Tanto la delegación de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), y de la Universidad San Juan Bosco (UNPSJB), sufren la falta de los giros de fondos nacionales y el recorte presupuestario dispuestos desde el Gobierno Nacional.
Según Damián Barry, la sede no puede soportar 6 meses sin partidas de Nación. Ahora la salvó un envío de dos meses a último momento. “Estamos en situación similar a la UTN”.
El sistema universitario está plantando bandera en una lucha a brazo partido para poder salir de esta situación y recuperar la salida del país desde el punto de vista del desarrollo”. Lo dijo Damián Barry, delegado zonal de la Universidad Nacional de la Patagonia “San Juan Bosco” sede Puerto Madryn.
En la última semana, la comunidad educativa de la UNPSJB evidenció el ahogo financiero que entorpece el funcionamiento. “Estamos sufriendo entre 3 y 5 meses de gastos operativos que no bajan de Nación. Es muchísimo para las universidades nacionales”. En el caso de la Universidad Tecnológica Nacional “llegaron a no poder pagar la luz, nosotros estamos en una situación similar, al borde”.
El delegado fue categórico: “Ya tenemos estimado que el límite son cinco meses, al sexto mes tenemos que cerrar la Universidad”, advirtiendo que “estuvimos a punto de cerrar la Universidad y no abrir el segundo cuatrimestre”. No sucedió porque “Nación bajó un par de meses”. Eso otorgó oxígeno pero “no nos permite planificar. No sabemos cuándo van a bajar los fondos. Se agrava porque nuestro rector cada 15 días viaja a la Secretaría de Políticas Universitarias para ver cómo las universidades continúan. Es un desgaste porque en vez de cómo mejoramos la calidad educativa tenemos que estar viajando a Buenos Aires para saber cómo la universidad continúa abierta”.
El delegado sostuvo que “en Nación no hay una vocación de pensar que la educación superior es la salida al desarrollo de nuestro país”.
Sin la posibilidad de cubrir gastos básicos y sin poder planificar, se daña la calidad educativa que afectará el corto y mediano plazo a la Argentina. “Es impresionante el esfuerzo de los docentes y el personal de apoyo para que no se afecte la calidad, porque no la tenemos que resignar. Hacemos un esfuerzo enorme para mantenerlo”.
En Madryn la presencia de las universidades es clave para permitir el ascenso social mediante la educación. “Quienes más tienen mandan a sus hijos fuera de la ciudad. Nosotros educamos a la mitad de la población que queda en la ciudad y no entenderlo es hipotecar el futuro. Tenemos 1.500 alumnos y debemos tener 2.500 para formarse para el futuro”.
Los docentes tratan de revertir el “desaliento que hay en los jóvenes” que se plantean “para qué vas a estudiar. Es el problema más grave en que tenemos que luchar” dijo Barry. En los últimos años la matrícula creció pero “ante el mensaje de que no habrá trabajo y para qué te vas a formar, no habrá futuro. Los chicos lo sufren y debemos revertirlo y convencer a toda la población que la salida es formarse, porque cuanto mas conocimiento le pongamos a la producción mejor vamos a estar como país”.
El delegado descartó el arancelamiento porque hay una cultura muy fuerte en el país de la educación libre y gratuita. No obstante, Barry consideró que hay un mecanismo más sofisticado: “Si vienen empresas multinacionales y nos obligan a los investigadores y docentes universitarios a transmitirles nuestro conocimiento por 2.50 pesos, es una especie de arancelamiento. No debemos caer porque sería canjear nuestra capacidad de conocimiento para llevárselo. No hace falta que se vayan sino que nos pueden tener produciendo conocimiento con sueldos bajos para países extranjeros. Esta ecuación no cierra, debemos recuperar la producción de conocimiento nacional, invertirla en industrias nacionales y apostando a la producción argentina”.
Diario Jornada