasta básica de alimentos que permitan satisfacer un conjunto mínimo de necesidades energéticas y proteicas de un ciudadano tipo (o “Adulto Equivalente”, como lo define la metodología). Este cálculo establecerá lo que se denomina “Línea de Indigencia”.

Adicionalmente, para determinar la “Línea de Pobreza”, se toman en cuenta otro tipo de consumos no alimentarios relevantes para la vida urbana, como la indumentaria, la salud, la educación, los costos de transporte, ente otros, que se suponen guardan una relación proporcional con los consumos de la Canasta Básica de Alimentos.

Entonces, si los ingresos de un hogar cubren la suma de ambas canastas, para todos los individuos del mismo, este hogar es considerado como parte de la población no pobre; si los ingresos de un hogar no cubren la suma de ambas canastas, para todos los individuos del mismo, este hogar caerá por debajo de la línea de pobreza y; si peor aún, no se pueden cubrir los costos de la canasta de alimentos básicos, el hogar se la considerará como Indigente.

Cálculos preliminares

Con esta base metodológica y haciendo uso de los datos provistos por el INDEC, se puede inferir que desde finales de 2016 y diciembre de 2018 la pobreza aumentó 32,35%, acrecentándose la complejidad, ya que en el mismo período aumentó en 43,75% la cantidad de indigentes en Chubut.

En términos monetarios, a diciembre de 2018 un residente de Chubut necesitaba como mínimo $ 3.393,87 para no ser indigente, y por lo menos $ 9.638,59 para no ser pobre. Esto implica que una familia necesitaba poco más de $ 20.000 para no ser pobre a enero 2017 y que para poder mantenerse en el umbral de “no pobreza” tuvo que incrementar 90% sus ingresos hasta los $ 38.554,36 en diciembre de 2018.

Lo que queda en evidencia, de acuerdo a estos valores, es que la pobreza en Chubut enfrenta dos grandes problemas. Por un lado el aumento generalizado de precios, es decir los efectos de la inflación. Pero por el otro la caída de los ingresos, o por lo menos el no acompañamiento del crecimiento de los ingresos a los valores de la inflación.

Efectos de la inflación

Estudiemos algunos datos relevantes que atestiguan el aumento de precios y algunos impactos de estos tanto en las poblaciones indigentes como pobres. En primer lugar, los incrementos de precios: la Canasta Básica Alimentaria de la Región Patagónica calculada por el INDEC aumentó 86,17% entre diciembre de 2016 y diciembre de 2018, lo que generó una importante retracción del consumo, provocando una caída en la cantidad de operaciones que realizan los supermercados (-8%).

Concomitantemente, en cada operación se compran menos productos (-14%) y se gasta menos cada vez que se realizan las compras (-8%). Todo ello parados a principios de 2019 y mirando las compras en términos constantes de precios de enero 2017.

En este escenario, cayó más de un 12% la compra de alimentos, destacándose los descensos en el consumo da en carnes (-25%) y frutas y verduras (-20%).

Por otra parte, el efecto precios modificó los hábitos de consumo, cambiando la composición del “changuito” promedio, cayendo fuertemente la cantidad que se compra de carne (-15%) y frutas y verduras (-8%), sosteniendo la adquisición de lácteos o panificados, y subiendo la participación del rubro almacén del tipo productos secos o empaquetados (+7%).

Claramente, un factor que actúa como desaliento para la compra de los productos de primera necesidad proteicas y energéticas es el incremento de precios en más de un 200% para carnes, frutas y verduras, lo que implicó que por cada kilo de carne o verdura que se podía comprar en febrero de 2017, en febrero de 2019 se pudo comprar menos de la mitad.

Este efecto inflacionario en alimentos perjudica considerablemente a quienes están en condiciones más desventajosas, ya que los hogares de estratos sociales bajos tienden a destinar montos cercanos al 50% de sus ingresos en alimentos. En tanto que los hogares de estratos sociales altos destinan poco más del 25% de sus ingresos en alimentos y bebidas (INDEC, 2016).

Por ello la inflación atenta mucho más al que menos tiene y explica en gran medida que no sólo pobreza e indigencia son mayores, sino que la indigencia (no cubrir lo más mínimo en términos alimentarios para vivir) creció, en Chubut, más que proporcionalmente (+8.8%) respecto de la pobreza total.

