Perú y Bolivia acordaron luchar contra el narcotráfico, el crimen organizado, el tráfico de armas y la trata de personas, tras la reunión del III Gabinete Ministerial Binacional que se desarrolló este viernes en Lima.
En la declaración, ambos países se comprometieron a «impulsar medidas para enfrentar las amenazas vinculadas a la delincuencia organizada, trata de personas, luchar contra el tráfico ilícito de drogas, el tráfico ilícito de armas, municiones, explosivos la extracción ilegal de madera y el tráfico ilícito de flora y fauna silvestres».
El documento de 28 puntos elaborado por los gabinetes ministeriales de Perú y Bolivia también destaca un acuerdo para facilitar el tránsito de personas y mercancías entre ambos países.
Reiteraron además el interés y voluntad de continuar trabajando en el proyecto de Corredor Ferroviario Bioceánico de Integración (CFBI), que permitirá optimizar la logística del comercio exterior en la región y en especial de Bolivia y Perú.
Ambos gobiernos destacaron para descontaminar el lago Titicaca, el más alto del mundo a más de 3.800 metros de altura que comparten ambos países, y de los ríos afectados por la minería ilegal.
El presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski consideró que el encuentro binacional fue fructífero y explicó que existen proyectos importantes para impulsar junto a Bolivia.
Por su parte, el mandatario boliviano Evo Morales, dijo que «estas reuniones son buenas» para solucionar los problemas sociales que afectan a las dos naciones.
Morales, quien llegó el jueves a Lima junto a su gabinete ministerial, dijo antes del inicio del encuentro que «trabajando conjuntamente en el tema de integración podemos atender a las familias abandonadas y olvidas por la historia».
Los presidentes sostuvieron una reunión en privado en la cancillería peruana antes del encuentro conjunto con sus gabinetes ministeriales en Palacio de Gobierno.
Kuczynski, un liberal promercado, y Morales, un socialista, protagonizaron su segunda reunión personal desde que en noviembre pasado se vieron por primera vez las caras en la ciudad boliviana de Sucre, con ocasión de una cita ministerial previa.