En horas de la madrugada del 24 de enero de 2018, ardieron en llamas las instalaciones del Centro Cultural Antu Quillén, ubicado sobre un hermoso mirador del Puerto Bonito del Lago Epuyén,Chubut.
Las pérdidas materiales son totales. El Centro Cultural, creado y dirigido por la Organización Comunitaria Antu Quillén conformada por vecinos de Epuyén, albergaba un nutrido espacio para la Diversidad Cultural, la difusión de temas relacionados con el Cuidado del Medio Ambiente, y el respeto por los Derechos Humanos, además de ofrecer a la venta productos de elaboración artesanal que permitían el sustento de varias Familias de Productores de Epuyén.
Un Centro Cultural es un lugar de encuentro y de arte. También se comían los mejores platos caseros de la zona. No había gaseosas: había jugos y cervezas artesanales.
Esas llamas, se llevaron no solo una construcción donde había muchas manos y huellas de toda clase de personas, sino también obras de arte irrecuperables. Cuadros pintados que no pueden volver a hacerse de la misma forma. Esculturas, obras de mosaiquismo, de telar y artesanías hechas con las más diversas técnicas que no tuvieron la posibilidad de embellecer cuerpos y casas de aquellos que hubieran decidido comprarlos.
Hoy mismo cruzamos un muchacho que tenía expuestas sus pinturas en el lugar. Para él, lo más doloroso no era perder esas obras, “que ya son una ofrenda al fuego” nos explicó, ahora pensaba mucho más en los equipos …. que tanto tiempo y esfuerzo había costado lograr : la computadora, la consola, amplificadores, etc.
Con cantidad de esfuerzo y dedicación seguro un día tengamos un nuevo Antu Quillén, uno que renazca de las cenizas. Sin embargo, el sentir de hoy, es el dolor en el corazón por la pura pérdida de un espacio irremplazable.
El Centro Cultural poseía una construcción en impecables condiciones de uso y mantenimiento. A finales de 2017 se habían realizado mejoras, entre ellas, la construcción de un mangrullo metálico que albergaba un tanque de agua de mil litros.
Se espera el resultado de las pericias para determinar si hubo intencionalidad ó se trata de otro extraño accidente en perjuicio del Pueblo que se produce en un marco social cada vez más tenso y que hoy ve incendiado el Corazón de una Gran Organización Social de la Cordillera Chubutense.
La pérdida de semejante espacio afecta no sólo a los productores que llevaban adelante el proyecto sino también a todas las personas, vecinos y visitantes que hacíamos uso de ese lugar único.
Habrá que reponerse de la conmoción y buscar la forma de reconstruir este y más espacios que como sociedad se creían ya ganados, pero que la adversa hostilidad de estos tiempos pone en jaque.
Por Gabriel