Los efectos de la inflación en la población no pobre e impactos encadenados, se puede dimensionar. Por ejemplo, otros grupos sociales también se vieron afectados por los cambios en precios de los denominados “consumos no alimentarios” como la vestimenta, los servicios, la educación, la salud o el transporte, que prácticamente se duplicaron entre enero de 2017 y enero de 2019.

En este grupo, el costo de los servicios tuvo un crecimiento superior al 100% a febrero de 2019. Dentro del ítem “transporte”, las naftas duplicaron su precio entre febrero 2017 y febrero 2019 (se multiplica por tres al considerar febrero de 2016 como base de comparación).

Las prendas de vestir y calzado registran incrementos de precios promedio del 53%. Y los insumos de construcción, como hierro, cal o cemento que subieron de 150% a 170% entre febrero 2017 y febrero 2019.

Los incrementos de precios obligan a las familias a concentrar sus ingresos en bienes y servicios esenciales, posponiendo otro tipo de gastos como los de mejoramiento de sus hogares (disminuyó en 4,5% la compra de cemento por bolsa en el primer bimestre de 2019 contra el mismo periodo de 2017); o la renovación de medios de movilidad (la venta de autos 0 km experimentó una caída del 28% durante el primer bimestre de 2019 comparado con igual período de 2017, y de casi el 10% la venta de autos usados si la comparación es con el primer bimestre del año 2018).

Consecuentemente se va reduciendo el margen operativo del sector comercial, reflejándose, por ejemplo, una caída del 20% en las ventas a precios constantes en los locales comerciales de shoppings (diciembre 2016 vs. diciembre 2018): o una caída en el consumo de energía para uso comercial en las cinco ciudades más importantes de Chubut (-10%), midiendo enero de 2019 contra enero de 2017.

Por otra parte, como el consumo es muy flexible a las subas y tiende a ser muy difícil de disminuirlos, comparando diciembre de 2016 con diciembre de 2018 se registra un aumento del 63% en los montos otorgados en préstamos personales y tarjetas de crédito a personas físicas en la provincia del Chubut.

Distribución del ingreso

Como se mencionara en la introducción, no se llega a la pobreza sólo por el aumento de precios sino que incide también el nivel de actividad económica y como acompañan los ingresos a las variaciones de precios.

De acuerdo a los datos de remuneración promedio de los trabajadores registrados, la pérdida del poder adquisitivo del salario en la provincia del Chubut, entre diciembre de 2016 y diciembre de 2018, se puede estimar entre un 15% y un 20%, dependiendo del sector de actividad en el que el trabajador se desempeñe.

Por el lado de los ingresos, en términos reales a precios de enero de 2017, las estimaciones indicarían una caída superior al 20% en los ingresos de la población en el aglomerado Trelew-Rawson entre septiembre de 2016 y septiembre de 2018.

Desde el punto de vista distributivo, con datos preliminares y considerando el ingreso medio familiar de quienes reciben ingreso por decil de población, se percibe que se amplía levemente la brecha de ingresos entre los estratos de mayores ingresos (5º quintil) y los de menores ingresos (1º quintil).

Conclusiones

Los efectos plenos de las variaciones de precios y pérdida de poder adquisitivo se dan con fuerza en las clases medias impactando en su dinámica de consumo. Los grupos sociales de los estratos más pobres y vulnerables de la sociedad, tienen mecanismos institucionales de contención como planes sociales o Asignación Universal por Hijo, que están focalizados a transferir ingresos no contributivos.

Sin embargo, estos no alcanzan a amortiguar el aumento del costo de los alimentos de la canasta básica. Por lo tanto, la pobreza persistirá en tanto no mejore el nivel de actividad y no se reduzca la inflación.

 

 

Por Julio Ibáñez / Licenciado (Magister), investigador del Proyecto de Investigación UNPSJB / Diario Jornada

La crisis que se vive en Argentina se volvió inaguantable en muchas familias, basta con alejarse un poco de las ciudades y centros urbanos para observar la realidad del bolsillo de muchos argentinos. En el norte por ejemplo, los wichis recurrieron a carnear un burro para poder alimentarse.

La imagen que publicó el medio Antena Noticias, asombró a más de uno. En la misma se pudo ver como una persona faena al animal de carga para poder comerlo.

 

 

 

quepasasalta

Advierten que la pobreza extrema en la Ciudad de Buenos Aires se duplicó en los últimos tres años y que afecta sobre todo a niños y jubilados. Entre los problemas que enumeran figuran la inflación, el recorte de los subsidios al transporte y los tarifazos en los servicios públicos. También recuerdan que Macri asumió la Presidencia prometiendo «Pobreza Cero».

