El ministro de Educación, Rubén Zárate, puso en valor la tarea de los más de 650 docentes que se reunieron en Comodoro Rivadavia para abordar estrategias que mejoren la convivencia dentro de las instituciones escolares. Ayer viernes elaboraron sus documentos de conclusiones, en el marco de la presentación de la Guía Federal de Orientaciones para la intervención educativa en situaciones complejas que comenzó el jueves en la ciudad.
En instalaciones de la Escuela Nº 757 de Comodoro Rivadavia más de 650 docentes de los tres niveles educativos se encontraron durante jueves y viernes en jornadas de trabajo que apuntaron a establecer los modos de proceder ante situaciones conflictivas, tanto para alumnos como niños y jóvenes, priorizando el respeto, la tolerancia, y la resolución de las mismas a través del diálogo y la construcción democrática. Luego de los talleres, los participantes elaboraron documentos con conclusiones que se sumarán a la Guía Federal de Orientaciones para la Intervención Educativa en situaciones complejas que el Estado Nacional plantea conformar con el aporte de todas las provincias.
“Esta guía es un espacio de debate que vamos a continuar escuela por escuela en Comodoro Rivadavia y toda la provincia, porque es imprescindible profundizar los espacios de reflexión crítica, conceptualizando cada cosa que hacemos, y que las opiniones tengan argumento sólido”, expresó el ministro de Educación del Chubut, Rubén Zárate.
“La escuela es un ámbito comunitario que permite ayudar a que los procesos democráticos vayan estableciéndose como parte del proceso educativo”, enfatizó.
Así, el ministro detalló que “se realizaron 14 talleres, cada uno encabezado por integrantes de los equipos nacionales, donde los docentes trabajaron en este guía federal que aborda las situaciones complejas que vive la escuela”, y señaló que “cuando esas complejidades no se abordan correctamente suelen expresarse en términos de violencia, ya sea violencia simbólica o física”.
Por lo tanto consideró que “esto debe ser reflexionado a la luz del conocimiento, de lo que aprendemos permanentemente sobre cómo tratar estas situaciones, pero reconociendo que hay emergentes que aparecen y contextos que favorecen o no favorecen procesos más democráticos”.
En este sentido señaló que “parte de los debates que se han dado tienen que ver con la situación particular de este edificio, que no hace más de un año y medio fue protagonista en este espacio de situaciones extremadamente violentas, algunas de carácter simbólico, otras de carácter físico, y eso también forma parte del debate que hay que dar porque no se puede reflexionar si no es a través de la realidad y los procesos que efectivamente han ocurrido y tienen carácter público, y que tanto estudiantes como docentes, directivos y la propia comunidad los han observado”.
Zárate remarcó que de esos procesos hay que “aprender, y comprender que hay formas nuevas de abordarlos, delinear cuáles son los mecanismos por los cuales se procesan las controversias y las disidencias en el plano escolar, sindical, político, en el plano comunitario, qué hacer en cada caso, qué emerge nuevo con eso, cómo visualizan los estudiantes las situaciones de autoridad al interior de la escuela, cómo hay situaciones entre pares que tienen cierta violencia, aislamiento, y cómo hacemos los adultos para abordar estos temas con autoridad “.
Sobre esto último consideró fundamental que “nuestro propio ejemplo dé la autoridad suficiente para que cuando le hablamos a un estudiante, a un adolescente, que debe haber una resolución de las controversias de forma pacífica y basada en el diálogo, sienta que el ejemplo también está dado por parte de los docentes, de los directivos, de los funcionarios, de la comunidad”.