En un mensaje en su cuenta de Twitter, el presidente estadounidense aseguró que el líder norcoreano tomó una decisión «muy sabia» al suspender sus planes de atacar la isla de Guam, porque la alternativa habría sido «catastrófica».
Un elogio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la sabiduría de su par norcoreano, Kim Jong-un, se sumó ayer a diversos contactos militares y diplomáticos entre Washington, Beijing y Seúl para aquietar un tanto la tirantez en una región que últimamente tensó al mundo con amenazas de ataques militares entre la Casa Blanca y Pyongyang.
En un mensaje en su cuenta de Twitter, Trump aseguró ayer que el líder norcoreano, Kim Jong-un, tomó una decisión «muy sabia» al suspender sus planes de atacar la isla estadounidense de Guam, porque la alternativa habría sido «catastrófica».
«Kim Jong-un de Corea del Norte tomó una decisión muy sabia y bien razonada. ¡La alternativa habría sido tan catastrófica como inaceptable!», escribió Trump.
El acercamiento entre los ejércitos de Estados Unidos y China, tradicional aliado de Corea del Norte, y contactos entre la diplomacia surcoreana y estadounidense para buscar una salida pacífica y negociada al conflicto en la península coreana ya habían encalmado un tanto la península coreana antes de la declaración del presidente estadounidense.
En una conversación que mantuvieron el martes y cuyo contenido fue difundido ayer, el vicecanciller estadounidense, John Sullivan, aseguró a su par surcoreano, Lim Sung-nam, que la postura de Washington es buscar todas las medidas diplomáticas y económicas para resolver «pacíficamente» la actual escalada y también lograr la desnuclearización del gobierno de Kim Jong-un.
Esta charla fue la primera interacción entre ambos desde que el número dos de la diplomacia de Washington accediera al cargo en mayo, según informó ayer el Ministerio de Exteriores surcoreano a través de un portavoz citado por la agencia Yonhap.
Lim consideró que Estados Unidos ha enviado un mensaje «equilibrado» y «decidido» en lo que respecta a la problemática de la península coreana.
ACUERDOS
Tanto Lim como Sullivan acordaron también seguir adelante con el plan preacordado para modificar las directrices que rigen el arsenal surcoreano y así duplicar el peso máximo de la carga útil de sus misiles hasta una tonelada para poder hacer frente a la amenaza norcoreana, difundió la agencia EFE.
El contacto diplomático se produjo luego de una semana en la que los cruces entre Washington y Pyongyang alertaron a la comunidad internacional por las amenazas abiertas de posibles ataques militares.
Luego de conocerse las nuevas sanciones aplicadas por la ONU en represalia al lanzamiento de un misil balístico, el gobierno norcoreano amenazó con atacar territorio estadounidense, un mensaje que fue respondido con inusual beligerancia por parte del presidente estadounidense, Donald Trump.
Corea del Norte anunció entonces un plan para atacar con misiles el entorno de la isla de Guam, desde cuyas bases Washington está movilizando activos nucleares en dirección a la península, según Pyongyang.
El martes, finalmente, optó sin embargo por posponer la acción militar y observar «un poco más» los movimientos estadounidenses antes de lanzar ningún ataque.
Ayer Rusia, otro de los aliados del gobierno comunista norcoreano, rechazó de plano la posibilidad de llevar adelante nuevas medidas que afecten económicamente a ese país, principalmente aquellas que Estados Unidos impulsó días atrás durante la reunión de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) que sesionó en Manila.
«No podemos apoyar las ideas que están gestando algunos de nuestros socios y que buscan de hecho estrangular económicamente a Corea del Norte», dijo el canciller ruso Serguei Lavrov al término de una reunión en Moscú con su homólogo boliviano, Fernando Huanacuni.
Lavrov explicó que unas sanciones adicionales contra Pyongyang acarrearían «trágicas consecuencias humanitarias para la población» del país asiático.
Todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Corea del Norte -recordó- contienen «medidas de presión económica muy serias», además del compromiso de los países miembros para respaldar el retorno a «negociaciones políticas» sobre la solución del conflicto.
En el sendero para descomprimir tensiones, Seúl propuso incluir a China en la discusión sobre la ampliación del escudo antimisiles THAAD, provisto por Estados Unidos e instalado en suelo surcoreano con el objetivo de interceptar eventuales ataques de Corea del Norte, un procedimiento que rechaza Beijing.
Si bien la noticia sobre la iniciativa se conoció ayer, la propuesta la planteó el presidente surcoreano, Moon Jae-in, durante un encuentro bilateral en el marco de la última cumbre del G20, celebrada el pasado mes de julio en Alemania, explicó a Yonhap una fuente cercana al asunto que optó por el anonimato.
Xi no respondió a la oferta durante el encuentro, y hasta el momento tampoco lo ha hecho ninguna autoridad en Beijíng, aseguró la citada fuente, pero en otras oportunidades ha rechazado al THAAD al considerar que sus potentes radares pueden servir para espiar sus bases militares.
En contraste, China recibió ayer al jefe del Estado Mayor de Estados Unidos, Joseph Dunford, quien mantuvo un encuentro con su homólogo chino, Fang Fenghui, para desarrollar los lazos militares y los intercambios frente a las crecientes tensiones en la península de Corea.
Dunford visitaba ayer una base militar y asistía a maniobras del ejército chino. Mantuvo el martes un encuentro con el general Fang, en el que los dos jefes castrenses también firmaron un acuerdo para crear un nuevo mecanismo de comunicación entre las dos Fuerzas Armadas.
Con ese mecanismo se busca «reducir los malentendidos y mejorar la gestión de riesgos en el crecientemente complejo clima geopolítico de Asia», señaló el diario oficial China Daily.
La visita de Dunford, el militar a cargo de más alto rango que viaja a China desde la llegada a la presidencia de Donald Trump, llega una semana antes de que Estados Unidos y Corea del Sur celebren maniobras militares conjuntas que se teme podrían provocar una nueva escalada de tensión con Corea del Norte y desatar otra oleada de amenazas belicistas.