Una mujer con sus hijos pequeños duerme en la entrada de un shopping. Unos metros más allá, otra familia vive en una carpa improvisada hecha de plásticos y ropas viejas. La descripción -parte de la vida cotidiana de los porteños- llegó a los medios extranjeros, que alarmados por las cifras de pobreza contaron cómo se vive la crisis económica argentina en la ciudad más rica del país. “La pobreza extrema en la Ciudad de Buenos se duplicó en los últimos tres años”, informaron diarios como el Washington Post y el Miami Herald, entre otros, al tiempo que recordaron la promesa incumplida de “Pobreza Cero” del Gobierno.

Como lo hizo la BBC la semana pasada, otros cuatro diarios extranjeros dieron cuenta de la difícil situación económica que atraviesa el país y que afecta sobre todo a niños, jubilados y discapacitados. Además del Washington Post y el Miami Herald, el portal de noticias People’s World y la cadena Fox News resaltaron que la “larga crisis se agudizó en 2018 cuando el peso perdió la mitad de su valor”.

La prensa extranjera se hizo eco del último informe del Centro de Estudio Metropolitano (CEM), que recopiló los datos de pobreza e indigencia en la Ciudad de Buenos Aires. “El número de personas en extrema pobreza en la capital de Argentina se duplicó en los últimos tres años alcanzando el 6,5 por ciento, unas 198.000 personas, según cifras oficiales”, informaron los diarios en un extenso informe.

Entre los problemas enumerados por los diarios estadounidenses figuran la inflación del 47,6 por ciento –la más alta desde 1991- y el recorte de los subsidios al transporte y los servicios públicos. “Muchos se sienten frustrados por la decisión del presidente Mauricio Macri de recortar los subsidios a los servicios y transporte públicos”, sostuvo el Washington Post, que remarcó además que en el último año el gas aumentó un 77 por ciento, la luz un 46 y el agua otro 26 por ciento más.

El informe del que se hicieron eco los diarios extranjeros fue realizado por la agencia de noticias estadounidense Associated Press.

Los cuatro medios recordaron que cuando Macri asumió en 2015 prometió “Pobreza cero” y pidió ser juzgado por su habilidad para reducir este índice. “Pero la pobreza en Argentina aumentó a 32 por ciento en el segundo semestre de 2018 respecto al 27,3 por ciento del primer semestre”, recordaron frente a la promesa del Presidente que buscará renovar su mandato en octubre.

 

Pagina 12

La concurrencia a comedores comunitarios en la ciudad creció entre un 40 y un 50 por ciento en el último año. Pero el gobierno porteño destina cada vez menos fondos al programa que busca disminuir la desigualdad

La asistencia a comedores comunitarios en la Ciudad aumentó entre un 40 y un 50 por ciento en el último año y son cada vez más las familias de clase media que recurren a ellos porque no les alcanza para comer. La situación social en la ciudad de Buenos Aires es cada vez peor. La indigencia se duplicó en los últimos tres años y la pobreza en la ciudad escaló al 20 por ciento: uno de cada cinco habitantes es pobre en la ciudad más rica del país. Sin embargo, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta destina cada vez menos presupuesto al Programa Ciudadanía Porteña cuyo objetivo es disminuir la desigualdad a través de programas de subsidios orientados a garantizar el acceso a productos de primera necesidad, el cuidado de la salud y la continuidad educativa.

Según un informe realizado por el Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), “en los últimos cuatro años el Programa tiende a disminuir su peso específico en términos presupuestarios”. Además, el estudio señala que la cantidad de hogares cubiertos por el programa tiende a la baja y su presupuesto fue reducido y subejecutado.

“El análisis del presupuesto del Programa Ciudadanía en la Ciudad de Buenos Aires tiene como objetivo determinar la inversión que realiza la Ciudad para brindar recursos a los sectores más vulnerables. Lo que observamos claramente es que la ciudad más rica de nuestro país ha tomado la decisión de desfinanciar programas sociales y de asistencia a los sectores más vulnerables y de menos ingresos, mientras aumentan la pobreza y la indigencia”, aseguró a PáginaI12 Nicolás Trotta, rector de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), una de las casas de estudio que integra dicho organismo.

