Claudia Carrasco no tiene consuelo. Vive el dolor más profundo que una madre pueda vivir: la muerte de su hija. Es la mamá de Rosa Acuña. “Rosita”, como le decían sus amistades a la joven de 25 años cuyo cuerpo apareció calcinado en un descampado cercano al Parque Industrial de Trelew. Por el asesinato hay 4 detenidos. Tres mujeres y un hombre. A dos de las acusadas les otorgaron prisión domiciliaria, medida que fue repudiada tanto por la mamá de la víctima como por la familia. “Rosa era todo para mí, era un pedazo de pan. No voy a parar hasta que se haga justicia”.
Junto a su esposo Ricardo Acosta, padrastro de Rosa, habló con Jornada. Desconoce lo que pasó con su hija a ciencia cierta pero necesita saber la verdad y que la justicia actúe.
Autoridades policiales informaron que la chica habría muerto luego de una juntada durante la noche del sábado 1 de setiembre y la madrugada del domingo. El encuentro fue en una casa del barrio primera Junta, propiedad de la detenida Laura Vargas. Habría sido abusada. “Estoy segura que los responsables son esas personas que estuvieron con ella. Fue invitada por ellos. Seguramente le han tendido una cama”, deslizó la mujer.
Sobre el vínculo que tenía su hija con la detenida, Claudia aseguró que aparte de ser amigas, eran comadres. “Rosa se ofreció a ser la madrina de su hijo por una desagradable situación que había vivido”.
Su hija murió al otro día de su cumpleaños. El 30 de agosto había cumplido 25 años. Es además, mamá de un niño de 4 años que actualmente está al cuidado de su papá. “Mi hija era un pedazo de pan. En todo lo que podía ayudar al prójimo lo hacía. Ella trabajaba en un plan municipal. Quería a su cargo, la tenencia de su hijo, hacía todo para eso. Y estos perros la mataron”, deslizó sin consuelo.
Claudia empezó a buscar a su hija cuando la joven no le contestaba los mensajes. “Era raro que no atendiera el celular. Yo la llamaba y ella continuamente estaba, atendía. Esta vez no. De un día para otro no atendió más. El día de su cumpleaños la llamé y tampoco atendió. Eso me asustó. Yo quería preguntarle cómo estaba, cómo la había pasado”, recordó.
“No se comunicaba”Ante esta situación, “presentía que algo le había pasado. No era normal que no se comunicara conmigo” destacó. Asimismo y refiriéndose a una de las detenidas por el caso, (Vargas) aseguró que “en dos oportunidades la vi en su casa. Rosa le cocinó para que comiera algo. A otra de las detenidas también la conozco de chiquita. Jamás pensé que podrían llegar a hacer una cosa así”.
El dolor de Claudia es indescriptible. “Mi vida cambió totalmente. Me sacaron un pedazo de mi corazón. Espero que se haga justicia. Me enteré que era ella porque con mi hijo escuchamos que habían encontrado un cuerpo y todo coincidía. Le repetí: Rosita no me atiende. Fuimos a hacer la denuncia. Coincidía con ese cadáver. Todo, fecha, hora.., todo”.
Calificó a su hija como “una buena persona”. Y reiteró “me la mataron. Pero todo se paga en la vida. Rosa era todo para mí. En cada situación en que veía que podía, ayudaba a las personas”.
“Que se haga justicia”Reiteró una y otra vez: “Que se haga justicia. No voy a parar hasta ver a las asesinas tras las rejas y no en su casa como en estos momentos. Estuvo muy mal el juez que autorizó que se vayan de la cárcel. Ellas cómodas en su casa y nosotros sufriendo”.
“No tienen derecho”“Tengo mucha gente que me está acompañando. Son personas que la conocieron, que saben lo que era ella. Unas asesinas le quitaron la vida. No tienen derecho. Laura Vargas mintió. Dijo que no sabía leer y escribir y ella misma le mandaba mensajes. Le escribía. Son comadres” reiteró.
Para finalizar, Claudia volvió a pedir celeridad para la resolución del caso. Que se sepa lo que sucedió con su hija y que los responsables “paguen por lo que hicieron”. Una vez más, un caso que conmociona a la ciudad de Trelew .
Diario Jornada