Con tecnología de última generación y una capacidad productora de 300 metros cúbicos por día, el Gobierno de la Provincia invertirá en su adquisición unos 2.700.000 pesos.
El subsecretario de Servicios Públicos de la Provincia, Félix Matamala, supervisó las acciones preparatorias para el inicio de las tareas de instalación de la Planta Desalinizadora por Ósmosis Inversa para Puerto Pirámides, la que tendrá una capacidad productiva de 300 metros cúbicos por día, con una puesta en marcha prevista para los próximos 90 días, para la cual se destina una inversión de 2,7 millones de pesos.
En su recorrida, el funcionario provincial estuvo secundado por el ingeniero Guillermo Tarquini, de la firma IPA Argentina, empresa nacional y responsable de la fabricación, instalación y puesta en marcha de la tecnología y equipamiento de la nueva planta desalinizadora, a quienes acompañó el presidente de la Cooperativa de Puerto Pirámides, Gustavo Maldonado; técnicos y personal especializado de Servicios Públicos Provincial y la concejal Gloria Martínez.
El subsecretario Félix Matamala explicó que se observó en detalle el espacio contiguo a la antigua planta desalinizadora, donde se instalará el nuevo equipamiento.
La recorrida fue realizada con representantes de la mencionada firma, que “va a estar trabajando en la zona para concretar la puesta en marcha de la nueva planta. Se estuvieron verificando las dimensiones, los accesos y qué otras obras complementarias pequeñas se deben realizar desde Servicios Públicos para recibir la planta nueva, para que cuando llegue esté todo dispuesto para la colocación y que simplemente se concrete la colocación y puesta a punto del equipamiento”, indicó el funcionario.
“El objetivo es ponerla en funcionamiento lo antes posible”, lo que se podría concretar entre los 60 y 90 días, añadió.
Esta inversión “fue encomendada por el ministro de Infraestructura de la Provincia, Maximiliano López, a partir de la decisión política del gobernador Martín Buzzi, quien dispuso destinar 2.700.000 pesos a una infraestructura que producirá un impacto altamente positivo en la calidad del servicio de agua potable domiciliaria que se le entrega a la población, la que, por la particularidad turística que tiene, requiere esta atención especial”, remarcó Matamala.
Por otro lado, el ingeniero Guillermo Tarquini, de la firma IPA Argentina, vinculada a la tecnología de membranas y especializada en las relacionadas a ósmosis inversa y electroionización, que desde hace 35 años diseña y construye plantas de ósmosis inversa en el país y para Sudamérica, relató que “el proyecto ya está en ejecución y consiste en la adquisición de una nueva planta de potabilización de agua de mar por ósmosis inversa, con el aprovechamiento de todo lo posible de la infraestructura existente, como la destinada a la captación de agua de mar, el sistema de desarenado, prefiltración y presurización”.
La planta tendrá una producción de 300 metros cúbicos por día, y “de acuerdo a lo que tenemos previsto, la obra de montaje podría estar culminada para dentro de unos tres meses”, anticipó Tarquini.
“La nueva planta, a diferencia de la actualmente en funcionamiento desde el año 1990 aproximadamente, contará con tecnología de última generación. Cuenta con lo que se denomina recuperador de energía, que permite concretar un ahorro energético mayor al 50%, lo que producirá un consumo energético mucho más bajo que el actual”, explicó.
En cuanto a los materiales constructivos de bombas de alta presión y de interconexión, serán aleaciones especiales de acero, no en inoxidable, sino “de otras de última generación, que permiten soportar una alta concentración de iones cloruros presentes en el agua de mar. Además, el nivel de automatización que incluye la nueva planta es muchísimo mayor a la planta existente, con una operación más segura y con un sistema inteligente para controlar diferentes desfasajes que pueda tener”, explicó Tarquini.
Con las características de diseño de la planta desalinizadora para Puerto Pirámides, “el agua de mar ingresa con una salinidad de 34.000 miligramos de sales disueltas por litro, y el producto de salida está en el orden de los 120 a 150 miligramos por litro, lo que implica una desalinización muy intensiva, un agua de altísima pureza, con un contenido de sales menor al 50% de lo que actualmente posee el agua potable que se consume en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, enfatizó finalmente el especialista.