El beneficio que otorga el programa consiste en un subsidio mensual, a través de la entrega de una tarjeta de compra precargada, emitida por el Banco Ciudad de Buenos Aires para ser utilizada únicamente en la Red de Comercios adheridos al programa exclusivamente para la adquisición de alimentos, productos de limpieza e higiene, combustible para cocinar y útiles escolares.

Los cifras son contundentes. Según datos de la Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad, en el tercer trimestre de 2018 había 639 mil pobres en la ciudad, de ellos 198 mil estaban en situación de indigencia. A pesar del aumento de la pobreza y la indigencia en la ciudad, no se aumentó el presupuesto para políticas sociales que permitan contener y dar respuesta a la crisis. Por el contrario, el informe del CEM muestra que “las metas presupuestarias del Programa Ciudadanía Porteña se mantienen en una cobertura de 96 mil hogares en situación de pobreza desde el presupuesto 2015 hasta el 2019 pese a que en ese mismo período los hogares pobres pasaron de 123 mil a 191 mil, más de un 55 por ciento más”.

“Lo que se observa es que el nivel de recursos que se viene invirtiendo es marcadamente inferior al propio crecimiento del presupuesto del gobierno porteño. Si analizamos el periodo de 2015 al 2019, el crecimiento del presupuesto ha sido de un 276 por ciento, teniendo en cuenta estos años de fuerte inflación y también de aumento de la capacidad recaudatoria del Estado porteño. Pero cuando analizamos el presupuesto del programa, vemos que fue del 150 por ciento. Esto está claramente por debajo de la inflación –que en la ciudad de Buenos Aires se calcula en un 185 por ciento desde que gobierna Mauricio Macri– y del crecimiento del presupuesto general”, detalló Tro­tta. “Esto demuestra una falta de acompañamiento del gobierno porteño a los sectores que más están sufriendo el impacto de las políticas macroeconómicas nacionales”, analizó.

El panorama es aún más preocupante cuando se analiza el presupuesto ejecutado del programa. En 2015, fue de 786 millones de pesos, un 78 por ciento del presupuesto aprobado originalmente. Desde entonces la ejecución no paró de bajar: 72 por ciento en 2016, 60 en 2017 y 39 en los primeros tres trimestres de 2018. Todo esto, en el marco de una caída relativa de la participación presupuestaria del Ministerio de Hábitat y Desarrollo Humano, de quien depende el programa. La cartera a cargo de Guadalupe Tagliaferri pasó de contar con el 5,49 por ciento del presupuesto de la ciudad en 2016 a apenas el 4,41 por ciento en 2019.

Trotta señaló que hay dos factores claves que explican el aumento de la pobreza y la indigencia no sólo en la Ciudad sino a nivel nacional: la enorme pérdida del poder de compra de los salarios –que solo en 2018 fue de 11 puntos porcentuales– y la destrucción de puestos de trabajo. En ese sentido, el abogado y docente universitario hizo hincapié en el impacto de la crisis sobre la clase media. “Los sectores medios están sufriendo una crisis muy profunda en parte por esta caída de la capacidad de compra del salario que va acompañado por un aumento irracional de las tarifas de los servicios públicos porque hay ciertos gastos que uno no puede evitar realizar –como son la luz, el gas y el agua– y han tenido aumentos promedio de más del 2 mil por ciento. Si a esa cuenta le sumamos el aumento de los alquileres, eso termina impactando fuertemente en las familias de sectores medios que se han visto empobrecidas en este periodo”, sostuvo.

En esa misma línea, la legisladora porteña mandato cumplido Claudia Neira aseguró que la asistencia a comedores comunitarios en la ciudad aumentó “entre un 40 y 50 por ciento en el último año” y que son cada vez más las familias de clase media que recurren a ellos. “Lo que nosotros vemos es un aumento descomunal de personas que asisten a comedores para poder alimentarse y, sobre todo, cómo los sectores medios empiezan a tener problemas para alimentarse y por eso cuando llega fin de mes muchos acuden a los comedores a buscar un plato de comida, mientras que muchos otros empiezan a asistir cotidianamente”, dijo. “Los comedores comunitarios están realmente desbordados. Tenemos un caso en Barrio Mugica donde a principios del año pasado iban 500 personas diariamente y hoy van 1000. La cantidad de gente se duplicó, pero las raciones que envía Desarrollo Social no llegan a cubrir ni un tercio de lo que se necesita”, denunció Neira en diálogo con PáginaI12.

“Hay una situación de desamparo hacia una gran parte de los porteños y ha reaparecido el hambre como un factor determinante. Y no es que nosotros creamos que antes no había pobreza, pero hace muchos años que no se veía el hambre que se ve ahora en la Argentina y, particularmente, en la ciudad de Buenos Aires. Y tampoco se veía a la clase media trabajadora sufriendo la situación de desesperación que vemos ahora”, analizó.

Neira aseguró que  “la situación de desigualdad se ha profundizado en la Ciudad, y el foco de esa desigualdad claramente está entre el norte y el sur”. Y es que según un informe reciente del Centro de Estudios de Ciudad (CEC) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en 2015 el 10 por ciento más rico de la ciudad tenía un ingreso de 17 veces superior al del 10 por ciento más pobre y en 2018 dicha brecha se amplió a 25 veces. “Pero además de esta desigualdad histórica entre norte y sur, hoy vemos un importante deterioro de las condiciones sociales en la zona del centro de la ciudad, donde históricamente se han alojado los sectores medios trabajadores que hoy no pueden afrontar el aumento de los alquileres, los servicios públicos y el alto costo de los alimentos”, manifestó.

Además, señaló el brutal impacto de género de la crisis social y económica. “La mujeres son las más golpeadas por la crisis y, a la vez, son las que contienen el hambre en la Argentina”, sostuvo. “Son las que salen a buscar nuevos recursos ante la pérdida del trabajo en el hogar, son las que se acercan a pedir a los comedores y las que se pasan horas haciendo números y buscando precios para que todos puedan comer con lo poco que puede comprar; pero también son las que le ponen el cuerpo y, sobre todo en los barrios más vulnerables, salen a resolver las necesidades del barrio y trabajan gratis en los comedores cocinando horas y horas para miles de pibes y pibas”, agregó.

Por último, Neira se refirió a la falta de políticas públicas por parte del gobierno de la ciudad para contener la situación social y aseguró que “el gobierno porteño no ha tenido una respuesta adecuada a la crisis generada por la política nacional de su propio partido”. “Si bien lo que define esta situación es la política económica nacional –que ha sido desastrosa– la ciudad más rica del país no ha tenido respuestas frente a esto. El gobierno porteño se quedó haciendo obra pública en una sintonía que no tiene nada que ver con la catástrofe social que está viviendo la ciudad de Buenos Aires, una política totalmente desfasada de la realidad que vive la gente”, manifestó la dirigente del peronismo porteño y se preguntó: “¿Cómo se explica que en el momento más difícil de la Argentina en muchos años se restrinja el acceso a los comedores escolares y no se refuercen los alimentos en los comedores comunitarios? ¿Cómo se desarticula un programa como Ciudadanía Porteña en este contexto?”. “Creo que la única manera de explicarlo tiene que ver con la forma en la que Cambiemos ve la política y el Estado, y con el modelo de ciudad y de país que proponen: un modelo para pocos”, analizó.

 

Pagina 12

La cadena de noticias británica advierte sobre el profundo deterioro social de la Argentina bajo el gobierno de Macri.

Argentina volvió a ser noticia en una de la cadena de medios más importantes del mundo. La BBC británica retrató la crisis que atraviesa el país con un panorama sombrío sobre la realidad que viven los argentinos, en especial los niños y jubilados. “¿Por qué cada vez es más difícil sobrevivir en el país sudamericano?”, se titula el artículo que grafica el efecto de la recesión en la Argentina, a través de duros testimonios.

La nota cita los últimos datos oficiales de pobreza, se refiere al proceso inflacionario, al “fuertísimo aumento del dólar” y al “estancamiento de la economía”.

A partir del relato de una empleada doméstica, relata que en la Argentina gobernada por Cambiemos hay personas “que están preocupadas por cómo llevarles un plato de comida a sus hijos o por cómo harán para pagar la cuenta de gas a medida que se acerque el invierno”. La nota da cuenta del empeoramiento de las condiciones de vida de los argentinos, pero subraya particularmente el padecimiento de niños y jubilados. Lo hace con datos duros: cuenta que el Indec señaló que el 32 por ciento de los argentinos es pobre, que la Unicef advirtió que “casi la mitad de los niños argentinos son pobres” y que hoy una familia tipo necesita 27.570 pesos para no caer debajo de la línea de pobreza. “Eso es más de dos salarios mínimos, que hoy están en 12.500 pesos”, detalla la nota.

En ese marco, también citan los desfasajes entre los haberes jubilatorios y los aumentos de precios. “Tampoco a los más ancianos les alcanza para vivir”, explica el artículo y destaca que la jubilación mínima que cobra el 70 por ciento de los cerca de 8 millones de jubilados, está en 10.400 pesos. “Para muchísima gente los números simplemente no cuadran”, ratificaron.

El artículo también hace una dura crítica a la situación económica, al detallar que la disminución en la calidad de vida tiene su correlato “en la vertiginosa inflación del 47 por ciento –la más alta en casi tres décadas– que arrasó con los salarios” el año pasado. En esa línea, relaciona esa suba “directamente” con “el fuertísimo aumento del dólar”, al contar que el último año la moneda estadounidense duplicó su valor.

“Esto, en medio de un estancamiento de la economía –o recesión– que llevó al cierre de muchas pequeñas y medianas empresas, las principales generadoras de empleo”, agrega. “Leche igual que gasolina”, dice un subtítulo en el que “explican que el precio de la leche es uno de los que más se disparó” y que hoy en el país “un sachet de leche vale lo mismo que un litro de gasolina”.

Para la cadena BBC, quizás lo más preocupante “es que el panorama para este año está lejos de ser alentador”, aunque el presidente Mauricio Macri no tiene pensado “cambiar el rumbo”.

 

pagina 12

El padre Juan Nota, referente en la capital chubutense, aseguró que ha habido un crecimiento importante de pedidos de asistencia por parte de la gente. “Sorprende el porcentaje en una tierra tan rica como esta”, dijo. También dejó su opinión sobre el debate de la minería y el empleo.

Los últimos indicadores de pobreza fueron de impacto para la zona del Valle, donde el porcentaje de pobres escaló hasta el 35%, con casi 50 mil personas en esa condición. Es producto de un 2018 con una fuerte devaluación, que llevó a la inflación al 50% en la región patagónica.

El párroco de Rawson, el padre Juan Nota, en una entrevista con el programa A Tiempo, que se emite por FM Tiempo 91.5, mostró gran preocupación por el deterioro social y aseguró que ha crecido el número de gente que se acerca a pedir o que busca alojarse temporario.

“Me parece que el tema de la pobreza es escandaloso. Sorprende en una tierra tan rica en recursos y con tantas posibilidades de desarrollarse que haya un porcentaje tan elevado de familias pobres. No viene la pobreza porque falten elementos, es propio de la conducta humana”.

Nota expresó en relación a la asistencia para las familias carenciadas que “con Cáritas en la parroquia aumentó mucho la gente que viene a pedir”. Aunque advirtió que “mientras se satisface esa necesidad hay que ver cómo pensar para abrir nuevas fuentes de trabajo. Se ha dejado de seguir el dinero de la producción, para seguir el dinero que viene de la explotación del mercado financiero, que no produce. Solo hace sacar dinero de donde no lo hay”. Y marcó que “también viene gente a pedir de todo tipo, para alojarse. O algunos que están de paso y vemos de ayudarlos temporariamente dándoles algo de techo”.

Opinó que “este porcentaje de pobreza no es solo de ahora, viene desde hace mucho tiempo. Hay falta de programas de largo alcance, una diversificación reponsable y no tenemos tampoco la cultura del trabajo. Está más arraigada la cultura de depender del otro y generar una máquina de acciones donde los pobres se sienten perseguidos por los ricos y al revés lo mismo”.

Para el padre, debe buscarse una salida diferente para la problemática. “Hay que ver cómo provocar un cambio de mentalidad de los dirigentes y el pueblo. El otro día vino una persona de Sarmiento y les dije que están en la capital del vino y antes era inimaginable producir uva en Sarmiento”.

Marcó al respecto que “acá también el impacto es grande por la cultura laboral de Rawson, dependiente del Estado y entonces acostumbrados a recibir. No hay iniciativas empresariales de mediano y largo alcance”.

Ligado a la situación de empleo y el debate sobre la explotación de la minería en la provincia, también dejó su visión sobre al explotación de la actividad: “La megaminería es devastadora y hay muchas situaciones donde hay minas que no están publicadas y se desarrollan contaminando el ambiente y es el gran problema. Nosotros en Rawson al ver el río Chubut tenemos la prueba de la contaminación que hay”.

 

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